Anuncio

Diecisiete años después del 11 de Septiembre, Al Qaeda podría tener más fuerza que nunca

Share

En los días posteriores al 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos se propuso destruir a Al Qaeda. El por entonces presidente George W. Bush prometió “privar a los terroristas de fondos, enfrentarlos uno contra el otro, llevarlos de un lugar a otro, hasta que no haya refugio ni descanso”.

Diecisiete años después, Al Qaeda podría estar más fuerte que nunca. Lejos de vencer al grupo extremista y sus “franquicias” asociadas, los críticos señalan que las políticas de EE.UU. en Medio Oriente parecen haber alentado su difusión.

Lo que los funcionarios estadounidenses no entendieron, expuso Rita Katz, directora del grupo de inteligencia SITE, en una reciente entrevista telefónica, es que Al Qaeda es más que un grupo de individuos. “Es una idea, y una idea no se puede destruir usando armas sofisticadas, matando a líderes y bombardeando campos de entrenamiento”, consideró.

Anuncio

El grupo ha acumulado la mayor fuerza de combate en su existencia. Las estimaciones señalan que puede tener más de 20,000 militantes solo en Siria y Yemen. Además, cuenta con afiliados en el norte de África, el Levante y partes de Asia, y sigue siendo fuerte en la frontera entre Afganistán y Pakistán.

También ha cambiado las tácticas. En lugar de los atentados terroristas, las brutales ejecuciones públicas y la astuta propaganda utilizada por Estado Islámico (antiguo aliado de Al Qaeda y ahora rival), Al Qaeda ahora practica un enfoque más suave, insertándose en el terreno y ganando el apoyo de los musulmanes sunitas en los países diezmados por la guerra.

A continuación, un vistazo del crecimiento de Al Qaeda en algunos países clave de Medio Oriente:

Irak

Estados Unidos fue a la guerra contra Iraq en 2003, basándose en parte en la afirmación -luego desmentida- de que Al Qaeda tenía vínculos con el dictador Saddam Hussein. Ello resultó ser una profecía autocumplida.

Tras la victoria, EE.UU. disolvió al ejército iraquí, poniendo a cientos de miles de hombres descontentos y con entrenamiento militar en las calles. Muchos se levantaron contra lo que se percibía como una invasión extranjera, alimentando una insurgencia que nunca cesó. Esto dio a luz a Al Qaeda en Irak, una filial local pionera en el uso de ataques terroristas contra musulmanes chiítas, considerados apóstatas por los extremistas sunitas.

En su “escalada” de 2007, EE.UU. en conjunto con las milicias sunitas progubernamentales, derrotaron en gran medida a Al Qaeda en Irak. Pero para 2010, el grupo era “fundamentalmente el mismo” que antes de la escalada, según el general Ray Odierno, el máximo comandante estadounidense en Irak en ese momento.

Los levantamientos de 2011 en la vecina Siria dieron a la agrupación el respiro que necesitaba. Dos años más tarde surgió como Estado Islámico en Irak y Siria (también conocida como ISIS) y se separó del liderazgo central de Al Qaeda.

También lanzó una ofensiva audaz que hizo caer grandes franjas de Irak en manos de los yihadistas. Aunque el Estado Islámico perdió la mayor parte de su territorio, sigue siendo un peligro.

Yemen

Al Qaeda estuvo activo en Yemen incluso antes del 11 de Septiembre: orquestó el atentado contra el destructor estadounidense Cole en el puerto de Aden, en octubre del año 2000 . Después de los ataques contra las Torres Gemelas, Bush señaló al entonces presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, como un socio vital en la guerra contra el terrorismo.

Saleh recibió lo que calificó como un “ilimitado” apoyo de EE.UU. para luchar contra los yihadistas. A su vez, le dio al país carta blanca para llevar a cabo ataques contra los operativos del grupo, incluidos las polémicas embestidas con drones que comenzaron en 2002.

Pero para enero de 2009, había surgido Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), que pronto fue considerada como la rama más peligrosa del grupo.

El expresidente Obama liberó equipos de fuerzas especiales para perseguir a los miembros de AQPA. También incrementó los embates con drones, lanzando aproximadamente 200 entre 2009 y 2016, según un informe del Bureau of Investigative Journalism. El presidente Trump ha lanzado 160.

Sin embargo, las huelgas y redadas a menudo mataron a más civiles que militantes.

A finales de 2014, los rebeldes musulmanes chiítas respaldados por Irán, conocidos como huzíes, llegaron desde el noroeste del país para apoderarse de la capital, Sana. En medio del caos resultante, AQPA obtuvo un premio: la ciudad de Mukalla, donde se ubica el tercer puerto más grande de Yemen. Así, se convirtió en la pieza clave de un feudo de Al Qaeda.

Ya en 2012, Nasir Wuhayshi, el autoproclamado “emir” y fundador de AQPA, había dicho que el grupo necesitaba ganarse a la gente, “ocupándose de sus necesidades diarias”.

El grupo se rebautizó a sí mismo como Ansar al Sharia (los partidarios de la Sharia), y lentamente introdujo la dureza de la ley islámica y el gobierno conforme Al Qaeda.

Con Trump como líder, Estados Unidos continuó en gran medida las políticas de Obama en Yemen. Ha dado pleno apoyo a una campaña aérea liderada por Arabia Saudita contra los huzíes, a pesar de los críticos, que culpan a los ataques por la mayoría de las 16,000 bajas civiles en Yemen desde que comenzó el conflicto.

