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Con Betsy DeVos, la elegida de Trump como secretaria de Educación, podrían volver los vales escolares

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Hace quince años, un controvertido asunto que estaba en todos los titulares impulsó medidas electorales en California y otros estados, y llevó a los filántropos acaudalados a financiar una reforma educativa: ¿Debería usarse el dinero público para que los estudiantes asistan a escuelas privadas o incluso religiosas?

Betsy DeVos, la elección de Donald Trump para secretaria de Educación -cuyas audiencias de confirmación comienzan el martes- fue una de las mayores partidarias del bando del ‘sí’. Sin embargo, después de que los votantes de algunos estados, incluyendo California, le otorgaron un rotundo ‘no’ a los vales, el tema se disipó, excepto en algunos lugares principalmente conservadores.

La nominación de DeVos, y el respaldo del presidente electo, podría ahora volver a poner los vales en primer plano. DeVos, una recaudadora de fondos republicana de Michigan, los ha apoyado en todo el país. Y aunque Trump habló poco acerca de la educación en la campaña electoral, en un momento sugirió una legislación para crear un importante programa de vales escolares como una prioridad para sus primeros 100 días de gobierno.

Según el equipo de Trump, el plan requiere de $20 mil millones de dólares en fondos federales, combinados con $110 mil millones en fondos estatales, para otorgarle a cada estudiante pobre del país cerca de $12,000 en concepto de colegiatura en una escuela privada. La matrícula podría ser utilizada para una escuela religiosa, así como internados y academias que se enfocan en áreas o filosofías específicas.

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Desde hace mucho los vales han sido un tema político que genera divisiones. Los defensores, quienes en gran parte son conservadores, los describen como una oportunidad para deshacer un sistema educativo defectuoso y otorgarles más opciones a los estudiantes, así como una manera de alzarse contra las decisiones judiciales que mantienen la religión fuera de las escuelas.

Los oponentes temen que los vales destruyan las escuelas públicas tradicionales y erosionen la separación entre iglesia y el estado. Además, existen interrogantes acerca de los reglamentos: las escuelas privadas no están obligadas a ofrecer educación bilingüe, clases para aprendices de inglés o el mismo nivel de servicios que ofrecen las públicas para los alumnos con discapacidades.

A partir de 2017, solamente 14 estados y Washington, D.C., contaban con programas de vales, de acuerdo con la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. Existen 61 programas a nivel estatal y distrital, según la Fundación Friedman para la Opción Educativa, un grupo que trabaja a favor de los vales. California no cuenta con ningún programa.

Lograr que una mayor cantidad de estados se sumen a la iniciativa de los vales probablemente sea difícil. Mike Kirst, presidente de la Junta de Educación del Estado de California, expresó que tal impulso presidencial “va a causar mucha tensión”.

La investigación sobre los vales escolares no es concluyente debido a que nunca ha existido un programa con el tamaño y alcance del propuesto de Trump. En el mejor de los casos, los vales han beneficiado a algunos grupos de estudiantes y los sistemas de escuelas públicas que éstos abandonan; en el peor de los casos, los estudios muestran que los estudiantes que utilizan los vales han perdido terreno académico. “Pero no tenemos idea de lo que pasaría si esos programas de vales se extienden”, estimó David Figlio, profesor de educación y política social en la Universidad de Northwestern, que ha analizado el tema.

En Florida, a los estudiantes que se trasladan a escuelas privadas como parte de un programa estatal de vales no les va mejor o peor, pero las escuelas que ellos dejan mejoran levemente porque el programa las motiva a competir, resaltó. En Ohio y Luisiana, los estudiantes que utilizan vales a veces obtienen peores puntuaciones en los exámenes estatales que sus compañeros en escuelas públicas.

DeVos se involucró con los vales en la década de 1990 cuando, junto con su marido, un inversionista multimillonario que es hijo del fundador de Amway, comenzaron a dirigir una pequeña organización nacional que otorgaba becas a niños de bajos recursos para que asistieran a las escuelas de su elección.

En 2013, DeVos le comentó a la PhilanthropyRoundtable que, cuando sus propios hijos estaban de edad escolar, una visita a una escuela cristiana privada en Grand Rapids, Michigan, que atiende a familias de bajos ingresos, la motivó a apoyar la escuela.

