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Cuatro consecuencias buenas, y no tan buenas, del incremento al salario mínimo

Un grupo de trabajadores marcha en el centro de Los Ángeles, el 14 de abril pasado, en reclamo de un salario mínimo de $15 por hora.

Un grupo de trabajadores marcha en el centro de Los Ángeles, el 14 de abril pasado, en reclamo de un salario mínimo de $15 por hora.

(Jay L. Clendenin/Los Angeles Times)
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Una investigación exhaustiva acerca de las últimas décadas sugiere que aumentar el salario mínimo tiene poco impacto negativo sobre el empleo en general.

El problema es que la mayoría de los aumentos salariales han sido relativamente modestos y no hay datos suficientemente confiables para predecir qué podría pasar luego de la clase de incrementos que se planean actualmente en California y Nueva York.

Pasar a $15 por hora representa un aumento del 50% del salario mínimo actual en California (actualmente de $10), y un salto del 67% en el caso de Nueva York.

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Aunque éstos serían graduales durante varios años, y no se aplicarían a nivel estatal en el caso de Nueva York, la magnitud de los incrementos ha preocupado incluso a los defensores de mejores salarios mínimos.

Es un gran experimento con consecuencias potencialmente profundas -algunas buenas, otras no tanto- que podrían extenderse mucho más allá de las fronteras de los dos estados más importantes del país, con ramificaciones para la salud y el rumbo de la economía y la sociedad de los EE.UU.

“El debate del salario mínimo alude a la esencia misma de lo que somos, cómo funcionamos juntos y en qué nos convertiremos”, afirmó Arthur Laffer, reconocido economista que se desempeñó como asesor del presidente Reagan.

A continuación, un detalle de lo esperado por los expertos:

1. Puede aumentar el desempleo entre los jóvenes de minorías.

Los adolescentes y adultos jóvenes ocupan una parte desproporcionadamente grande de puestos de trabajo con bajos salarios. Por ello, se supone que estarán entre los más afectados al ser desplazados por trabajadores de mayor edad y mejor educados, que se sentirán atraídos por la paga más alta ofrecida por tiendas al por menor, servicios de alimentación y otros negocios.

Eso podría disminuir oportunidades, especialmente para adolescentes de raza negra, uno de los grupos más vulnerables en los EE.UU. La tasa de desempleo para los afroamericanos de entre 16 y 19 años de edad, si bien ha descendido a casi la mitad del valor registrado en 2010, aún permanece en un 25%. Esa cifra se compara con el 13.9% para los jóvenes blancos y el 15.6% para los latinos.

Si los políticos responsabilizan a la alta criminalidad como la causa de ascenso de pobreza y desempleo en ciudades como Chicago, se preguntó Laffer, ¿deberían de todas formas abogar por un salario mínimo que reduzca los empleos para los jóvenes y exacerbe los problemas sociales?

Otro efecto colateral de los salarios mínimos más altos podría ser que los adolescentes se sientan “inducidos a abandonar la escuela, interrumpir o terminar prematuramente su educación formal”, escribieron los investigadores Dale Belman, de la Universidad Estatal de Michigan, y Paul Wolfson, de la Escuela de Negocios Dartmouth’s Tuck.

Sin embargo, ambos añadieron que los resultados de la investigación acerca del impacto en la escolarización y en los jóvenes minoritarios no son lo suficientemente concluyentes como para ser usados por los políticos.

2. Se reducirá la disparidad salarial dentro de los estados.

Hay pocas dudas de que las nuevas leyes de salario mínimo en California y Nueva York ayudarán a reducir la creciente disparidad de ingresos entre los trabajadores mejor pagados y aquellos con peores salarios en esos estados.

En California, el 10% inferior de los asalariados cobró un promedio de $9.48 por hora el año pasado, un aumento del 20% desde 2005, sin ajuste inflacionario. Los trabajadores del 10% con mejores salarios recibieron en promedio $53.08 por hora, un salto del 35% desde 2005, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.

El resultado es que la diferencia entre el 10% inferior y el 10% superior en los salarios dentro del estado ha aumentado durante la última década de $31.35 a $43.60. La tendencia es casi exactamente igual en Nueva York.

Con el aumento establecido de manera constante en los salarios mínimos para los años próximos, y durante un período en el cual se prevé que la inflación se mantenga en niveles históricamente bajos, los trabajadores de bajos salarios “alcanzarán un nivel mucho más alto que nunca, y eso revertirá décadas en las que los salarios han estado estancados o han descendido a la parte inferior de la distribución”, señaló Michael Reich, presidente del Institute for Research on Labor and Employment de UC Berkeley.

2. La brecha entre estados respublicanos y demócratas podría empeorar

Las fuertes diferencias entre los salarios mínimos que se pagarán pronto en el país podrían empeorar la brecha de ingresos entre los estados ricos y los más pobres.

Es una fisura que, en términos generales, se redujo durante la mayor parte del siglo pasado, según Andrew Gelman, especialista en estadísticas de la Universidad de Columbia y autor de “Red State, Blue State, Rich State, Poor State”.

Es generalmente en los estados más ricos, de orientación demócrata, incluidos Maryland, Massachussetts, Washington y Oregón, que los salarios mínimos han aumentado en años recientes, y sus candidatos planean seguir a California y Nueva York mediante la adopción de un piso a nivel estatal de $15 por hora.

La mayoría de los 21 estados con salarios mínimos iguales o inferiores a la tasa federal se encuentran en los estados llamados ‘rojos’, o de orientación republicana, en el sur y las grandes llanuras del país.

Esta distinción es importante no sólo para los políticos, sino en sus diferentes enfoques para la regulación y la economía, diferencias que parecen volverse cada vez más ásperas con políticas como “leyes del salario súper mínimo”, tal como los analistas de la conservadora Heritage Foundation llaman a las leyes de aumento salarial.

4. Habrá más puestos de trabajo clandestinos con baja remuneración.

“Muchas más personas serán contratadas de forma irregular”, especialmente trabajadores inmigrantes, aseguró Harry Holzer, un profesor de políticas públicas en la Universidad de Georgetown.

Holzer, principal economista del Departamento de Trabajo durante el segundo gobierno de Clinton, nunca imaginó que la campaña de $15 por hora resultaría exitosa. En cambio, pensó que los $15 eran más bien una táctica de negociación para obtener $10 por hora, o quizás $12.

Ahora, el profesor teme que haya fuertes pérdidas de trabajo, que perjudicarían especialmente a los empleados con menor nivel educativo y poco cualificados, quienes deberán aceptar dinero en negro o cerrar acuerdos para mantener sus puestos laborales.

El trabajo informal no es necesariamente malo o ilegal. Incluye trabajos como el cuidado de niños y la limpieza de casas, que proporcionan ingresos secundarios -aunque muy necesarios- a muchas familias o introducen a las personas al mundo laboral, escribieron Demetra Smith Nightingale y Stephen A. Wandner, en un artículo del Urban Institute.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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