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Descubren que miles de muertes por infecciones intrahospitalarias no se reportan como corresponde

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Muchos miles de Californianos mueren cada año por infecciones que se contagian mientras están internados. Pero nunca se da cuenta de ello en sus certificados de defunción.

Sharley McMullen, de Manhattan Beach, comenzó con síntomas de fiebre apenas horas después de haber salido de una sala de operaciones en Torrance Memorial Medical Center, el 4 de mayo de 2014. McMullen, de 72 años de edad y quien había trabajado como secretaria en Cabo Cañaveral, Florida, para la carrera espacial, estaba allí para recibir tratamiento por una úlcera sangrante. Sin embargo, poco después luchaba por su vida.

Nosotros, la comunidad de médicos, hemos observado durante muchos años cómo estos pacientes mueren y se los traslada a la morgue”.

— Dr. Barry Farr, expresidente de la Sociedad de Cuidados Epidemiológicos de los EE.UU.

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En su historial médico, un doctor escribió “CRKP” -la nefasta abreviatura de una de las superbacterias más letales del mundo- y lo subrayó tres veces. Los galenos intentaron sanarla con antibiótico tras antibiótico. Pero después de cinco semanas en el hospital, mayormente en terapia intensiva y con morfina para el dolor, McMullen murió.

Su certificado de defunción no hace mención a ninguna infección intrahospitalaria o CRKP. En lugar de ello, su médica escribió que McMullen había fallecido por falla respiratoria y shock séptico causado por la úlcera.

La conclusión de la médica indignó a Shawn Chen, hija de la víctima. “Debería decir que murió de una infección que contrajo dentro del hospital”, aseguró. “Ella era muy fuerte; se hubiese sanado si no hubiese contraído esta infección”.

La Dra. Yasmeen Shaw, quien atendió a McMullen en la unidad de cuidados intensivos y completó su certificado de fallecimiento, afirmo que siguió las instrucciones de los funcionarios de salud al registrar la causa subyacente de muerte, que en su opinión había sido la úlcera perforada.

“Todo lo que pasó con su salud es consecuencia de la condición inicial con la cual llegó”, aseveró Shawn. “Si la paciente no hubiera tenido una úlcera perforada, no hubiera estado en el hospital en primer lugar”.

Sin embargo, muchos científicos aseguran que hay una epidemia de infecciones intrahospitalarias no declaradas.

Investigadores de la Universidad de Michigan precisaron, en un estudio de 2014, que las infecciones -tanto las contraídas dentro como fuera de los centros médicos- sustituirían la enfermedad cardíaca y el cáncer como las principales causas de muerte en los hospitales si el recuento se realizara a partir de los registros de facturación médica -que muestran literalmente los tratamientos de los pacientes- en lugar de los certificados de defunción.

“Incluso si una única persona muere a causa de una infección intrahospitalaria, ya es demasiado”, afirmó el Dr. Chesley Richards, quien supervisa los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, y que se reunió recientemente con un grupo de familias para discutir los certificados de defunción engañosos.

California no rastrea las muertes por infecciones intrahospitalarias. Y, a diferencia de otras dos docenas de estados, tampoco requiere que los centros médicos informen cuando los pacientes enferman por las extrañas superbacterias como las que afectaron a McMullen, lo cual plantea interrogantes acerca de si los funcionarios de salud están haciendo lo suficiente para detener su propagación.

Chen, hija de McMullen, afirma que llamó al Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles para reportar que su madre había sido diagnosticada con CRKP (siglas en inglés de la conocida como ‘neumonía Klebsiella’), en Torrance Memorial.

Una vez que la bacteria ingresa a la sangre del paciente, mata a la mitad de las víctimas. Una empleada del condado señaló que no era algo para reportar. “Me dijo: ‘Es una infección que está en todas partes’”, relata Chen.

Torrance Memorial se negó a responder preguntas acerca de la exactitud del certificado de defunción u otras acerca del cuidado recibido por la víctima. En un comunicado, el centro médico dijo que “toma la seguridad del paciente, especialmente en lo que se refiere al control de infecciones, muy en serio”. Los expertos señalan que los hospitales podrían prevenir estas muertes con mejores procedimientos de control de infecciones, algunos tan simples como asegurarse de que el personal se lave las manos, pero tienen poco incentivo para hacerlo si no es obligatorio reportar estos decesos.

