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El drama navideño de los tamales: cuando la masa no sirve y las familias tienen que improvisar

Decenas de clientes esperan en línea en el mercado Amapola en Downey, en busca de los reembolsos y las explicaciones de por qué sus tamales n, arruina se cocieron y arruinaron su tradicional comida de navidad.

Decenas de clientes esperan en línea en el mercado Amapola en Downey, en busca de los reembolsos y las explicaciones de por qué sus tamales n, arruina se cocieron y arruinaron su tradicional comida de navidad.

(Gary Coronado / Los Angeles Times)
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En el mercado Amapola de Downey, cientos de personas hicieron cola durante horas la semana pasada para comprar la famosa masa para tamales, pieza central de la cena navideña de muchas familias latinas.

Los fieles clientes del mercado llegan todos los años de diferentes partes del condado para llevarse 30 o 40 libras de masa. Muchos utilizan parte de sus vacaciones para hacer todo un ritual culinario que culmina en la cocción de los tamales para delicia de toda la familia.

Pero este año, el ritual se convirtió en un caos, y muchos luchaban para obtener los números de teléfono de sus médicos, y otros tuvieron que disculparse con sus invitados por no haber tenido los tamales a tiempo.

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En la casa de María Coronado, tuvieron que improvisar espaguetis y nachos para los decenas de invitados que tenían. Los tamales simplemente no se cocieron y su marido se sentía tan mal del estómago, que tuvieron que salir a buscar un médico.

“No pudimos tener nuestra cena de Navidad”, dijo Coronado, de 51 años, quien ha comprado la masa en los mercados Amapola durante 30 años y siempre ha considerado su masa como excelente, por lo que bien valía la pena conducir desde su casa en Riverside.

María estaba de regreso en la línea el lunes, en espera de un reembolso de $143, una línea en la que muchos se quejaron de calambres en estómago, fiebre, y náuseas y una Navidad echada a perder.

“Estamos devastados”, dijo Carlos Galván Jr., vicepresidente y director financiero de la compañía. “No estamos del todo seguros de lo que ocurrió”.

Galván, cuyo abuelo comenzó la cadena de mercados en el año 1961, dijo que el problema para estar en el suministro de 120,000 libras de maíz que no estaba en buen estado. Galvan se negó a proporcionar el nombre del proveedor.

“Sabemos que hemos perdido una gran cantidad de clientes,” dijo Galván. “La única manera de enfrentar esto es de frente”.

dijo que la compañía reembolsará a los clientes no sólo el dinero gastado en en la masa, sino también lo que gastaron otros artículos utilizados en la comida.

La escena en Downey era semi-caótica lunes por la mañana, ya que la línea para los reembolsos se extendía alrededor del edificio y por el estacionamiento. La policía fue llamada para mantener el orden.

A finales de la mañana, algunos dijeron que habían estado esperando durante tres horas. Un representante de la compañía respondió las preguntas de sus clientes enojados.

Muchas de las personas en la fila eran leales clientes de toda la vida, de Amapola, y eran comunes las historias de personas que habían manejado de todo el sur de California para comprar la masa.

“La Navidad se arruinó. Para los mexicanos, los tamales son muy importantes”, dijo Kathy Moreno, de 33 años y residente de Downey, quien compró 35 libras de masa la semana. “Hemos venido aquí durante 25 años.” Dijo que sí espera volver, pero “me va a tomar un tiempo recuperar la confianza”.

Janessa Sandoval, de 28 años, de Bellflower, dijo que su abuela siempre hacia los tamales en Navidad, pero esta vez no los hizo por su avanzada edad, por lo que a ella le toco hacerlos esta vez, y dijo que se sintió frustrada al ver que no se cocían, y pensó que era su culpa.

“Me dijo mi abuela: ‘Janessa, no es tu culpa’”, dijo. “Acabo de ver en la televisión que hubo un problema con la masa”.

Esther Cervantes, de 44 años, de Bell Gardens, dijo que ha estado comprando sus tamales aquí durante años. Esta vez, dijo, su hija de 8 años de edad, vomitó. Y sus sobrinas, que llegaron a visitarla de Corona, se quedaron con hambre.

“Mis sobrinas se regresaron a su casa en Corona sin cenar, y me sentí muy mal”, dijo. “No tenía nada más que ofrecerles. No se puede salir a comprar pizza a esa hora”.

María Quezada, de 63 años, había comprado 80 libras de masa para una gran fiesta de Navidad donde también iba a celebrar los 70 años de su marido.

Ella noto que algo estaba mal cuando se dio cuenta que el primer lote – de tamales de chile y queso, tenía la consistencia de gelatina después de una hora y 20 minutos. Entonces puso la masa en el garaje. Por suerte, ella tenía un buen pedazo de carne, que convirtió en barbacoa.

“Tengo 37 sobrinos y sobrinas”, dijo Quezada. “Todos vinieron, y no pudieron comer mis famosos tamales”, dijo.

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