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La muerte asistida es realidad en California

Luego de que fue aprobada la medida conocida como derecho a morir, Debbie Ziegler sostiene la foto de su hija, Brittany Maynard, de 29 años, que decidió mudarse a Oregon, para poder terminar con su propia vida de manera legal.

Luego de que fue aprobada la medida conocida como derecho a morir, Debbie Ziegler sostiene la foto de su hija, Brittany Maynard, de 29 años, que decidió mudarse a Oregon, para poder terminar con su propia vida de manera legal.

(ich Pedroncelli / Associated Press)
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Atrapado en una serie de argumentos morales y eticos, el gobernador Jerry Brown, un ex seminarista jesuita, firmó el lunes una medida que permite a los médicos a prescribir dosis letales de medicamentos a pacientes con enfermedades terminales que deseen acelerar su muerte.

Aprobar el proyecto de ley, al parecer, fue una decisión muy complicada para el gobernador de 77 años de edad, quien en su juventud fue seminarista.

“Al final, reflexioné sobre lo que me gustaría que pasara en mi propio caso”, agregó Brown. “Yo no sé lo que haría si me estuviera muriendo de un dolor prolongado e insoportable. Estoy seguro, sin embargo, que sería un consuelo poder considerar las opciones que ofrece este proyecto de ley. Y yo no puedo negar ese derecho a los demás”.

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California se convierte asi en el quinto estado en permitir el llamado suicidio asistido, luego de Oregon, Washington, Montana y Vermont.

La nueva ley tiene como modelo el caso Oregon, que permite a los médicos ofrecer recetas letales a adultos mentalmente competentes que han sido diagnosticados con una enfermedad terminal y enfrentan la expectativa de que van a morir en un lapso de seis meses.

La acción del gobernador concluye con meses de debates y polémicas. Esta ley ha dividido profundamente a médicos, especialistas en ética, líderes religiosos y la mayoría demócrata en la Asamblea Legislativa.

“Abx2 15 no es un proyecto de ley cualquiera, es muy importante porque tiene que ver con la vida y la muerte”, escribió Brown en su mensaje al estampar su firma. “El tema importante aquí es si el estado de California debe continuar considerando como un delito que una persona quiera terminar su vida, cuando está sufriendo de un gran dolor”.

Brown dijo que leyó cuidadosamente las opiniones de dos de sus propios médicos, de un obispo católico y de personas que abogan por las personas con discapacidad, así como las súplicas de la familia de Brittany Maynard, una víctima del cáncer que se quitó la vida. Dijo que incluso recibió el aporte del arzobispo en retiro, Desmond Tutu.

“He considerado las perspectivas teológicas y religiosas que dicen que cualquier acortamiento deliberado de la vida, es un pecado ‘’, escribió.

La mayoría de los legisladores republicanos se opusieron al proyecto de ley por razones morales. Demócratas que votaron en contra de ella citaron opiniones religiosas o experiencias en el que miembros de sus propias familias recibieron diagnosticos de unos cuantos meses de vida, y vivieron muchos años más.

Los californianos han estado debatiendo dicha legislación al final de su vida durante más de dos décadas.

Los votantes del estado en 1992 rechazaron una propuesta más amplia que habría permitido a los médicos administrar inyecciones letales a los enfermos terminales.

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