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El mortal tiroteo de la CHP volvió a poner en tela de juicio las políticas del uso de la fuerza

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Cuando dos agentes encubiertos de la Patrulla de Caminos de California (CHP) abrieron fuego contra un vehículo en movimiento en Fullerton, el pasado fin de semana, emplearon una táctica que las autoridades federales y los expertos policiales consideran peligrosa y que ha sido prohibida por los líderes de la policía en Los Ángeles, Nueva York y otras varias grandes ciudades de los EE.UU.

Los expertos policiales señalan que hay una sencilla razón por la cual muchas agencias prohiben a sus agentes disparar a vehículos en movimiento, aun cuando parezca que el conductor busca embestirlos: las armas de servicio de la policía difícilmente podrán detener a un vehículo que se mueve a alta velocidad, y disparar una ronda de balas sólo podría incrementar el peligro para los oficiales y transeúntes si el conductor recibe un disparo y se ve imposibilitado de controlar el coche.

“Sólo un tonto piensa que… una bala detendrá un vehículo de 3,800 libras. En realidad, nadie dispara al vehículo, sino al conductor”, afirmó Sid Heal, un comandante retirado del Sheriff de Los Ángeles y presidente de desarrollo de estrategia de la National Tactical Officers Association. “Entonces, lo más natural es pensar ¿qué ocurrirá si detienes al conductor? ¿Prevendría el ataque? Si no, es totalmente infructuoso”.

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Los oficiales encubiertos de la CHP, parte de un operativo más amplio para prevenir las carreras callejeras durante el fin de semana, monitoreaban una ‘distracción’ en la cual un grupo de camionetas realizaban derrapes peligrosos, el domingo por la noche en las afueras del mercado de Santa Fe Springs, señaló la policía.

Cuando los agentes uniformados se acercaron, Pedro Erik Villanueva, de 19 años y residente de Canoga Park, huyó de la zona en una camioneta Chevrolet Silverado roja a una velocidad cercana a los 90 mph, informó la CHP.

Los oficiales, a bordo de un vehículo sin distintivos, siguieron a Villanueva por varias millas hacia Fullerton e intentaron detenerlo en North Pritchard Avenue, una calle residencial sin salida, cerca de las 10:50 p.m. Villanueva hizo un giro en U y condujo hacia los oficiales, que abrieron fuego, según detalló la policía de Fullerton.

Villanueva murió en el lugar. Su acompañante, de 18 años de edad, recibió un disparo en el brazo, pero se espera que sobreviva. El pasajero no fue acusado de ningún delito, informó una vocera de la policía, quien se negó a revelar la identidad del herido.

De acuerdo con la política de la CHP, los oficiales están autorizados a emplear la fuerza letal para impedir un ataque con arma mortal, incluso en situaciones en las cuales un vehículo en movimiento se puede considerar como un arma.

La portavoz de la CHP declinó hacer comentarios acerca de por qué esta política difiere de las normas que rigen en otras agencias, y remitió más preguntas al Departamento de Policía de Fullerton, que está investigando el tiroteo junto con la oficina del fiscal del condado de Orange. Bajo esta ley, los oficiales están autorizados a utilizar la fuerza letal si creen que sus vidas, o las de otras personas, se encuentran bajo inminente amenaza.

Los oficiales que abrieron fuego no han sido identificados, y un vocero de la CHP no pudo precisar cuál era su estado actual dentro del departamento.

El lunes último, funcionarios de la CHP afirmaron que no estaba claro si Villanueva sabía que era seguido por agentes de policía. El auto sin distintivos no estaba equipado con una cámara de tablero debido a que los agentes trabajaban de encubierto.

Amigos de Villanueva cuestionaron la decisión de los oficiales de seguir al adolescente con un vehículo sin identificaciones; afirmaron que el joven no pudo haber sabido que era seguido por policías y, en cambio, sí pudo temer que le siguieran para robarle. “Si un auto me sigue, no está identificado, no tiene luces y no parece un coche de policía, yo tampoco me detendría”, señaló Mohammad Walid, de 18 años de edad, excompañero de clases de Villanueva en Chatsworth High School.

Walid dijo que la versión de la policía no coincide con el perfil de Villanueva que él conocía, un aficionado a la guitarra, con cara de niño y entusiasta del fútbol que siempre se mostró optimista. “Todo lo que él hacía me daba ganas de ser mejor”, aseguró Walid.

La decisión de los oficiales de disparar contra un automóvil en movimiento también fue criticada por los expertos en el tema, quienes señalaron que muchas agencias de policía, entre ellas las de San Francisco, Chicago y Denver, prohiben a los agentes disparar a vehículos en movimiento y que se dirigen hacia ellos. La mayoría de estas agencias dan instrucciones a los oficiales de apartarse del vehículo, a menos que quienes estén en su interior intenten emplear otra fuerza letal contra ellos, tales como armas.

