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Esto es el cambio climático: En Alaska los aldeanos ven cómo su isla es tragada por el mar

Kivalina, Alaska, en el año 2007. La barrera de arrecifes que Kivalina llama su hogar se hace más y más pequeña con cada tormenta.

Kivalina, Alaska, en el año 2007. La barrera de arrecifes que Kivalina llama su hogar se hace más y más pequeña con cada tormenta.

(Don Bartletti / Los Angeles Times)
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Esto es como se ve, de cerca y en persona, el cambio climático.

En este pueblo de 403 habitantes, localizado a 83 millas por encima del Círculo Polar Ártico, las playas están desapareciendo, el hielo se está derritiendo, las temperaturas se están elevando y la barrera de arrecifes que Kivalina llama su hogar, se hace más y más pequeña con cada tormenta.

No hay espacio para construir casas para los residentes vivos. Los muertos ahora son enviados al continente para que el océano no invada sus tumbas. La mayoría de las personas que se encuentran aquí están de acuerdo en que el pueblo debe ser reubicado; dónde, cuándo y quién pagará por ello son las grandes preguntas. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército calcula que Kivalina estará bajo agua en la próxima década.

Debido a que son contados los días que le restan a la ciudad sobre el borde del mar de Chukchi, no se ha invertido dinero para mejorar la vida de los residentes. El ochenta por ciento de los hogares no tienen inodoro. La mayoría de los habitantes utilizan baldes de miel casera — un recipiente forrado con una bolsa de basura, coronado con un asiento de inodoro.

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Los residentes acarrean agua de tanques que se encuentran en el centro de la ciudad, 25 centavos por cinco galones. La escuela está sobrepoblada. Aun así, las calles sin pavimentar están llenas de las risas de los niños, el zumbido de los vehículos todo terreno y el silbido del viento.

A principios de este verano, el personal de la Casa Blanca revisó la estrecha isla con forma de apóstrofe para ver si el presidente Obama podía llegar aquí durante su visita de esta semana al Ártico -- la primera visita realizada por un ocupante de la Casa Blanca. Como mínimo, el Presidente está programado para visitar Kotzebue, localizado a menos de 100 millas de distancia, el corazón de la Municipalidad del Noroeste Ártico de Alaska.

Obama tiene grandes esperanzas para abordar el cambio climático durante el tiempo restante que le queda en su cargo. El viaje a Alaska es parte de una gira sobre el calentamiento global. Para finales de septiembre, hablará en Washington con el Papa Francisco sobre temas ambientales, y en noviembre asistirá a París a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

El viaje a Alaska es parte de un esfuerzo para “hablar abiertamente, honestamente y con frecuencia sobre cómo el cambio climático ya está afectando las vidas de los estadounidenses y la fortaleza y la salud de nuestra economía”, dijo Brian Deese, asesor senior de la Casa Blanca.

Los residentes de Alaska, dijo Obama el sábado en su discurso semanal, ya están viviendo con los efectos del cambio climático: “Incendios forestales más frecuentes y extensos. Grandes marejadas ciclónicas mientras el hielo marino se derrite más rápidamente. La erosión costera más rápida del mundo -- en algunos lugares, más de 3 pies por año”.

“Los glaciares de Alaska también se están derritiendo más rápido”, dijo, “amenazando el turismo y añadiendo al alza del nivel del mar. Y si no hacemos nada, se prevé que las temperaturas de Alaska aumenten entre seis y 12 grados para finales del siglo, cambiando todo tipo de industrias para siempre”.

Aunque Obama considera a este estado como el ejemplo modelo de los Estados Unidos para el cambio climático, algunos residentes de Alaska no están de acuerdo. Están contentos porque el Presidente acordó permitir una limitada exploración submarina de petróleo. Quieren más acceso a los enormes recursos naturales del estado. Y son desconfiados de un líder que considera a su hogar como un área de desastre por el calentamiento global.

El gobernador Bill Walker, que se reunirá con Obama durante su visita a la Última Frontera, dijo que quiere que el Presidente apoye una tubería de gas natural y permita la perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.

Pero sobre todo, el gobernador independiente dijo en una conferencia de prensa realizada el martes, que no quiere que los 48 estados continentales logren sus objetivos ambientales gracias al esfuerzo de los residentes de Alaska al impedir el acceso a los recursos naturales.

“Probablemente tenemos la más pequeña huella contaminante per cápita de la nación, si no es que del mundo, sobre el impacto al cambio climático”, dijo Walker. “Tenemos algunos impactos, no hay duda, pero... Voy a hablar mucho sobre el cambio climático económico que estamos experimentando hoy en día. Eso es lo que realmente va a ser mi enfoque con el Presidente”.

Shelby Adams tiene un mensaje diferente para Obama. Es decir, si es que tiene la oportunidad de hablar con él cuando viaje más de 3,600 millas para ver el Ártico con sus propios ojos. Shelby, quien acaba de cumplir 13 años de edad, ha vivido en Kivalina toda su vida, y ama profundamente a su isla natal.

“Es donde crecí, en donde todos los que conozco están”, dijo cinco días antes de que Obama estaba programado para aterrizar en Kotzebue. “Necesitamos reubicarnos porque el océano está consumiendo lentamente a nuestra isla”.

Shelby estaba en cuarto grado cuando gran parte de Kivalina se vio obligada a evacuar durante una feroz tormenta que se produjo en el 2011. Ella y su familia estaban en uno de los pocos aviones que logró llegar al continente antes de que las condiciones de vuelo se hicieran demasiado peligrosas. Todos los demás se refugiaron en la escuela, el punto más alto en la isla casi plana.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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