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¿Cumpleaños feliz?: la popular canción esconde una compleja historia de juicios y derechos de autor

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Por generaciones, el “Happy Birthday” (o Feliz cumpleaños) -una melodía que se canta a casi todos los estadounidenses durante cada año de sus vidas- recaudó millones de dólares para sus agresivos propietarios de derechos de autor.

Aunque la canción, que fue escrita originalmente para niños de jardín de infantes, puede cantarse libremente en la mesa de la cena de cualquier adulto, cada interpretación considerada como pública puede costar dinero o un dolor de cabeza legal.

En la década de 1930, Irvin Berlin debió pagar luego de emplear el “Happy Birthday to You” en un musical. En los años 1980, el titular de los derechos de autor contempló demandar al Congreso por haberle cantado “Happy Birthday” al presidente Reagan.

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Luego de que los derechos de la canción fueran adquiridos por Warner Music Group, en 1988, los honorarios propuestos para las Girl Scouts generaron indignación. La organización responsable por recolectar regalías rápidamente señaló que todo se trataba de un malentendido. Cantar alrededor de una fogata siguió, entonces, siendo gratuito.

Algunas personas argumentaron que la canción no está limitada por protecciones de derechos de autor en absoluto. Ahora, nuevas pruebas en una demanda de dos años de antigüedad podría poner punto final a un control de décadas de Warner sobre la popular melodía. O no.

Los abogados de Warner argumentan que pueden demostrar que los derechos de autor siguen perteneciendo a sus clientes hasta que expiren, en 2030.

El caso, que fue discutido el pasado miércoles ante un juez federal en Los Ángeles, enfrenta a Good Morning to You Productions, con sede en Nueva York, que realiza un documental acerca de la canción, contra el brazo editorial de Warner Music Group.

La cuestión es si el copyright de 1935 de la melodía es válido, o si el autor original permitió que ésta pasara al dominio público en la década de 1920.

Durante meses, los abogados de los demandantes argumentaron que el autor original de la canción permitió que el público la interprete y no declaró ningún derecho de autoría sobre ella.

Luego, hace poco más de dos semanas, recibieron lo que consideraron un ‘arma humeante’, que prueba que el “Happy Birthday” ha sido de dominio público por décadas: en 1922, un cancionero publicó la melodía y su letra sin ningún derecho de autor.

Si los demandantes triunfan finalmente, Warner podría ser responsable por los millones de dólares en licencias que ha recolectado desde 1988.

La historia de la canción comienza en 1893, con una maestra y su hermana, y una melodía poco conocida que compartía la misma música. Patty Smith Hill y Mildred J. Hill compusieron la canción para los alumnos de jardín de infantes de Patty y la llamaron “Good Morning to All” (Buen día para todos). Su letra original decía: “Buen día para todos/buen día para todos/buen día queridos niños/buen día para todos”.

La canción evolucionó después en el popular ‘Feliz cumpleaños’, con letra de Patty Smith Hill, y se convirtió en la más cantada en el idioma inglés, según el libro Guinness de los Records Mundiales.

En la actualidad, ésta se ha asegurado un lugar no sólo en el canon del cancionero estadounidense, sino también en el tejido cultural de la nación, entrelazado en cientos de millones de celebraciones privadas y públicas dada año.

El hecho de que la canción de cumpleaños no pueda reproducirse o cantarse sin permiso fue material para trivias, pero para Warner Music Group significó mucho dinero. La compañía ha hecho cumplir los derechos de autor desde que pagó $15 millones para comprar Birch Tree Group, sucesora de Clayton F. Summy Co., que poseía los derechos originales. Las regalías del tema generan cerca de dos millones de dólares al año para Warner, según estimados.

En esta instancia, Warner puede cobrar a cualquier persona que desee cantar o interpretar “Happy Birthday to You” como parte de una empresa lucrativa. Eso ocurre a menudo con producciones teatrales, en la TV, en películas, en tonos de llamada o en tarjetas de felicitación. Pero incluso aquellos que quieran cantarla públicamente como parte de un negocio, como los dueños de restaurantes que entregan un pastel gratis, técnicamente deben pagar para usar el tema.

Los demandantes argumentaron que Patty Smith Hill permitió que el público emplee su canción ampliamente sin reivindicar derechos de autoría. Entre otras cosas, apuntaron a un artículo de 1935, de Time, donde señala que Hill “había largamente resignado el hecho de que la canción se había convertido en patrimonio común de la nación”.

También afirman que, aunque Warner posee los derechos de un arreglo de partitura específico del tema, no posee la canción en sí. Los letrados de la empresa no están de acuerdo y argumentaron en un documento judicial de ocho páginas, presentado el martes último, que Jessica Hill, quien había heredado parte de los derechos de Mildred Hill sobre la canción, había renovado el copyright de “Good Morning” en 1921 y que “Happy Birthday” pertenecía a Summy -con autorización de la familia- desde 1935. Summy renovó los derechos en 1962, décadas antes de que Warner Music comprara la empresa sucesora.

Pero los abogados de los demandantes sostienen que su evidencia más fuerte llegó a través de una copia de la edición de 1927 del cancionero, que fue incluido en un grupo de documentos dados a conocer por el equipo de defensa de Warner el 13 de julio pasado. Bajo el título de la canción había una línea demasiado borrosa y poco legible; por ello, los letrados llamaron a diferentes bibliotecas, en busca del original. Cuando lo hallaron, en letras pequeñas el libro decía: “Permiso especial por cortesía de The Clayton F. Summy Co.”.

“[Warner] dice que Summy nunca autorizó o supo sobre ninguna publicación anterior con permiso”, afirmó Randall S. Newman, abogado de Nueva York que representa a uno de los demandantes. “Esto prueba que no es cierto”.

Después de que Newman hallara el original del cancionero, de 1927, lo ordenó, y también otra versión, de 1992, a través de Amazon, por cerca de $3 dólares cada uno. La música que fue publicada antes de 1923 es considerada, generalmente, de dominio público.

Warner presentó una moción que se opone a la solicitud de los demandantes de una sentencia basada en la nueva evidencia, y el juez George H. King les ha dado una semana para responder. Un fallo final sobre el derecho de autoría podría conocerse en pocas semanas, según los abogados de los denunciantes.

Si los demandantes triunfan, el caso pasaría a una segunda fase, para determinar si Warner debe reembolsar parte de los honorarios, y cuánto sería. Newman sostuvo que los querellantes están preparados para argumentar que la compañía ocultó el cancionero a propósito. Un vocero de Warner se negó a hacer declaraciones.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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