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Defienden el sueldo de casi $500,000 de la fundadora de una red de escuelas charter

La fundadora de Celerity Educational Group, Vielka McFarlane, observa a los estudiantes mientras ingresan a clases en Celerity Nascent Charter School, en Los Ángeles. (Francine Orr)

La fundadora de Celerity Educational Group, Vielka McFarlane, observa a los estudiantes mientras ingresan a clases en Celerity Nascent Charter School, en Los Ángeles. (Francine Orr)

(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Una red de escuelas charter con base en Los Ángeles defendió sus prácticas de gastos y se expresó públicamente por primera vez desde que este medio publicó la noticia de un posible conflicto de intereses y un cuestionable uso del dinero público.

Al momento de la publicación de ese artículo, la fundadora y ex CEO de Celerity Educational Group, Vielka McFarlane, se rehusó a hablar con los reporteros. Cuando Los Angeles Times envió a Celerity y a su abogado una lista con preguntas acerca de sus finanzas, la red respondió que tenía dificultades para responder porque muchas de sus computadoras y registros habían sido embargadas cuando los agentes federales allanaron sus oficinas, a fines de enero pasado.

La organización sin fines de lucro, que actualmente administra siete escuelas en el condado de Los Ángeles y cuatro en Luisiana, sigue siendo objeto de una investigación federal. También la investiga el inspector general del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD). Nadie en Celerity, incluida McFarlane, ha sido acusado por un delito formal respecto de las operaciones escolares.

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La red envió a los padres de familia un boletín informativo con una respuesta detallada, en donde califica la cobertura de prensa como llena de “numerosos errores e insinuaciones”.

El boletín justifica los ingresos de McFarlane en 2013, por un monto de $471, 842 -cerca de 35% más que el salario de la superintendente del LAUSD-, y sostiene que éste es comparable con “organizaciones similares en el mundo de la educación”.

También remarca que su base salarial era de $257,000, más una asignación de $10, 680 para gastos de automóvil, y que en realidad su salario había prácticamente alcanzado el medio millón de dólares debido a la paga del tiempo de vacaciones, que McFarlane no había utilizado.

Los estados de cuenta de la tarjeta de crédito de Celerity Educational Group -que esta publicación obtuvo por medio de una solicitud de registros públicos- muestran que cuando McFarlane era la CEO de la red pagó por costosas comidas y alojamiento en hoteles con una tarjeta que pertenece a su organización no lucrativa, la cual recibe la mayor parte de sus fondos del estado. Cuando se le preguntó si había reembolsado los gastos a Celerity, ni McFarlane ni el abogado de Celerity hicieron comentarios.

El boletín de la red también resalta que muchos de esos gastos fueron “apropiados” y pagados por la organización de padres de Celerity Educational Group, así como por Celerity Global Development, que McFarlane dirige actualmente. Además, concede que algunas de estas transacciones “fueron gastos personales puestas por equivocación en la tarjeta de crédito de la escuela, que la señorita McFarlane reembolsó”. No se ofreció ninguna evidencia de la devolución y tampoco se precisó el monto reembolsado a la escuela.

Los Angeles Times también revisó los registros financieros que muestran que la directiva desvió cientos de miles de dólares públicos a distintas compañías que proporcionan servicios a sus escuelas. Los registros estatales muestran que estas empresas están registradas a su nombre y tienen la dirección de Celerity Educational, o de las oficinas de Global.

El boletín Celerity indica que McFarlane no es propietaria de ninguna de estas compañías y que nunca recibió pagos por ellas. Sin embargo, no menciona la conclusión de Los Angeles Times, de que McFarlane le dio trabajo tanto a su hermano como a su hijo en entidades que prestan servicios a sus escuelas.

La decisión de Celerity de expresar su postura se produce cuando la organización está intensificando sus esfuerzos para obtener apoyo público para sus escuelas y así reforzar su reputación.

Dos de sus charter, Celerity Dyad, en el sur de Los Ángeles, y Celerity Troika, en el vecindario de Eagle Rock, podrían dejar de funcionar si la Junta Estatal de Educación no permite la renovación de su permiso para operar. La votación sobre este tema ocurrirá durante la primavera.

Tanto el LAUSD como la Junta de Educación del condado de Los Ángeles se han negado a autorizar las escuelas, basando sus decisiones en una creciente preocupación de que los líderes de Celerity pudieron haber utilizado fondos públicos de forma abusiva, además de intentar ocultar sus acciones detrás de múltiples tareas burocráticas. “Ahora más que nunca nuestros líderes comunitarios necesitan escuchar a nuestras familias”, insistió Celerity en su boletín informativo.

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