Pero incluso mientras Estados Unidos continúa realizando ataques aéreos e incursiones contra AQPA, el grupo se ha posicionado como un aliado virtual, luchando contra los huzíes junto a los combatientes tribales apoyados por Arabia Saudita.

Somalia

La caída del gobierno de Somalia, en 1991, condujo al surgimiento de la Unión de Tribunales Islámicos, un conjunto de organizaciones clericales que formaron un sistema judicial basado en la Sharia, que obtuvo legitimidad al ofrecer servicios tales como educación y cuidado de la salud.

Washington, sospechando vínculos con Al Qaeda, apoyó a los enemigos del grupo y alistó al ejército etíope para vencerlo, lo cual logró en 2006. En la ocupación de facto que continuó, el ala radical de la Unión de Tribunales Islámicos, el Shabab, creció como un movimiento de resistencia independiente que tomó la mayoría de las regiones centrales y meridionales de Somalia.

A pesar de su impopular aplicación de la doctrina Wahhabi fundamentalista, los residentes lo toleraban porque combatía a los etíopes, que son en su mayoría cristianos y tienen una larga enemistad con los somalíes.

En 2012, fue declarado como el nuevo aliado de Al Qaeda. El cambio de estatus atrajo a un número significativo de combatientes extranjeros, incluidos algunos de EE.UU.

La política del gobierno de Obama de atacar con aviones no tripulados, junto con el apoyo a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la Unión Africana, expulsó a Shabab de la capital, Mogadishu, en 2011, cuando perdió la mayoría de las ciudades y pueblos de Somalia. Sumado a ello, en septiembre de 2014, un ataque con drones estadounidenses mató a su líder, Ahmed Abdi Godane, también conocido como Mukhtar Abu Zubair.

Pero el grupo siguió dominando en las áreas rurales, donde se estima que entre 4,000 y 6,000 militantes lo convierten en una de las franquicias más grandes de Al Qaeda. Llevan a cabo ataques guerrilleros contra las fuerzas de la Unión Africana y objetivos civiles, y han lanzado ataques en otras partes de África Oriental, incluido el del centro comercial Westgate, en Nairobi, en 2013.

Siria

El 23 de diciembre de 2011, un coche bomba impactó en un barrio residencial de Damasco, Siria, sede de la Dirección de Seguridad del Estado.

El edificio quedó prácticamente destruido. Los desafortunados conductores que estaban cerca de la explosión fueron quemados vivos. Un segundo coche bomba detonó poco después. En total, 44 personas fueron asesinadas.

Ese ataque marcó el debut del Frente Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria.

El gobierno sirio había dado a los yihadistas paso a Irak para luchar allí contra las fuerzas de la coalición. Con la guerra civil, muchos ahora regresaban a devolver el favor. Los combatientes endurecidos de Nusra concedieron deslumbrantes triunfos a la coalición rebelde en busca de derrocar al presidente Bashar Assad. La cuestión fue tan efectiva que los funcionarios estadounidenses, incluido el exdirector de la CIA David Petraeus, sugirieron armar y desplegar a los yihadistas de Al Qaeda para luchar contra sus antiguos camaradas de Estado Islámico.

Y a pesar de su adhesión a un estricto código de conducta islámico y la imposición de la ley Sharia en sus áreas, el grupo contó con el apoyo popular de aquellos civiles cansados de lidiar con rapaces facciones de la oposición -más interesadas en los saqueos que en la lucha-.

Sin embargo, una vez más, el grupo afiliado no declaró un califato. En cambio, modificó su nombre, cortando públicamente los lazos con Al Qaeda, aunque conserva algunos de los principales agentes del grupo.

Se estima que la agrupación (ahora conocida como la Organización para la Liberación de Siria) tiene entre 10,000 y 15,000 combatientes, incluidos militantes extranjeros de lugares tan lejanos como Albania y China.

Libia

Oficialmente, no hay un grupo de Al Qaeda en Libia. Su filial, el Grupo Islámico Combatiente Libio, se disolvió en 2011; sus miembros renunciaron a la violencia pero se distinguieron como rebeldes relativamente disciplinados una vez que comenzó la revolución contra el tirano libio Moammar Kadafi.

Desde entonces, algunos, como Abdul Hakim Belhaj, el exjefe del Grupo de Combate, que luchó con Osama bin Laden en Afganistán y fue entregado por Estados Unidos después de 2001, se han convertido en poderosos líderes islamistas, con un papel significativo en la política caótica de Libia.

Otros han flotado a la rama libia de Estado Islámico o se unieron a otras agrupaciones islamistas, incluidos algunos de quienes tomaron la capital libia, Trípoli.

Pero mientras Estados Unidos, otras naciones occidentales y los Emiratos Árabes Unidos se han centrado casi exclusivamente en desalojar al Estado Islámico de sus bastiones en el norte y el noreste, Al Qaeda ha experimentado un resurgimiento, según un informe de las Naciones Unidas, de agosto pasado.

La amenaza del grupo en Libia se hizo visible para EE.UU. apenas este 2018. En marzo, el Comando de África del Pentágono afirmó que había matado a dos militantes de Al Qaeda en un ataque con drones, incluido un supuesto funcionario de alto rango, Musa Abu Dawood.

Fue el primer embate de ese tipo contra el grupo en Libia. Luego siguieron otros, como uno en junio, en lo que se considera una campaña ampliada de lucha contra el terrorismo en el país.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio