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El atacante en el tiroteo de la escuela de San Bernardino ya había amenazado a su esposa antes, afirmó la policía

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El atacante que este lunes disparó y mató a su esposa -de quien estaba separado-, a un estudiante y luego se quitó la vida a sí mismo en una escuela primaria de San Bernardino, ya había amenazado a su mujer, pero ella había tomado en serio las advertencias, según informó la policía.

El jefe de la policía de San Bernardino, Jarrod Burguan, afirmó en una conferencia de prensa realizada este martes que, poco antes del tiroteo en North Park Elementary School, la instructora de educación especial Karen Smith ya se había sentido preocupada por el comportamiento de su esposo, Cedric Anderson.

Smith y Anderson se habían casado hace apenas dos meses cuando ella abandonó la casa de la pareja, en Riverside, impulsada por las acusaciones de que su marido le había sido infiel, señaló Burguan.

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Smith, de 53 años de edad, pasó el mes siguiente con sus hijos adultos, en Moreno Valley y Riverside, mientras Anderson la contactaba en varias ocasiones tratando de persuadirla de que volviera a casa, explicó el jefe de policía. “Ella había mencionado que su comportamiento era extraño y que estaba preocupada, ya que él la había amenazad0”, detalló Burguan. Anderson había amenazado a su esposa en múltiples ocasiones pero no había mencionado específicamente que le dispararía, remarcó también.

Smith se resistió a mudarse de nuevo con su esposo, pero “no necesariamente tomó esas amenazas en serio”, expresó Burguan. “Pensó que él quería llamar la atención”.

Anderson efectuó 10 disparos con un revólver Smith & Wesson calibre 357 magnum en el interior de un aula de North Park, y se detuvo una vez para volver a cargar, explicó el policía. Las balas impactaron a su esposa y a dos niños que se encontraban junto a ella, antes de que Anderson se disparara a sí mismo. Solamente uno de los pequeños sobrevivió.

Burguan remarcó ante los reporteros que no hay verificación alguna respecto de la veracidad de la acusación de infidelidad.

Los colegas de Smith en North Park, donde ella trabajaba desde 2015, sólo sabían que la docente estaba recién casada. Ella no había mencionado nada respecto de su separación. “Con eficacia mantuvo su vida personal en privado”, afirmó Burguan. “Ambos eran adultos y tenían hijos adultos, por lo cual no había mucha gente involucrada en sus asuntos”.

Los empleados de la escuela no se dieron cuenta de que algo estaba mal cuando Anderson llegó al campus el lunes por la mañana. Las imágenes de la cámara de seguridad lo muestran caminando alrededor del perímetro de la escuela, tratando de abrir puertas que estaban cerradas, antes de entrar a la recepción para registrarse, informó Dale Marsden, superintendente del Distrito Escolar Unificado de la Ciudad de San Bernardino.

Un empleado de la escuela reconoció al hombre como el esposo de Smith, precisó Marsden, y después de pedirle que se registrara le permitió caminar sólo hacia su clase, lo cual no es inusual para los familiares de los maestros y otros empleados, explicó. “No sabían nada acerca de la crisis en la que se encontraban”, dijo Marsden. “No hubo ninguna indicación para nadie de que existiera una amenaza potencial”.

Smith murió en la escena. Jonathan Martínez, de 8 años de edad, fue llevado en helicóptero a un hospital y murió antes de entrar a cirugía.

Un niño de 9 años que resultó herido por los disparos y que se encuentra en el Centro Médico de Loma Linda se encontraba el martes por la mañana en estado grave. Las autoridades no han publicado su nombre.

Marsden informó que los consejeros se reunieron este martes con los padres de Jonathan, quien tenía síndrome de Williams, un desorden congénito raro.

El lunes por la noche, cientos de personas se reunieron en una iglesia católica de San Bernardino, para lamentar las víctimas.

“A veces lo único que podemos hacer es llorar. Y hoy es el día para hacerlo”, afirmó el obispo Gerald Barnes, de la Diócesis de San Bernardino. “Nos levantaremos una vez más, seguiremos adelante, nos fortaleceremos. Pero hoy es el día para llorar porque hemos llegado a este punto”.

La multitud se acercó de todas partes de San Bernardino. En ella había estudiantes que habían sido evacuados de la escuela; padres de familia, maestros y voluntarios que habían acudido por la tarde a Cajon High School para ofrecer ayuda; y residentes de la ciudad, quienes habían visto otra tragedia local, emitida en vivo por televisión.

Barnes recordó el horror vivido durante el día, mientras pidió a los allí reunidos mirar siempre hacia el bien. “Ver los ojos de los padres llenos de terror y ansiedad, esperando saber cómo estaban sus hijos; ver a los niños corriendo hacia sus padres; ver los abrazos… Uno no puede siquiera imaginar cómo fue eso”, afirmó. “Hay bondad allí. Hay belleza allí... pero lloramos, porque se han perdido vidas inocentes”.