“Nosotros, la comunidad de médicos, hemos observado durante muchos años cómo estos pacientes mueren y se los traslada a la morgue”, afirmó el Dr. Barry Farr, expresidente de la Sociedad de Cuidados Epidemiológicos de los EE.UU., quien está retirado. “Ahora sigue ocurriendo lo mismo”.

Autoridades federales de salud consideran que CRKP y otras especies de patógenos en la familia más amplia conocida como enterobacterias resistentes al carbapenem, o CRE (por sus siglas en inglés) son una de las amenazas sanitarias más urgentes de la nación.

Debido al peligro, los CDC recomiendan que las autoridades oficiales de salud exijan que los hospitales reporten casos de CRE. Y, si eso no es posible, según las directrices de las agencias, los departamentos de salud deberían de todas formas inspeccionar los hospitales y centros de cuidado para detectar la presencia de la superbacteria y asegurarse de que las instalaciones hagan lo necesario para detener su transmisión.

Chen afirmó que, al comienzo, las enfermeras de Torrance Memorial habían tomado medidas adicionales para que la bacteria no se propague del cuerpo de su madre, con guantes desechables y un cartel en la puerta para alertar a otras personas del ingreso a la habitación. Pero luego, señaló, se sorprendió cuando su madre fue trasladada a otro piso donde no se tomaron esas precauciones. “Había una bacinilla con orina sobre una mesa”, afirmó la mujer, quien asegura está preocupada ante la posibilidad de que otros pacientes se hayan contagiado.

Torrance Memorial se negó a comentar acerca de esta supuesta falta de precauciones denunciada por Chen. Autoridades de salud del condado explicaron que dejaron de exigir que los servicios de salud reporten infecciones por CRE en 2012, “debido a la limitación de recursos”, aunque otros hospitales voluntariamente entregaron muestras de bacteria de pacientes diagnosticados con la superbacteria.

Los casos de infección reunidos entre 2010 y 2012 mostraron que el condado de L.A. era “una zona de alta prevalencia” de la superbacteria, aseguraron los funcionarios del condado, quienes también dijeron que trabajan para prevenir infecciones, entre otras maneras al enviar a enfermeras de salud pública a los hospitales para consultar acerca de posibles brotes y cuáles son los controles adecuados. También manifestaron no tener constancia de una queja acerca de un caso por CRE en Torrance Memorial.

Los CDC estiman que 75,000 estadounidenses con infecciones adquiridas en hospitales mueren durante sus internaciones cada año. Como California provee entre el 10% y 12% de la atención hospitalaria de la nación, los funcionarios estatales usaron el análisis de la agencia para estimar que entre 7,500 y 9,000 californianos mueren cada año por infecciones de gérmenes intrahospitalarios.

Pero estos números podrían ser una subestimación, quizás por un alto grado, según los expertos. “Es justo desafiar esta cifra”, señaló Richards, de los CDC, respecto de la cifra general de 75,000 fallecimientos. La sepsis puede causar la muerte cuando una infección se disemina en la sangre, lo cual provoca una respuesta inflamatoria que daña los órganos del cuerpo y hacen que éstos fallen.

En marzo pasado, los CDC estimaron que el número real de muertes por sepsis fue cerca de un 140% más alto de lo registrado según los certificados de defunción, es decir 381,000 muertes por año. Según otro estudio, el 37% de las hospitalizaciones por sepsis fueron causadas por infecciones contagiadas en hospitales u otras instalaciones de salud, como residencias para adultos mayores.

Esto sugiere que al menos 140,000 estadounidenses mueren cada año debido a sepsis adquiridas por atención médica, apenas un subgrupo de las infecciones.

McMullen llegó a Torrance Memorial para realizarse una cirugía de hernia programada, a fines de abril de 2014. Una semana después, su esposo la llevó de urgencia al centro porque sufría de severo dolor abdominal y debilidad. Los médicos de emergencias sospecharon que estaba perdiendo sangre de una úlcera perforada en su estómago. La sospecha se confirmó mediante dos procedimientos realizados con un endoscopio. Se le practicó una operación para detener el sangrado, el 4 de mayo. Al día siguiente, se le diagnosticó la infección y la sepsis.

