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La muerte de latinos a manos del LAPD no llaman la atención

En Paramount, Kris Ramirez se para sobre las vías del tren, cerca de donde su hermano, Oscar Ramírez, fue asesinado en octubre a manos de la policía.

En Paramount, Kris Ramirez se para sobre las vías del tren, cerca de donde su hermano, Oscar Ramírez, fue asesinado en octubre a manos de la policía.

(Mark Boster / Los Angeles Times)
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Kris Ramirez nunca vio a la policía como una amenaza.

“Si alguien viste un uniforme”, dijo Ramírez, “tu muestras respeto”.

Sin embargo, el año pasado cuatro días antes de Halloween, un agente auxiliar del sheriff del condado de Los Ángeles disparó y mató a su hermano, Oscar Jr., a un lado de las vías del tren, cerca de Paramount High School. Los agentes dijeron que Oscar, de 28 años de edad, no acató las órdenes y movió su brazo de “una manera amenazante”. Ramírez estaba desarmado.

La familia Ramírez marchó frente a la estación del Sheriff, e hicieron vigilias, pero a pesar de sus esfuerzos no lograron encontrar un apoyo más extenso para su causa. Mientras la familia estaba de duelo, el movimiento nacional Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan) iba tomando energía, aumentado localmente por las acciones de oficiales del Departamento de policía de Los Ángeles, quienes hirieron y mataron a Ezell Ford, un hombre negro con discapacidad mental,

Al observar las protestas por el asesinato de Ford, Kris Ramírez no pudo menos que sentirse frustrado: “¿Por qué no podemos recibir ese tipo de cobertura o de ayuda?”

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La silenciosa reacción a las muertes de Latinos en las confrontaciones con la policía nos cuentan una historia más profunda: Black Lives Matter es marcadamente diferente a Brown Lives Matter. En contraste con la muerte a tiros de Michael Brown en Ferguson, Mo., y Walter Scott en South Carolina, las muertes de Latinos a manos de los ejecutores de la ley casi ni han llamado la atención.

El martes un juez federal ordenó la liberación de un video que muestra a oficiales de la policía de Gardena disparándoles a dos hombres, y matando a Ricardo Díaz Zeferino, un hombre Latino que no portaba armas. El video ha sido visto millones de veces en YouTube. Generó la cobertura nacional por parte de los medios, pero casi ninguna protesta.

En el condado de Los Ángeles los datos del médico forense en los últimos cinco años indican que los Latinos, que constituyen aproximadamente la mitad de la población del condado, también representan aproximadamente la mitad las personas muertas por la policía. De las 23 personas, abatidas por la policía en el condado este año, 14 fueron latinos.

La desigualdad tiene sus raíces, al menos en parte, en un contexto histórico. Ningún grupo en América ha tenido una experiencia con la policía más plagada de brutalidad institucionalizada que la comunidad negra. Los disparos de la policía hacia los afroamericanos, a los hombres en particular, son mayores que los de cualquier otro grupo en el condado de Los Ángeles. Aunque representan sólo el 9% de la población, desde el año 2000, en promedio, los negros han representado el 26% de las personas muertas a manos de la policía.

A pesar de la coincidencia en algunos temas de justicia social, muchas diferencias moldean las experiencias con la ley de Latinos y negros en los Estados Unidos

En el sur de California, los Latinos son una parte grande y visible de la ejecución de la ley. Dentro del Departamento de policía de Los Ángeles, que es el departamento de policía de la ciudad más grande del estado, el 45% de los oficiales son latinos. (Los negros conforman aproximadamente el 11% de los oficiales de LAPD). En el Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, los Latinos representan el 43% de las filas.

En su abrumadora mayoría, los barrios latinos del Eastside de Los Ángeles es patrullada por la división Hollenbeck de LAPD, muchos de los policías son “agentes de cosecha propia” criados en los barrios circundantes, dijo el capitán Martin Baeza. La estación está habitualmente entre los lugares más codiciados en el departamento. Baeza dice que la última vez que revisó, había cerca de 70 oficiales esperando a ser transferidos a esa división.

Mientras que la mayor parte de Eastside tiene antecedentes de protestas y activismo, incluyendo el criticismo hacia la ley, el apoyo para la policía es fuerte, y eso es uno de los principales atractivos para los oficiales, dijo Baeza.

Históricamente, la imagen de los Latinos que protestaban está ligada a la inmigración, no a la brutalidad policial, dijo Amin David, de 82 años, ex presidente de un grupo Latino de derechos civiles, Los Amigos of Orange County.