Para DeVos, los vales no sólo ofrecían ayuda para los desfavorecidos sino una forma de “avanzar el Reino de Dios”, les dijo a un grupo de evangélicos hace 15 años en una reunión llamada the Gathering, como fue revelado por el sitio político.

En 2000, un artículo del Wall Street Journal describió a DeVos como una voluntaria política que pasaba tiempo “atravesando Michigan en un enorme Lincoln Navigator, con una Biblia en el bolsillo del asiento”. Comenzaba y terminaba algunas reuniones orando con los partidarios de los vales.

El reverendo Robert Sirico conoció a DeVos a través del esposo de ésta, quien lo invitó a un evento de recaudación para un grupo que proyecta películas cristianas. Con los años, Sirico vio a DeVos en muchas situaciones personales, cuando murió su padre, así como en bodas familiares.

El sacerdote católico describe el trabajo político de DeVos como “guiado o contextualizados por la fe”, pero agregó que “no es una yihadista. No es una fundamentalista que quiere retirarse del mundo y condenar a todos los demás”.

Para promover sus causas educativas, en 2000 DeVos fundó el Proyecto de Educación de los Grandes Lagos, un grupo de defensa sin fines de lucro que apoya la elección de escuela. En 2010, DeVos creó la Federación Estadounidense para los Niños, una organización con sede en Washington, D.C., que le ofreció consejos a Trump sobre su plan de vales. El grupo ha derramado dinero en las arcas de los candidatos favorables a los vales en estados como Luisiana e Indiana. En 2014, informó haber gastado $4.5 millones en 243 carreras.

Como secretaria de educación, probablemente no sería difícil para DeVos estimular el crecimiento de los programas de vales existentes, como aquellos en Milwaukee, Ohio, Florida o Luisiana. Algunos expertos dicen que DeVos podría ser capaz de encontrar una manera de ajustar los reglamentos de financiación para permitir que el dinero destinado para la educación de los niños pobres permita pagar por la matrícula en una escuela privada, aunque esa idea ha resonado durante décadas en el Congreso.

Sin embargo, sin importar el tamaño relativamente grande del Fondo de Título 1 y dados los actuales niveles de financiación, la distribución por niño probablemente sería menos que la matrícula de una escuela privada promedio y, por consiguiente, menos probable que cause un gran cambio nacional.

“Con la elección de Donald Trump y su respaldo a la selección de escuela, los vales se utilizarán en estados donde las personas quieran tenerlos”, expresó Gerard Robinson, exjefe de educación estatal en Florida y Virginia, quien se desempeñó en el equipo de transición de Trump y es un erudito del American Enterprise Institute.

Pero ¿qué pasará con los estados que son menos amigos de los vales?

California, al igual que DeVos, conoce bien el tema. En dos ocasiones anteriores han aparecido medidas electorales para iniciar estos programas; los residentes votaron en contra las dos veces.

El intento más reciente fue en 2000, cuando Timothy Draper, inversionista de riesgo de Menlo Park, impulsó una propuesta que le habría otorgado aproximadamente $4,000 dólares a cada niño en edad escolar para ser ser usados a favor de la colegiatura escolar. Draper encontró una aliada en DeVos, quien en ese año estaba financiando y apoyando una iniciativa similar en Michigan. DeVos y Draper compartían consejos sobre cómo convencer a los votantes. “Nos ayudamos uno al otro hasta cierto punto. Cada uno tenía una misión”, explicó Draper al recordar las conversaciones telefónicas con DeVos y su esposo.

En California, el 71.3% votó en contra de los vales; en Michigan, el 69.1% se expresó por el ‘no’.

Al promover la iniciativa de Michigan, DeVos se enfrentó con un contratiempo. Un viejo aliado, el entonces gobernador John Engler, no apoyó la medida y llevó a DeVos a dimitir de la presidencia de su partido. Engler afirmó que el momento para esa idea aún no había llegado, y no creía que el público estuviera listo para votar a favor.

Ahora, DeVos puede llegar a presentarla otra vez, a una escala mucho más amplia.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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