Marsden ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas.

“Queremos que sepan que nuestros corazones están rotos como los suyos, y también tenemos los ojos puestos sobre ustedes y sobre todos, mientras iniciamos el primer paso hacia nuestra sanación conjunta”.

El alcalde R. Carey Davis aseguró que el tiroteo había afectado a los residentes más vulnerables de la ciudad, los niños.

“Lamento que nuestros estudiantes, padres y profesores hayan sufrido estos acontecimientos”, dijo. “Pero encuentro consuelo en unirme con ustedes en oración y esperanza para las familias afectadas”.

Más tarde, después de que un grupo de dolientes se reuniera brevemente afuera, portando velas y ofreciendo más oraciones, Marsden instó a los padres de familia a hablar con sus hijos sobre lo que había ocurrido el lunes.

“Debemos hablar con ellos, necesitamos permitir que cuenten sus historias y más de una vez”, dijo

El martes había consejeros de duelo disponibles el martes para apoyar a los estudiantes, padres de familia y el persona.

“Como resultado de esta tragedia, North Park Elementary estará cerrada el martes y miércoles, y la escuela secundaria Del Vallejo Middle School funcionará ambos días como un lugar temporal para brindar servicios de asesoramiento y apoyo para estudiantes, padres de familia y miembros del personal de North Park, martes y miércoles”, informó en un comuncado el distrito escolar .

El distrito intentó tranquilizar a los padres preocupados por la seguridad en la escuela, diciendo que estaba tomando “precauciones adicionales para garantizar que todas nuestras escuelas sean seguras”.

El atacante, un residente de Riverside, de 53 años de edad, tenía antecedentes penales, incluyendo cargos por armas de fuego y “un pasado de violencia domestica” que precedía a su relación con Smith, Burguan informó a los reporteros.

Los registros del Tribunal Superior del Condado Los Ángeles muestran que en julio de 2013 Anderson fue acusado por agresión y lesiones, por blandir un arma de fuego y perturbar la paz.

El teniente de la policía de San Bernardino Mike Madden expresó este martes que Anderson, sin embargo, no había sido condenado por un cargo criminal en Torrance, y que al parecer era legal para él la portación de arma de fuego.

Por su parte, Burguan resaltó que “no es inusual” que una persona pueda acceder a un campus para reunirse con su cónyuge.

Marsden aclaró que el personal de la escuela siguió los procedimientos de entrada, incluyendo pedirle una identificación a Anderson, quien era conocido por el personal de la escuela. “Al igual que con cualquier política, queremos tomar todo lo que hemos aprendido... y revisar cualquier trabajo que hacemos”, afirmó.

En tanto, María García, vocera del distrito escolar, remarcó que no hay guardias de seguridad armados asignados a ninguna de las escuelas primarias del distrito. Sin embargo, describió la seguridad en el campus de North Park como “muy, muy estricta”.

La madre de Smith, Irma Sykes, dijo que su hija y Anderson había sido amigos durante unos cuatro años antes de casarse, en enero pasado. Pero un mes después de mudarse juntos, Anderson mostró un lado diferente de su personalidad y Smith “decidió que tenía que dejarlo”, afirmó Sykes en una entrevista telefónica.

La mujer narró que su hija había comenzado a dedicarse a la docencia después de haber criado a cuatro hijos. Smith obtuvo un título y credenciales de enseñanza en Cal State San Bernardino hace aproximadamente una década, porque tenía una fuerte pasión por ayudar a los niños con autismo y discapacidades de aprendizaje, aseguró Sykes.

El hijo de Rachel Valles, el alumno de segundo grado Ethan Valles, estaba en la clase de educación especial de Smith en la escuela primaria North Park. El lunes cuando ocurrió el tiroteo Ethan no estaba en la escuela, y su madre a la vez estaba aliviada y devastada por la pérdida de la maestra de su hijo y su compañero de clase.

“Quiero sentirme feliz”, expresó, “pero al mismo tiempo tengo el corazón roto”.

Smith era una profesora cariñosa, dedicada y paciente, recordó Valles. Cuando su hijo comenzó su clase, este año, tenía dificultad para leer todo aquello que no fueran las palabras básicas, dijo. Pero Smith fue persistente en el trabajo; les ofrecía pequeños premios a los estudiantes, cosas como un globo o una pelota cuando leían 15 libros. Ethan prosperó bajo su dirección, señaló Valles, y la maestra le describiría cómo se iluminaban los ojos del pequeño cada vez que aprendía una palabra nueva.

“Ella hizo mucho por él”, aseguró Valles. “Yo solía preguntarle: ‘¿Cómo lo haces?’”.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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