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Pacientes en riesgo de infecciones por superbacterias, según empleados de hospital de Pomona

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Los empleados de uno de los hospitales más grandes del Valle de San Gabriel temen que los pacientes estén en riesgo por las malas condiciones de limpieza que la administración ha ignorado.

“Recojo huesos, sangre y carne”, señaló Leticia Duarte, una empleada de servicios ambientales en Pomona Valley Hospital Medical Center. “Puede encontrarse en las paredes y en el techo. Usamos fregonas para limpiar; no estamos entrenadas acerca de cómo manejar eso”.

Los comentarios de Duarte fueron incluidos en un informe que la unidad del sindicato Service Employees International Union emitió esta semana acerca de las condiciones del hospital de Pomona. Los trabajadores del centro médico han intentado sindicalizarse.

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El informe apuntó a datos federales que muestran que Pomona Valley reportó que 97 pacientes fueron infectados con una bacteria letal, Clostridium difficile, en 2015, una tasa superior al promedio nacional.

Según datos del estado entre 2012 y 2014, 19 pacientes infectados con C. difficile durante sus estadías en el hospital fallecieron más tarde.

Los empleados señalaron que la gerencia había ignorado sus quejas acerca de la falta de entrenamiento para combatir la propagación de infecciones.

El martes, ejecutivos del hospital negaron las quejas de los empleados. Darlene Scafiddi, vicepresidente de enfermería y servicios de atención al paciente, aseveró que los empleados son entrenados en el control de infecciones al menos una vez al año. “Tenemos documentación del entrenamiento”, afirmó. “Estamos comprometidos con la salud pública y la seguridad”.

Scafiddi afirmó que los pacientes que fallecieron tenían otras enfermedades serias, que contribuyeron con sus muertes. También dijo que no podía efectuar más declaraciones de dichos casos debido a las leyes de privacidad.

En el informe, María Heredia, otra empleada del departamento de servicios ambientales, afirmó que había recibido entrenamiento una vez en 12 años. “Pero no recibí ninguna preparación acerca del control de infecciones”, declaró.

Duarte, quien es empleada del hospital hace nueve años, señaló que ha visto cómo el material infeccioso pasa de un quirófano a otro. “A menudo los médicos irrigan para enfriar los huesos que cortan”, afirmó. “Ese agua sucia termina en el piso, donde los médicos y el personal de la sala de operaciones se posa. Luego lo llevan a otros quirófanos porque no cambian sus botines”.

Otros trabajadores señalaron que el hospital no estaba tomando precauciones adecuadas para evitar que la infección de un paciente se propague a otros y al personal. “Diría que dos o tres veces al mes tengo que trabajar con un paciente sin equipo de protección, antes de que se me informe que se trata de un caso de aislamiento”, aseguró Socorro Valencia, quien ha trabajado en el hospital durante nueve años.

Scafiddi señaló que el centro médico ha aumentado los controles de infecciones mediante la instalación de más estaciones para el lavado de manos, de modo de reducir la propagación de las infecciones por C. diff. “Cumplimos o superamos todas las regulaciones, estatales y federales”, aseguró. “Estamos comprometidos a promover la salud en toda nuestra región”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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