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Junto a Hillary Clinton, Julián Castro podría estar muy cerca de la vicepresidencia

Hillary Clinton, derecha, junto con el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Julián Castro, luego de ser presentada durante un acto de campaña en San Antonio.

Hillary Clinton, derecha, junto con el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Julián Castro, luego de ser presentada durante un acto de campaña en San Antonio.

(Eric Gay / Associated Press)
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Mientras hacía campaña para Hillary Clinton en el sureste de Iowa este domingo último, Julián Castro, una estrella en ascenso del partido demócrata, fue sorprendido por un dirigente sindical, quien le extendió la mano y le hizo un comentario en español.

“Escuché que Clinton podría elegirte como su vicepresidente”, le dijo José Pulido, quien representa a los trabajadores de un matadero de cerdos y ha ayudado a atraer a miles de latinos a esta pequeña ciudad que se extiende a ambos lados del helado río Des Moines.

Castro esbozó una amplia sonrisa. “¿Quién sabe?”, respondió, moviendo su cabeza. ¿Quién sabe...?

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Como secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, y exalcalde de San Antonio (Texas), las raíces étnicas de Castro, su historia de logros por mérito propio y su rápido ascenso en la política le han valido comparaciones con el presidente Obama. Frecuentemente se lo menciona como la posible elección de Clinton para vicepresidente, en caso de prevalecer como la candidata nominada por su partido.

En una especie de prueba de sus habilidades de campaña, Castro recorrió zonas suburbanas de Iowa en los días previos al caucus estatal del 1° de febrero próximo. Castro visitó varias ciudades pequeñas con creciente población latina, y advirtió a los votantes acerca de las graves consecuencias que podría traer una derrota de Clinton y el posible retorno del control republicano a la Casa Blanca.

“Definitivamente, no podemos darnos el lujo de entregar la presidencia al partido republicano”, aseguró Castro ante una multitud en Fairfield, su segunda parada del día. “¿Se imaginan qué ocurriría si tuviéramos al presidente de la Cámara de Representantes [Paul] Ryan, al líder de la mayoría en el Senado [Mitch] McConnell y al presidente Trump?”.

“Ya hemos visto lo que hicieron cuando tuvieron el poder”, agregó, en alusión a esa clase de personalidad impulsiva que los candidatos presidenciales buscan en sus compañeros de fórmula.

En los últimos meses, varios líderes latinos importantes, entre ellos el exsecretario de Vivienda Henry Cisneros, pidieron a Clinton que sume a Castro a su hipotética fórmula. El sábado último, la Cámara de Comercio Hispana emitió un documento formal de respaldo a Castro como candidato a vicepresidente, pese a no haber suscrito aún a ningún candidato concreto a la presidencia.

Los encuestadores y expertos coinciden en que cualquier fórmula presidencial se vería beneficiada con un latino cualificado, que ayudaría a ganar votos del sector demográfico de mayor crecimiento en el país. A sus 41 años de edad, Castro brindaría además un contraste generacional con los 68 años de Clinton.

En Iowa, el electorado latino, en rápida expansión, refleja lo que ocurre en Estados Unidos en su conjunto, donde un récord de 27.3 millones de latinos serán elegibles para votar este año. La población latina de este estado creció un 110% entre 2000 y 2014, y los latinos representan el 10% o más de los votantes habilitados en 11 de sus 99 condados.

El aumento de latinos en la sociedad estadounidense se refleja también en la historia de Castro, que él mismo repitió varias veces en Iowa.

Castro y su hermano gemelo, Joaquín, se criaron en San Antonio con su madre, una activista chicana, y su abuela, una inmigrante mexicana. Ambos se graduaron juntos de la Universidad de Stanford y de la Escuela de Derecho de Harvard, antes de lanzar sus carreras políticas paralelas.

Joaquín fue electo para la Legislatura de Texas, y es ahora un miembro demócrata del Congreso, en representación de parte de San Antonio.

Julián, quien nació un minuto antes que su hermano y bromea diciendo que es mayor –y más listo- que él, resultó electo a los 26 años para el Concejo de San Antonio, convirtiéndose así en la persona más joven en ocupar ese cargo. Luego ganó tres mandatos como alcalde, cuya iniciativa clave fue la aprobación de un aumento del impuesto sobre las ventas para ayudar a pagar una ampliación de la educación preescolar (Pre-K), parte de una ola de propuestas similares entre los demócratas de todo el país en los últimos años.

En 2014, el presidente Obama ofreció a Castro un puesto en su gabinete. Su breve mandato como secretario de Vivienda terminará cuando Obama deje el cargo, en un año.

Castro afirma que decidió apoyar a Clinton, en parte porque ella “tiene los lazos más profundos y el historial más largo de trabajo para la comunidad latina”, en alusión a sus tareas para registrar votantes latinos en el sur de Texas en la década de 1970.

Clinton ha dicho que “evaluará cuidadosamente” a Castro para un puesto en su campaña o administración. Otros de los nombres que flotan como posibles selecciones para vicepresidente incluyen al senador de Virginia Tim Kaine y al senador de Nueva Jersey Corey Booker. Ambos hicieron campaña en Iowa para Clinton durante este último fin de semana.

Por su parte, Castro se ha convertido en un experto en esquivar preguntas acerca de la vicepresidencia, afirmando que está enfocado en trabajar para que Clinton gane la nominación.

Aún hay mucho trabajo por delante. Aun cuando, el sábado pasado, Clinton ganó un codiciado respaldo del Des Moines Register, los sondeos muestran una ligera ventaja para el senador Bernie Sanders, en lo que se perfila como una batalla muy reñida en el estado.

Sanders y el contendiente demócrata que se ubica en el tercer puesto, Martin O’Malley, desafían a Clinton por el voto latino. El equipo de Sanders montó una oficina de campaña en una de las muchas tiendas vacías en Ottumwa y O’Malley visitó la ciudad el domingo por la noche.

Julián Castro saluda a la hermana Irene Muñoz, una voluntaria de Hillary Clinton, en un evento de campaña en Ottumwa, Iowa, este domingo.

(Kate Linthicum / Los Angeles Times)

Quien lidera los esfuerzos de campaña de Clinton para captar el voto latino es Irene Muñoz, una monja católica que ha visto el cambio de la ciudad en los últimos años, cuando muchos latinos llegaron allí y aceptaron empleos mal remunerados en la planta procesadora de carne de cerdo, en el extremo sur de la ciudad.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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