Chuck Wexler, director ejecutivo del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía, con sede en Washington D.C., señaló que los tiroteos como el de Fullerton son considerados poco sólidos desde la década de 1970, y afirmó que los expertos revisaron los méritos de abrir fuego a vehículos en movimiento después de un análisis, en 1972, a los tiroteos efectuados por policías de Nueva York. El estudio halló que un alto porcentaje de incidentes habían sido disparos contra vehículos. El cambio ayudó a mantener más seguros tanto a oficiales como a sospechosos. “Tenemos 44 años de valiosa evidencia de la ciudad de Nueva York acerca de esta política, que irrefutablemente reduce lesiones en los oficiales y heridas o muertes de los sospechosos”, señaló.

El Departamento de Justicia de los EE.UU. también ha aconsejado a las agencias de policía no disparar contra vehículos en marcha, incluso cuando un sospechoso conduce hacia un oficial. “En primer lugar, es difícil disparar con precisión a un auto en marcha. Las balas perdidas pueden herir a transeúntes u otras personas dentro del vehículo. En segundo lugar, si el conductor queda malherido por el disparo, el coche puede quedar sin control, lo cual es potencialmente más peligroso”, escribió la agencia en un sumario de 2014 por una investigación del uso de la fuerza del Departamento de Policía de Cleveland.

Algunas agencias de policía, sin embargo, no permiten que los agentes disparen a vehículos en movimiento. Aunque el Departamento de Justicia de California advierte que este tipo de disparos “son raramente efectivos” y sugiere que los oficiales deben apartarse de los vehículos en marcha, la policía asegura que la intención no es impedir el uso de la fuerza letal de los policías “cuando se percibe razonablemente que el vehículo está siendo utilizado como un arma”.

La política del Departamento de Policía de San Diego se asemeja a la normativa del estado. El Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles no prohíbe expresamente que los agentes disparen a vehículos en marcha cuando se los emplea para atacar, pero el capitán Christopher Reed, vocero de la agencia, afirmó que el departamento prefiere que los oficiales se cubran en lugar de disparar. Esta política está actualmente bajo revisión, adelantó Reed.

Las normativas que prohiben a los oficiales efectuar disparos a vehículos en movimiento han sido duramente criticadas por otros expertos de la fuerza. David G. Bolgiano, un expolicía de Baltimore quien ahora trabaja como abogado especializado en casos de uso de fuerza, coescribió un artículo donde denominó a este tipo de políticas como “totalmente fuera de contacto con la realidad de los ataques mortíferos a policías o a ciudadanos inocentes”. “Esto ignora lo que debería ser obvio: un vehículo de 4,000 libras usado como un instrumento de ataque o arma posee muchas veces más potencia que cualquier pistola o rifle”, escribió Bolgiano en su documento, realizado en conjunto con otro abogado, Douglas R. Mitchell. “Entonces, ¿por qué debería impedírsele a un oficial que dispare contra un sospechoso que intenta atropellarlo o lastimar a otro inocente?”, se preguntan.

Heal, el comandante retirado del Sheriff de L.A., afirma que esa línea de pensamiento asume que disparar al conductor evitaría un accidente. “Todo lo que haces si disparas es tomar un misil dirigido y convertirlo en un misil sin dirección”, señaló. “Disparar no detiene el vehículo”.

Aunque las dudas acerca de las tácticas de los oficiales siguen en danza, los amigos de Villanueva intentan comprender cómo el adolescente delgado y de ojos grandes terminó asesinado en manos de la policía.

Maxwell Zarifian, quien también jugaba al fútbol con él en la secundaria, lo recordó como un compañero de equipo amable, quien a menudo se quedaba hasta tarde para ayudar a otros jugadores a practicar sus tiros. El perfil de Facebook de Villanueva está lleno de fotos del joven, sentado en la camioneta roja que conducía el domingo por la noche, pero sus amigos esperan recordarlo por otras muchas cuestiones antes que por su posible participación en una carrera callejera.

El muchacho parecía siempre alegre, incluso cuando se hablaba de problemas en su casa o cuando el dinero escaseaba, señaló Zarifian, quien afirmó no poder creer que Villanueva quisiera atacar intencionalmente a un oficial de policía. “Pedro no habría huido de la policía con su camioneta si hubiera sabido que eran oficiales”, aseguró. “¿Qué se suponía que hiciera si no sabía lo que estaba ocurriendo?”, concluyó.

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