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Colin Kaepernick no está obligado a ponerse de pie para cantar el himno

El mariscal de campo de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick.

El mariscal de campo de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick.

(Tony Avelar / Associated Press)
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Aquí vamos de nuevo. Colin Kaepernick, el mariscal de campo de los San Francisco 49ers, desató la ira de los fans y las diatribas de los supuestos patriotas al no ponerse de pie para entonar el himno nacional.

Apenas días después de la conducta de Gabby Douglas, la gimnasta que no colocó su mano sobre el corazón en los Juegos Olímpicos de Río cuando se escuchó la canción patria, Kaepernick ha generado un sinfín de ataques personales y enojo en Twitter y otros medios, donde se lo acusó de ser un ingrato, irrespetuoso e hipócrita para con los EE.UU.

La semana pasada, por ejemplo, el presentador de Fox News Sean Hannity llamó al deportista “un niño mimado, fuera de la realidad; un atleta súper millonario que vive en el mejor país del mundo”. Un día después, Donald Trump se subió a la contienda y definió la conducta del mariscal como “algo terrible”, para agregar también: “Quién sabe, quizás encuentre un país que funcione mejor para él”.

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¡Pero, por favor! ¿Es realmente posible que 240 años después de la firma de la Declaración de la Independencia el mensaje aún no haya calado hondo y algunos no comprendan que, en este país, los ciudadanos son libres de expresar sus opiniones? Incluso si éstas son impopulares, antipatriotas o hasta negativas. ¿Tampoco se comprende que el resto de nosotros somos libres de igual manera para expresar nuestro acuerdo o desacuerdo? ¿No son las reglas básicas y fundamentales del sistema estadounidense? ¿Debemos realmente explicarle a los candidatos presidenciales (o, para el caso, a los veteranos de una industria vigilada por la Primera Enmienda) que incluso los disidentes y los opositores tienen derecho a estar aquí?

Douglas se disculpó por su metida de pata y afirmó que fue ‘involuntaria’ su conducta de no colocar su mano sobre el corazón durante el himno. Kaepernick no se ha disculpado porque su negativa no fue accidental: fue una protesta, la expresión de su opinión acerca de un país que -como él mismo dijo- “oprime a la gente negra y a las personas de color. Hay cuerpos en las calles y personas que tienen vacaciones pagas y se salen con la suya”, dijo, en alusión a la policía. Cabe aclarar que la madre del deportista es de raza blanca, y su padre es afroamericano.

Quizás algunos concuerden con él. Quizás muchos crean que la policía dispara de forma desproporcionada a los jóvenes de color, sin justificación suficiente, y que muy pocas veces son castigados por ello. Seguramente muchos no estén de acuerdo con el deportista, y crean que la policía vive muchas situaciones peligrosas y difíciles, y merece el beneficio de la duda.

De cualquier manera, él tiene derecho a protestar. El hecho más sencillo es que los estadounidenses no están obligados a pronunciar el Juramento a la Bandera, o a ponerse de pie para el himno, o a estar agradecidos por haberse convertido en un mariscal de campo millonario. Los estadounidenses tienen derecho a estar de acuerdo con Hannity en el sentido de que este país es el mejor del mundo y que, por lo tanto, está por encima de los reproches y los desacuerdos.

Y, Sr. Trump, ¿no es usted el nominado cuya candidatura entera se basa en la idea de que los EE.UU. ya no son un gran país

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en español, haga clic aquí

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