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En medio de la violencia de la familia Farook, los hermanos eran polos opuestos

Syed Farook, padre de uno de los tiradores de San Bernardino, llega a casa entre un enjambre de medios de comunicación en Corona, California. ()

Syed Farook, padre de uno de los tiradores de San Bernardino, llega a casa entre un enjambre de medios de comunicación en Corona, California. ()

(Marcus Yam / Los Angeles Times)
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Los hermanos eran polos opuestos.

Syed Raheel Farook era el extrovertido —escandaloso y sociable con un aire de despreocupación—. Quienes lo conocían dicen que él prefiría ser más relajado cuando se trataba de religión. Él lsiempre dijo que “no estaba metido en el Islam”, salía con una joven no musulmana, y asistía a una mezquita local básicamente para complacer a su familia.

Después de graduarse de La Sierra High en Riverside, se unió a la Naval y recibió medallas por su servicio en la “Guerra Global contra el Terrorismo”.

Su hermano dos años menor era de voz suave y reservado. Syed Rizwan Farook tenía una reputación de ser agradable, pero introvertido. Disfrutaba de arreglar carros viejos y jugar básquetbol. Se unió al Club Musulmán en la escuela, se memorizó el Corán y era en apariencia devoto.

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Hace años, alguna vez se puso furioso cuando su hermano —todavía con el pelo mojado tras salir de la ducha— pidió unos minutos más para alistarse antes de ir a rezar.

“Rizwan estaba gritando y maldiciendo”, recordó Shakib Ahmed, de 32 años, quien estaba en la casa ese día y asistía a la misma mezquita. “Raheel solamente dijo, ‘Está bien, está bien’, como si nada pasara. Él era relajado”.

Aunque más jóven, “Rizwan era como el jefe”, dice Ahmed.

La familia Farook era de origen humilde. Inmigrantes paquistanís, los padres llegaron a Chicago, donde Syed Rizwan Farook nació. Después de mudarse al Inland Empire, el padre trabajó como conductor de camión, mientras la madre era una empleada en el Centro Médico Kaiser Permanente de Riverside.

Los vecinos recuerdan que la familia tenía pollos, gallos y cabras en su propiedad. Mientras criaban a cuatro niños, la pareja se declaró en bancarrota en 2002.

La vida en casa era turbulenta. En expedientes judiciales, Rafia Farook detalló una violenta historia matrimonial en la que sus niños a menudo tenían que intervenir.

En 2006 presentó una demanda de divorcio; ella dijo que su marido era abusivo física y verbalmente. Ella se refería a él como un alcohólico negligente y dijo que su hostilidad la había forzado a ella y sus niños a mudarse.

Más tarde, en múltiples solicitudes para protección de violencia doméstica, la madre detalló el maltrato del que era víctima y que sus niños atestiguaban: su marido -también llamado Syed- había dejado caer una TV sobre ella mientras estaba embriagado. En otra ocasión, la empujó contra un carro.

“Dentro de la casa trataba de golpearme. Mi hija intervino para salvarme”, dijo ella sobre uno de los incidentes.

También dijo que su marido era suicida y describió un incidente de febrero de 2008 cuando amenazó con matarse. Ella llamó al hermano de su marido en Chicago, que notificó a la policía local. Ellos alertaron a las autoridades de Riverside, que llegaron a la casa. Su marido fue llevado a un hospital del condado por un lapso de observación de 72 horas, cuenta ella.

Un vecino dijo que los Farook eran reservados. Si había peleas, eso sucedía a puertas cerradas, dijo Rosie Aguirre. La madre parecía ser la jefa de la familia.

” Mandona, por decir lo menos”, dijo Aguirre, que ha vivido en el vecindario durante dos décadas.

Trabajando medio tiempo en el hospital por $16 la hora, Rafia Farook buscó la custodia de la hija adolescente de la pareja, Eba. Ella propuso que su hijo Syed Rizwan Farook supervisara futuras visitas entre su marido e hija.

En abril de 2008, Rafia Farook detuvo los trámites de divorcio. Pero un mes más tarde, presentó una petición para una separación legal, citando diferencias irreconciliables. Su marido, según lo que ella dijo en documentos ante la corte, no había mantenido un trabajo estable “por mucho tiempo”. Ellos se divorciaron a principios de este año.

A pesar de ser testigo de un matrimonio inestable, Syed Rizwan Farook parecía decidido a sentar cabeza. Su perfil en un sitio en línea para encontrar pareja decía que buscaba a alguien que tomara en serio su fe como musulmán sunita. Él había estudiado la salud ambiental en Cal State San Bernardino y había tomado un trabajo con el condado. Él no bebía o fumaba y se estaba dejando crecer la barba.

Él trajo el año pasado a Tashfeen Malik a Estados Unidos con una visa de novia. Los miembros de la familia dijeron que no eran “muy cercanos” a la mujer de 29 años que había nacido en Paquistán y se había criado en Arabia Saudita. Ellos nunca le habían visto ni la cara, ya que Malik llevaba un niqab, que solo revelaba sus ojos.

“Estaba totalmente cubierta”, dijo uno de los abogados de la familia. “Solo la conocían como ‘la esposa de Syed’”.

A raíz del fatal acto terrorista que mató a 14 personas en el Centro Regional Inland, los Farook se han encontrado captando una cantidad extrema de atención y escrutinio. Los miembros de familia fueron detenidos durante horas —e interrogados acerca de su hijo y la actividad en redes sociales de su esposa, su afiliación con sectas religiosas, cambios de comportamiento y forma de vestir, y posible radicalización—. Agentes del FBI exigieron una lista de invitados de la boda de la pareja en Arabia Saudita, así como de su recepción local.

La noche de los disparos, el cuñado de Farook no entendía lo sucedido: “¿Por qué haría él algo así?”, preguntó.

La atención también se había dirigido al hermano de 30 años de Farook, cuya hermana de su esposa está casada con un amigo que compró las dos armas semiautomáticas que se usaron en el ataque. Tres días después del atentado, la policía fue llamada a la casa de Corona de Syed Raheel Farook, después de que una mujer reportó una perturbación doméstica. Un portavoz de la fiscalía del condado Riverside dijo que su oficina estaba revisando el caso.

Hasta unas pocas semanas antes del atentado, Syed Rizwan Farook con regularidad visitaba la casa de su hermano para cenas dominicales, dijo un vecino que vive dos puertas abajo. El padre de los hermanos se había movido con Syed Raheel Farook y a menudo cuidaba a su hijo.

“Él es realmente agradable, muy hablador”, dijo sobre el padre Brittani Adams, de 24 años.

Después del tiroteo, un periódico italiano publicó una historia que decía que el padre de Farook había dicho que su hijo de 28 años estaba de acuerdo con la ideología de los líderes del Estado Islámico y estaba “obsesionado” con Israel.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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