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Después de 4 reclusos muertos en un mes, exigen cambios en las cárceles del condado de Los Ángeles

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La frustración por las condiciones de las cárceles del condado se hizo notar el viernes por la mañana, cuando manifestantes cerraron temporalmente una porción de una calle que conduce al complejo carcelario cerca del centro de Los Ángeles, donde se enfrentaron con la policía.

Las preocupaciones clave de los manifestantes fueron las muertes de cuatro detenidos en lo que va del mes, todas producto de incidentes en cárceles administradas por el Departamento del Sheriff del Condado de L.A.

Un recluso de 48 años de edad, en Twin Towers Correctional Facility, se suicidó “ahorcado” el jueves por la noche, según un documento obtenido por el Times. El hombre se hallaba con vida artificial en un hospital desde el 24 de febrero, cuando fue encontrado boca abajo, en una litera, con una camisa alrededor de su cabeza, informa el documento, redactado por el agente G. Matthews.

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La portavoz del departamento, Nicole Nishida, confirmó que hubo cuatro muertes durante este mes, incluyendo un suicidio, pero se negó a proporcionar información específica citando las investigaciones en curso. Precisó que siete reclusos murieron este año en el sistema carcelario del condado, el más grande del país. En 2016 se registraron 20 muertes, y en 2015 hubo 21, informó.

No obstante, los manifestantes reclamaban el viernes por más respuestas. “Cualquier muerte en las cárceles debe plantear muchas preguntas, aunque debido a la falta de transparencia es difícil saber qué le ocurrió a estas personas”, expresó Esther Lim, directora de proyectos carcelarios de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) del sur de California.

Cerca de 50 manifestantes, muchos de ellos afiliados a Dignity and Power Now, un grupo que aboga por la rendición de cuentas en cárceles y mejores condiciones para los reclusos, afirmaron que la recientemente creada Comisión de Supervisión Civil del Sheriff debería tener poder para obtener documentos y convocar a testigos que brinden detalles de las condiciones de las cárceles. Actualmente, la comisión sólo puede hacer recomendaciones -aunque no puede implementar cambios- en el Departamento del Sheriff.

Algunos manifestantes llevaban letreros que decían “Expongan a los 300 agentes problemáticos”, una referencia a la lista secreta de oficiales que, según investigaciones de asuntos internos, han tenido malas conductas. El sheriff Jim McDonnell pelea en la corte con el gremio que representa a los agentes para que se le permita entregar a los fiscales esta lista, de modo que los nombres puedan incorporarse a una base de datos interna que rastrea a oficiales cuyos testimonios podrían ser problemáticos.

En la manifestación del viernes no se produjeron arrestos.

Según documentos obtenidos por el Times, un preso de 72 años de edad, a la espera de su juicio en la Cárcel Central de Hombres, murió el domingo pasado con una herida en la cabeza. Horas después de ser atendido por ello, su cuerpo fue hallado en una silla de ruedas, donde aparentemente murió mientras esperaba su traslado al hospital, según el informe del sheriff generalista J. Talmadge.

El teniente David Smith, del Departamento del Forense del Condado de L.A., señaló que no se había establecido la causa de muerte. Hasta el viernes por la tarde, la familia del recluso no sabía de su deceso.

Otro documento detalla la muerte de un hombre de 64 años, quien “fue encontrado sin signos vitales, en su celda” del Twin Towers Correctional Facility, el 1 de marzo pasado. Su autopsia está aún en estado ‘aplazado’, afirmó la teniente Kelly Yagerlener, de la oficina del forense. Otro recluso, de 43 años de edad, murió el 3 de marzo en North County Correctional Facility, también por causas desconocidas, conforme otro documento.

En un comunicado, el Departamento del Sheriff señaló que los suicidios de los reclusos son “trágicos e inaceptables”, y que la agencia ha hecho mejoras en los últimos años para mantener a salvo a sus más de 16,000 presos. Estas medidas incluyen controles de seguridad a los reclusos de alto riesgo cada 15 minutos, entrenamiento a todo el personal carcelario para poner freno a escaladas de violencia y un proceso de revisión más detallado para identificar y corregir problemas como suicidios y otros incidentes.

Entre los manifestantes reunidos el viernes, Helen Jones, de 51 años, sostenía los trozos de tela hallados en el cuerpo de su hijo cuando murió, en la Cárcel Central de Hombres, en 2009. “Tuve que hacer mi propia investigación”, afirmó la madre de John Thomas Horton III, de 22 años. La mujer explicó que las autoridades habían sugerido que su hijo se suicidó, pero las fotos del cuerpo ensangrentado del joven indicaban que había sido golpeado hasta su muerte. En tanto, está a la espera de un juicio por lo que considera una acusación “falsa”. “Él no hizo nada malo”, afirmó.

Smith, de la oficina del forense, remarcó el viernes que ocho años después de la muerte de Horton, el incidente sigue listado como un ‘ahorcamiento’, pero el modo de muerte -suicidio u homicidio- aún no se ha determinado.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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