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‘Chueca Hillary’, apodo impuesto por Trump que podría prevalecer

La precandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, habla con padres jóvenes durante una mesa redonda en el Centro de Cuidado Familiar de Lexington, Kentucky, el 10 de mayo. ()

La precandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, habla con padres jóvenes durante una mesa redonda en el Centro de Cuidado Familiar de Lexington, Kentucky, el 10 de mayo. ()

(Patrick Semansky / Associated Press)
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Donald Trump eliminó a sus rivales republicanos al etiquetar a cada uno con un apodo insultante pero memorable: “Lyin’ Ted” Cruz (“Mentiroso Ted), “Little Marco” Rubio (“Pequeño Marco). Al tiempo que la campaña de elecciones generales se acerca, Trump ya parece haberle encontrado una etiqueta a la probable candidata demócrata: “Chueca Hillary”.

“Funciona”, le dijo al New York Times. “Fluye”.

El problema para Hillary Clinton es que él puede tener razón.

Durante toda la campaña, los encuestadores han encontrado que muchos votantes —incluyendo a algunos demócratas— no piensan que ella tenga principios. Tal vez son sus cuatro décadas en la política, los antiguos cuestionamientos sobre inversiones en Arkansas, enredos en los escándalos personales de su marido, su decisión de abrir un servidor de correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado, sus enormes recaudaciones y honorarios por discurso —o todo junto—. Justamente o no, Clinton no puede deshacerse de su historia.

En una encuesta de Quinnipiac de estados indecisos revelada esta semana, el 69% de votantes de Ohio dijeron que no creían que Clinton era honesta y de confianza, un número desalentador. A Trump también le fue mal; 58% no lo ve como honesto. Pero él tomará lo que pueda conseguir, pues le va peor que a Clinton en casi cualquier rubro.

Eso no es nada nuevo para Clinton; ella ha visto números así desde el momento que anunció su candidatura.

Entonces ¿Qué puede hacer Clinton?

Debe comenzar por tratar de ignorar las provocaciones de Trump. A él no le gustaría nada mejor que atraerla a una respuesta tipo Nixon: “No soy chueco”.

“No esperen que nos enganchemos directamente en sus ataques como ‘Chueca Hillary’”, dijo un miembro del equipo de Clinton. “A él le va mejor cuando logra que otros se enganchen en insultos”.

En cambio, Clinton dice que su primera respuesta para Trump será para cambiar el tema hacia sus fortalezas —su larga lista de ofertas políticas—.

“Le contesto todo el tiempo”, dijo Clinton a reporteros en Virginia el lunes. “Le contesto sobre lo que pienso que les importa a los votantes” —problemas como el cuidado de los niños y el salario mínimo federal—.

Pero eso sólo es la mitad de la respuesta. Clinton hace todo lo posible por etiquetar a Trump también.

Su nueva etiqueta para Trump se reveló esta semana: “cañón sin fuerza”.

“No pienso que podamos arriesgarnos con un cañón sin fuerza como Donald Trump para manejar nuestro país”, dijo. “Se le tendrá que exigir que cumpla con el estándar al que sometemos a alguien que busca la presidencia”.

Eso es mucho más decoroso que “Lyin’ Ted” o “Little Marco”. “ Es un gancho al hígado, no una amenaza escolar.

Pero sirve para el mismo objetivo: exhibe la mayor debilidad de Trump ante la mayoría de los ojos de los votantes —su más grande “negativo”, para usar el término de los estrategas políticos—. En el caso de Trump, esto se reduce a: ¿Le confíría a este hombre los códigos nucleares?

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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