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Donald Trump logra unificar a los latinos de Iowa... en su contra

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Los organizadores de grupos latinos vieron una oportunidad cuando supieron que Donald Trump tendría un acto de campaña en Marshalltown, una pequeña ciudad rural que es el hogar de un creciente número de inmigrantes latinos y sus hijos.

Así que organizaron una protesta en el gimnasio de la preparatoria donde Trump habló el martes, con alrededor de 50 jóvenes hispanos marchando en silencio, mientras los radicales simpatizantes del polémico candidato republicano los insultaban y se burlaban de ellos.

Pero la protesta era solo el principio. Al fondo de la calle, activistas estaban registrando votantes y educando a los inmigrantes sobre las complejidades de los comités electorales de Iowa de la próxima semana, el saque inicial para el proceso por la nominación presidencial.

“Queremos cambiar su negatividad en algo positivo para nuestra comunidad”, dijo Joe Enriquez Henry, cuyo grupo, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, ayudó a organizar el evento.

En Iowa, donde los votantes han sido expuestos a la campaña presidencial a un nivel de intensidad que la mayor parte de los estadounidenses no experimentarán hasta el otoño, los latinos ya han comenzado a contragolpear a Trump, impuslados por sus llamados a construir un muro fronterizo masivo para no dejar pasar a inmigrantes a los que ha descrito como violadores, traficantes de droga y portadores de enfermedades contagiosas.

Grupos de defensa han lanzado una campaña sin precedentes para que la creciente comunidad latina se registre para votar. La organización sin fines de lucro para la que Henry trabaja destinó $300,000 dólares en Iowa poco después que Trump entró en la carrera por la candidatura de su partido, y los trabajadores de campaña del grupo han conducido sesiones de educación electoral en español para votantes en la mayor parte de los 11 condados donde los latinos constituyen más del 10 % del voto.

Campañas demócratas y republicanas también han estado cortejando a hispanos enfadados por la retórica del Trump. Cuando el grupo latino que apoya a Jeb Bush hace preguntas acerca de Trump, a menudo le dicen a los votantes que apoyar a Bush es la mejor apuesta para combatir al magnate inmobiliario.

Aunque todavía está por verse si un movimiento similar toma forma a nivel nacional, muchos líderes latinos esperan que Trump pueda ser el catalizador que empuje a las urnas a su creciente, pero aún insuficiente electorado. Se habla de que el “efecto Trump” podría ser el equivalente de la Propuesta 187, medida antinmigrante que hace 20 años impulsó a los latinos de California a movilizarse, y que se le acredita como la precursora de la actual estructura de poder de los latinos en el estado.

“Mi instinto me dice que será significativo”, dice el consultor demócrata Bill Carrick sobre el efecto latino en noviembre. “Ya los despertaron”.

La energía era palpable el martes en Marshalltown, donde Trump se presentó junto al controversial sheriff del condado Maricopa (Arizona), Joe Arpaio, quien ha puesto en vigencia estrictas políticas en su condado, con la intención de identificar a los inmigrantes que están en el país ilegalmente.

Además de las protestas, otros latinos entraron al gimnasio para interrumpir a Trump con gritos de “¡Latinos unidos jamás serán vencidos!”. Trump, quien generó encabezados en el evento al anunciar que no se presentaría al debate republicano del jueves debido a sus diferencias con la cadena Fox News, les sonrió a los inconformes mientras éstos eran desalojados, al tiempo que le decía a uno de ellos, “Pásatela bien”.

“Aunque es desafortunado que Trump haga esto, se está logrando que la comunidad se una”, dice María Alcivar, de 27 años, una de los protestantes expulsados del evento.

Alcivar, estudiante graduada de la Universidad de Iowa State, dice tener un sentido de responsabilidad para enfrentarse contra Trump y sus seguidores.

“Es un ataque a mi comunidad y directamente a mí”, dijo ella. “El está dejando que la gente se sienta cómoda para cruzar una línea peligrosa”.

Alcivar votará por el candidato demócrata Bernie Sanders cuando asista a su primer comité electoral el lunes. Pero ella dice que conoce a hispanos que se han registrado para tomar parte de los caucuses republicanos, solo para votar por otros candidatos que no sean Trump.

Incluso aunque los latinos en Iowa se están organizando como nunca antes, hay barreras para ampliar la participación de su comunidad en los comités electorales y las elecciónes de noviembre.

Por años, el voto latino ha sido considerado como el gigante dormido a punto de despertar, incluso aunque su participación sigue quedándose atrás en comparación con los votantes blancos y negros. Esto es en parte porque están concentrados en estados no competitivos como California y Texas. Asimismo, los latinos elegibles para votar son en promedio mucho más jóvenes que otros grupos demográficos, y los jóvenes tienden a votar en menor proporción.

También hay un nivel de desconfianza del proceso político, luego que el presidente Obama aumentó las deportaciones y falló en lograr la reforma migratoria, después de recibir gran apoyo de los hispanos en las elecciones de 2008 y 2012.

Verónica Guevara, de 24 años, peleó fuerte por Obama en las elecciones de 2012, diciéndole a quien más pudo sobre su promesa de empujar por medio de la legislatura para crear un camino a la ciudadanía para inmigrantes sin papeles. Cuatro años más tarde, ella se siente desilusionada.

Guevara planea apoyar a Bernie Sanders el lunes, pero no ha hecho campaña a su favor.

“Es un desperdicio tratar de llevar a la gente por cierto camino, porque podrían terminar decepcionados”, dice Guevara.

Por su parte, los latinos republicanos enfrentan una batalla distinta —una que podría tener consecuencias a largo plazo para el partido—.

Juan Rodríguez, de 43 años, un prominente inmigrante colombiano en Des Moines que es dueño de una restaurant, una agencia de seguros y una estación de radio en español, dice que decidió apoyar a Bush en parte porque se ha enfrentado a Trump. A Rodríguez también le gusta que Bush hable español, esté casado con una latina y que lo llamó personalmente para pedirle su apoyo.

Rodríguez ha estado trabajando para persuadir a otros dueños de negocios hispanos para apoyar a Bush. Algunos han aceptado. Pero otros, como su hermano, dicen que no piensan tomar en cuenta a los candidatos republicanos debido a Trump.

“¿Por qué deberíamos votar por los republicanos? Van a deportar a todos”, le dijo recientemente su hermano, dueño de una barbería que atiende principalmente a indocumentados. “Van a deportar a mis clientes”.

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