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Exgerente del Coliseo de L.A. será condenado en un caso de corrupción que vincula a promotores de los reventones ‘raves’

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Seis años atrás, Todd DeStefano era un prometedor ejecutivo del Los Angeles Memorial Coliseum, el estadio construido en honor a los veteranos de la Primera Guerra Mundial que fue sede de dos Juegos Olímpicos.

Era una cuestión que prometía éxito si él y su jefe eran, de alguna manera, capaces de atraer a la NFL de vuelta a L.A. Pero en lugar de celebrar el regreso de los Rams, el desacreditado exgerente, ahora de 43 años de edad, se enfrenta a seis meses de prisión al asumirse culpable de un delito grave por conflicto de intereses en un caso que los fiscales han descrito como un amplio escándalo de corrupción. También ha acordado pagar $500,000 en restitución al condado.

DeStefano se presentó este martes en los tribunales y un juez retrasó su sentencia para el 6 de septiembre, de modo que la corte pueda recibir un informe del Departamento de Libertad Condicional del condado.

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El caso también implicó a uno de los líderes más prominentes del país en la industria de los festivales de música electrónica, el fundador de Insomniac, Pasquale Rotella, de 41 años de edad, y obligó a la firma Electric Daisy Carnival a retirarse de Los Ángeles y trasladarse a Las Vegas. Los fanáticos de las fiestas electrónicas han defendido a Rotella, a quien se definió como “un valiente líder” en un sitio web especializado en el género, y quien aún maneja Insomniac como una subsidiaria de Live Nation, el gigante de los conciertos.

En el centro de la controversia se erige la batalla continua para legitimar las raves -que se iniciaron como fiestas llenas de Ecstasy ambientadas en almacenes o en el desierto- y permitirles su realización en lugares importantes, en un marco de maratones de música electrónica. Estos eventos son un gran negocio; Live Nation ha pregonado que Electric Daisy Carnival es un exitoso fabricante de ingresos.

Los fiscales del condado de Los Ángeles, en tanto, describieron las prácticas comerciales de las empresas de fiestas electrónicas como ilegales, sostenidas a expensas de la salud y la seguridad pública, y que han defraudado a los contribuyentes por millones de dólares.

En un auto de procesamiento dictado hace cuatro años, DeStefano fue acusado de jugar un papel clave en un esquema de soborno y malversación de fondos, en el cual se desviaron más de $2 millones de los contribuyentes -propietarios del Coliseum- hacia sus bolsillos o los de la compañía que controlaba.

La porción más significativa del dinero robado -$1.89 millones- provino de la empresa de Rotella y de otra firma, según los documentos judiciales. Las raves organizadas por dichas compañías en las instalaciones del Coliseum fueron atacadas por la opinión pública luego de que Sasha Rodriguez, de 15 años de edad, muriera por una sobredosis de Ecstasy luego de asistir al Electric Daisy Carnival, en 2010.

Los fiscales llamaron a DeStefano “un informante” de las compañías de raves, alegando que “argumentó enérgicamente” para que obtuvieran descuentos en la renta del lugar y les ahorró “importantes sumas de dinero” a cambio de los pagos. También afirmaron que DeStefano era “un topo”, que proporcionaba información privilegiada a los promotores y trataba de persuadir a los comisionados del Coliseum para que siguieran albergando los festivales de música electrónica, aun después de la muerte de Sasha.

Los fiscales acusaron al exgerente por malversación de un mínimo de $240,000, al engañar a las compañías para que hicieran pagos a su propia empresa, “inteligentemente llamada ‘Los Angeles Coliseum Events’”, en lugar de a la agencia gubernamental que gestiona el sitio.

DeStefano fue acusado de engañar a empresas como Coca-Cola y DreamWorks para que emitieran cheques pagaderos a su empresa personal en lugar de al Coliseum, indican los documentos de la corte. Esos pagos, y la existencia de su empresa paralela, se mantuvieron en secreto a la opinión pública hasta que L.A. Times, a comienzos de 2011, comenzó a publicar noticias que detallaban los nexos del exgerente con las compañías de fiestas electrónicas, y otras irregularidades financieras.

En una entrevista con este medio, DeStefano reconoció que trabajaba al mismo tiempo para el Coliseum y para la compañía de Rotella, pero declaró en ese entonces que “no había conflicto de intereses” y dijo que no había hecho nada malo.

De haber aceptado un juicio, como se esperaba este mes, DeStefano podría haberse enfrentado a 10 años en prisión, en caso de ser condenado por todos los cargos. Los fiscales, sin embargo, decidieron resolver el caso con un acuerdo cuando la jueza Kathleen Kennedy, del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, reprendió a la oficina del fiscal de distrito por su mal manejo de las pruebas en repetidas ocasiones.

Los dos hombres a cargo de las empresas de raves, Rotella y Reza Gerami, de Go Ventures, también negociaron acuerdos con los fiscales. Ambos podrían haber enfrentado seis o siete años de cárcel, pero en lugar de ello no refutaron un cargo menor de conflicto de intereses, y no serán condenados con prisión. Rotella acordó pagar $150,000 para el condado, y Gerami, por su parte, $30,000; ambos fueron puestos en libertad condicional.

En total, los fiscales sostuvieron que la pérdida total del Coliseum por los presuntos delitos ascendió a más de $2,5 millones, según registros de la corte. La oficina del fiscal de distrito señaló que los acusados habían acordado pagar más de $1 millón a los contribuyentes del estado. “La resolución de este caso dio lugar a que se considere a los acusados como responsables de sus acciones”, señaló en un comunicado la fiscal de distrito Jackie Lacey, a comienzos de este mes.

Pero la madre de Sasha, Grace Rodriguez, afirmó en una entrevista que estaba desilusionada por los acuerdos con los promotores, que ahora no irán a la cárcel. “Todos sabían qué estaba ocurriendo y arreglaron muy en secreto”, expresó. “Creo que todos ellos deberían ir presos”. La mujer cree que los acusados sabían que los asistentes usan drogas en sus eventos; algunos de los cuales luego mueren a consecuencia de ello. “Ellos saben exactamente lo que ocurre allí cada año; alguien siempre muere”, aseguró.

Conforme las entrevistas y la revisión de los registros del forense realizada por este periódico, ha habido al menos 25 muertes confirmadas por uso de drogas a nivel nacional desde 2006, entre asistentes a raves organizadas por tres empresas del área de L.A.: Go Ventures, Insomniac y Hard -estas dos últimas subsidiarias de Live Nation-. Doce personas han muerto en el sur de California -cuatro en el condado de San Bernardino y ocho en el de L.A.-, y seis en el área de Las Vegas.

Rodriguez cree que las autoridades deberían prohibir las fiestas electrónicas, y que los predios deberían dejar de albergarlas. “Cada vez que leo que alguien muere, es desgarrador para mí”, aseguró. “Me siento tan mal por ellos, porque sé que se podría haber prevenido”.

Las declaraciones de este mes dejan sólo a dos acusados con cargos en el caso. El exgerente de tecnología del Coliseum, Leopold Caudillo Jr., quien se espera que vaya a juicio, deberá presentarse a su próxima audiencia en la corte el 18 de noviembre. Un excontratista de limpieza, Tony Estrada, está prófugo. Patrick Lynch, el exgerente general del Coliseum, se declaró culpable del conflicto de intereses en 2012 y recibió tres años de libertad condicional. Lynch accedió a pagar al condado $338,000; la suma por la cual fue acusado de recibir sobornos por parte de Estrada.

Traducción: Valeria Agis

Si desea leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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