“La inmigración ocupa una gran parte de nuestra mesa”, dijo David. “Desplaza fuertemente el componente policial”.

Los latinos en Los Ángeles han tenido algunos períodos históricos de tensión con la ley. Tres personas, incluyendo al columnista de The Times Ruben Salazar, murieron en 1970 cuando la policía y los manifestantes se enfrentaron durante una protesta contra la guerra de Vietnam organizada por los Latinos en el este de Los Ángeles. Y durante décadas, las tensiones se mantuvieron muy altas en ciertos barrios, como en el proyecto de vivienda Ramona Gardens, que alguna una vez tuvo bandas muy duras, y donde algunos residentes y la policía se enfrentaron, sobre todo después de los tiroteos donde participó la policía.

La última gran protesta pública sucedió hace tres años en Anaheim, donde dos disparos mortales de la policía desencadenaron varios días de disturbios. Haciendo a un lado las diferencias históricas y culturales, David dijo que piensa que las iglesias negras han desempeñado un papel importante capturando la atención hacia el movimiento Black Lives Matter. En las congregaciones católicas como la de David, dijo él, los sacerdotes no hablan de que la policía mate a Latinos.

“Realmente felicito a las iglesias afroamericanas”, dijo David. “Realmente saben que botones deben presionar”.

Como madre de familia, Yolanda Domínguez aconsejó a su hijo que obtuviera buenas calificaciones, obedeciera las leyes de tránsito y evitara las pandillas. Pero en cuanto a tratar con la ley, la residente de Hawthorne de 39 años de edad, no tuvo ninguna recomendación especial para él.

“Mi mensaje siempre ha sido no te involucres en nada malo y eso limitará tu interacción con la policía”, explicó Domínguez, quien llegó a Estados Unidos desde México a mediados de la década de 1990. “El objetivo de la policía no es matar a la gente de todos modos... Nunca tuve esta conversación con mi hijo, porque lo importante era trabajar y su educación”.

Domínguez, quien es dueña de la tienda de llantas o gomas Dominguez Tire Shop en Gardena, dijo que veía a la policía en los Estados Unidos positivamente, especialmente en comparación con la de su México natal.

“Allá la policía siempre está pidiendo su mochada o sobornos”, dijo. “Aquí tratan de ayudar.”

José Viramontes, de 39 años y quien es empleado de la llantera, dijo que él nunca ha hablado con su hijo y sus cinco hijas acerca de cómo lidiar con la policía. En la lista de preocupaciones de las cosas que les puede suceder a tus hijos, que un policía les llegue a disparar ni siquiera se registra. Si él alguna vez lo mencionó, dijo José, fue solo por lo que la interacción con la policía significa: que ellos probablemente se metieron en problemas.

Dijo que su hija de 16 años de edad le contó sobre el video de la balacera de Gardena. “Ella me dijo, ‘ papá, la policía mató a otro Latino’”, recuerda Viramontes. “Mi esposa le dijo: ‘Ya ves, por eso es que hay que hacerle caso a la policía’”.

Luis Carrillo, un abogado que ha representado a las familias latinas en los casos de uso de fuerza, dijo que debido a un historial de opresión en América Latina y una veta de conservadurismo católico, muchos Latinos tienen una cautela incorporada para las agencias de policía y se adhieren a una mentalidad de “no hacer olas”. Ese enfoque de ‘metete en tus propios asuntos’ entre la comunidad, puede llevar a los familiares de las personas asesinadas por los representantes de la ley, a sentirse aislados.

Es un sentimiento que Kris Ramírez conoce bien — mismo con cual él aun batalla. Dijo que él sigue viendo cosas que le recuerdan a su hermano menor en todos lados.

En los momentos previos al tiroteo de octubre, una estudiante de 12 años de una escuela cercana le dijo a su madre que ella había visto a dos hombres armados con un cuchillo y un arma de fuego. Oscar Ramírez,un Latino de 6 pies de estatura, empataba la descripción de los sospechosos. Las autoridades dicen que huyó cuando intentaron hacerle algunas preguntas.

La familia disputa la historia oficial, diciendo que Oscar Ramírez nunca representó ninguna amenaza para los agentes de la policía y que cuatro o cinco balas le entraron por la espalda. En abril, ellos presentaron una demanda federal por muerte injustificada en contra del Departamento del Sheriff.

Ramírez teme que la memoria de su hermano se perderá en el proceso judicial. Pero él vivirá en la memoria de su familia.

En junio, en el que habría sido el cumpleaños 29 de Oscar, su padre plantó un árbol cerca de las vías del tren.

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