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“Fue apocalíptico”, describen los residentes que perdieron todo por el fuego

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El olor a humo sorprendió a Nathan Magee mientras se acomodaba para ver la TV en su casa, ubicada en el este del condado de Kern. Momentos después, este hombre de 54 años de edad y su esposa, Teresa, de 55, vieron cómo las llamas se asomaban a través de una montaña hacia su comunidad, South Lake, en el condado de Kern. Magee buscó frenéticamente las llaves y su cartera. La pareja tomó a su perro, Dodger, y a sus gatos, Baby y Tiger, y huyeron hacia su automóvil -con poca gasolina- mientras las cenizas y trozos de madera quemada caían sobre ellos.

“Era una tormenta de fuego”, afirmó el viernes Nathan Magee, desde un centro de evacuados creado en una escuela, sin saber siquiera si su casa seguía en pie.

Para Magee y otros residentes en los alrededores de Lake Isabella, el fuego de Erskine pareció surgir de la nada y atacar sin previo aviso. Muchos corrieron para salvar sus vidas, mientras el fuego -avivado por el viento- se movía vertiginosamente desde las laderas hacia los pequeños pueblitos que salpican la autopista 178, al este de Bakersfield.

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Impulsado por las condiciones de sequía, grandes extensiones de árboles secos y elevadas temperaturas, el fuego consumió 46 millas cuadradas y destruyó más de 100 estructuras, convirtiéndose en el incendio forestal más destructivo en lo que va del año en California. Las autoridades confirmaron, además, dos fallecidos.

Aquellos que lograron escapar de las llamas compartieron sus desgarradoras historias de supervivencia. El viento soplaba tan fuerte que derribaba las mesas, los floreros con rocas, y azotaba a los bomberos y residentes en retirada. “El viento era diabólico”, aseguró Magan Weid, de 57 años, quien huyó junto con su padre y otros vecinos. “Todo volaba ante nuestros ojos. No tuve tiempo de ponerme las gafas. Literalmente tomé una bolsa, puse algunas cosas en ella y salí. No pude armar algo mejor”.

El fuego comenzó en el cruce de Erskine Creek Road y Apollo Way, poco antes de las 4 p.m., informó el capitán del Departamento de Bomberos del Condado de Kern, Michael Nicholas. En esas primeras horas, los bomberos trataron desesperadamente de salvar los hogares, pero se vieron desbordados por el poder de las llamas. Un oficial relató su recorrida por la zona y contó cómo todas las casas habían sido abatidas por el fuego.

Cientos de bomberos inundaron el área en la mañana del viernes para sumarse al operativo. Tres de ellos sufrieron problemas por inhalación de humo.

Las llamas, cuya causa aún está bajo investigación, provocaron evacuaciones en comunidades como Bella Vista, South Fork, Weldon, South Lake y Mountain Mesa.

Nancy Moore, de 64 años de edad, planeaba visitar amigos en Mountain Mesa el jueves por la tarde, pero al llegar le dijeron que habían sido evacuados a causa de un incendio forestal que se aproximaba. Moore llevó a sus amigos a su propia casa, en South Lake, pero tan pronto como llegaron allí se vieron obligados a retirarse también. La mujer no vio las llamas pero sí el humo, y observó cómo los vientos fuertes habían derribado floreros y plantas, y volcado las mesas. “Fue muy intenso”, señaló. “Nunca había visto algo moverse tan rápido”.

Chelsea Hunt, de 27 años, vio el fuego llegar a una montaña aledaña a la casa que comparte con su novio y su abuela, en Squirrel Valley, y se sorprendió de lo cercanas que las nubes de humo se veían. “Era apocalíptico”, expresó. “No puedo siquiera recordar qué estaba haciendo. Sólo recuerdo que vi el fuego y comprendí que necesitaba huir de allí”. Así lo hizo, dejando atrás todas sus pertenencias -incluida su tarjeta de Seguro Social y su certificado de nacimiento-. Las pocas posesiones que le quedan son su automóvil y su pijama. Hunt, su novio y su abuela fueron evacuados en la escuela Kernville Elementary, donde se unieron a otras más de 100 personas.

Shawn Rice, de 22 años de edad, describió la escena en que él y su familia huyeron de South Lake como “estresante; muchos vecinos trataban de hacer lo mismo y se creó un pequeño atasco de tránsito”. Mientras miraba las llamas en lo alto de una montaña cercana, el joven no paraba de pensar lo peor. “Seguramente South Lake se quemará por completo, junto con mi casa y las de la comunidad”, creyó. “Era un pensamiento negativo, pero al ver las llamas era realista; las cosas realmente lucían muy mal”.

Un día después, Rice miraba a la distancia el resplandor anaranjado del incendio y afirmaba que no sabía qué sentir, porque no estaba seguro de que su hogar familiar estuviera en pie o no. “Sería un milagro que mi casa esté a salvo”, dijo. “Pero lo importante es que estoy vivo”.

El viernes, el estacionamiento del centro de evacuación estaba lleno de vehículos, donde la gente había colocado alimento para perros, jaulas de animales y bolsas de ropa. Algunos autos estaban vacíos, pero al menos una persona, envuelto en una manta de la Cruz Roja, había dormido en uno de ellos.

Cher Buys, de 63 años de edad, relató que al llegar al centro de evacuación vio “gente llorando desconsoladamente”. Esta residente de Weldon afirmó que la noche anterior estaba en su casa, en la cama, cuando se cortó la electricidad, alrededor de las 7 p.m. Salió a la calle y vio una niebla de humo. “No se podía ver la casa de mi vecino”, aseguró.

Después de tomar algunos artículos básicos, saltó a su Jeep negro y condujo, mientras los bomberos llegaban para evacuar a los residentes. También pudo ver las llamas altas, cada vez más impulsadas por el viento. “Seguían subiendo y subiendo por las montañas”, detalló. “Para que afecte a cinco pueblos, un incendio debe ser grande, sin dudas”.

Las autoridades afirmaron que la zona estaba destinada a un incendio de grandes proporciones. Además del calor extremo, la gran cantidad de árboles muertos -afectados por una combinación letal de sequía, calor y voraces escarabajos de corteza- había elevado el grave peligro de fuegos forestales. “Los árboles no reciben agua”, dijo Buys. “Se están muriendo”.

Las condiciones eran las peores que podían esperarse para un incendio, remarcó también Geri Jackson, vocera de Sequoia National Forest, una de las varias agencias que respondieron al operativo. Las temperaturas se hallaban en los 90 grados, la humedad era muy baja (de un sólo dígito) y el área estaba en alerta por fuertes vientos. “Esas tres cosas, combinadas, crean grandes incendios”, afirmó Jackson. “Una vez que el fuego se inició, se expandió rápidamente”.

Para otros, las preocupaciones se intensificaron cuando intentaron ubicar -sin éxito- a algunas personas en la comunidad de Lake Isabella. A causa del fuego, las autoridades señalaron que el servicio de celulares se había visto comprometido. Una estación local de televisión reportó que había largas filas en uno de los centros de evacuación, para hacer llamadas desde un teléfono de línea.

Kimberly Reyes, de 54 años, y Luis Reyes, de 59, quienes viven en South Lake, relataron que tuvieron problemas con sus celulares y que no habían podido ubicar a sus familiares. “Es frustrante”, aseguró Kimberly. “No podemos llamar a los familiares, quienes seguramente están viendo las noticias y se preguntan si uno está a salvo”.

“Tampoco sabemos cómo están los vecinos”, agregó Luis. “A veces eso es peligroso, porque la gente sale a buscar a los demás”.

El incendio del condado de Kern es el más reciente de varios que han afectado el sur y el centro de California en las últimas dos semanas. En el condado de Santa Barbara, el fuego de Sherpa obligó a cientos de personas a huir de sus casas hacia el norte. Esta semana, en tanto, dos incendios en las colinas de Azusa y Duarte obligaron a realizar más evacuaciones.

En el condado de San Diego, el jueves los bomberos incrementaron la contención en el incendio denominado ‘Border’, justo al norte de la frontera entre los EE.UU. y México, y se dispusieron evacuaciones obligatorias para toda la comunidad al este de Potrero. Este fuego ha quemado 7,483 acres y destruyó cinco hogares, según el Departamento de Protección Forestal contra Incendios de California. Las autoridades advirtieron que se esperan más pérdidas materiales en el condado de Kern, mientras el incendio sigue propagándose.

En la escuela Kernville Elementary, muchos esperaban ansiosamente noticias sobre el estado de sus casas y comunidades. Cuando Anthony Romero, vocero del Departamento de Bomberos del Condado de Kern, informó el viernes por la mañana que se habían perdido entre 80 y 100 propiedades, muchos quedaron sin aliento.

Los Magee se unieron a muchos otros en esa espera de noticias. Cuando se le preguntó a Nathan Magee qué pensaba hacer en caso de que su hogar hubiera desaparecido, el hombre sólo esbozó unas pocas palabras: “Honestamente, no tengo idea”.

Vives reportó desde Kernville; Mejia desde Los Ángeles y Fernandez desde la zona de Lake Isabella. Los reporteros de planta Veronica Rocha, Joseph Serna, Ben Poston y Matt Hamilton contribuyeron con este informe.

Para leer la nota en inglés

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