La historia médica de McMullen, que su familia facilitó a The Times, detalla cómo los galenos se frustraban cuando los medicamentos prescritos -entre ellos colistina, conocido como un ‘último recurso’ entre los antibióticos- no ayudaban al cuadro. Poco después, la paciente se hallaba en situación crítica.

Los CDC aconsejan a los hospitales que asistan a un paciente con CRE realizar chequeos a otras personas internadas y a todos aquellos que hayan compartido el mismo equipo médico, para asegurar que no estén infectados. L.A. Times le preguntó a autoridades de Torrance Memorial si otros pacientes se habían infectado con CRE en 2014 o 2015, y si alguno de esos casos podría vincularse con la bacteria que enfermó a McMullen. Los funcionarios se negaron a responder.

Sin mencionar a McMullen, funcionarios de Torrance Memorial aseguraron que durante 2014 las bacterias “parecen haber contribuido a la muerte de un paciente, quien posiblemente se contagió con CRE durante su hospitalización”.

Sin embargo, descartaron los endoscopios -fuente de recientes brotes de superbacterias en otros tres hospitales del sur de California- como la causa de la infección de McMullen. Las autoridades remarcaron que “tras una amplia investigación”, habían determinado que “no ha habido casos conocidos de transmisión de CRE en el endoscopio del hospital”.

Uno de los motivos por los cuales los médicos son reacios a informar en registros públicos cuando los pacientes han muerto por infecciones intrahospitalarias, según los expertos, es la posibilidad de demandas por negligencia.

Autoridades de los CDC alertaron en octubre de 2015 que habían descubierto que algunos centros médicos habían tratado de impedir que sus médicos reporten ciertos tipos de infecciones a una base de datos nacional, tal como es debido.

En un estudio de 2010 publicado por una revista médica de los CDC, el 49% de los médicos residentes en la ciudad de Nueva York señalaron que habían informado a sabiendas una causa inexacta de muerte en un certificado.

Nile Moss, de 15 años de edad, murió súbitamente un par de días después de realizarse una resonancia magnética en el Children’s Hospital del condado de Orange, en 2006. La autopsia comprobó que había muerto por una extraña superbacteria resistente a la meticilina, Staphylococcus aureus (o MRSA), que los CDC indican como causa principal de infecciones intrahospitalarias.

Sus padres creen que la almohadilla sobre la cual se recostaban los pacientes en la máquina para la resonancia estaba contaminada con la bacteria. El adolescente presentó síntomas de gripe poco después de dejar el centro médico. Se lo internó días después, con 104 grados de fiebre y dificultad para respirar.

El doctor no incluyó la bacteria en el certificado de defunción de Nile. En cambio, escribió que el adolescente había muerto por “síndrome de distrés respiratorio del adulto”. Entre las causas que habían colaborado, señaló el médico, se hallaban el shock séptico y la neumonía. “Los médicos pueden escribir lo que quieran”, dijo la madre de Nile, Carole Moos, quien asistió a la reunión de los CDC sobre los certificados de defunción inexactos. “Muchas personas están enojadas por esto. Ellos causan el daño y luego lo encubren”.

Denise Almazan, una vocera del hospital de niños, afirmó que las autoridades estaban investigando el caso del adolescente y que no podía comentar nada al respecto. Ed Winter, jefe asistente de la oficina del médico forense del condado de L.A., señaló que cuando se sospecha que un paciente ha muerto por una infección intrahospitalaria debe enviarse al examinador médico para que realice una revisión y determine si los funcionarios del condado -en lugar de los médicos- deben informar la causa de muerte. “Si hay dudas, nosotros investigamos”, señaló. Si la autopsia y los hechos del caso concluyen que un paciente murió a causa de una infección, el certificado de defunción indicaría “infección adquirida luego de una intervención quirúrgica”, dijo Winter.

En mayo pasado, el Dr. Martin Makary, cirujano de John Hopkins Hospital, en Baltimore, propuso a los CDC que se agregue una línea extra en los certificados, donde los médicos puedan ser indagados acerca de la muerte y si fue causada por una complicación prevenible de la atención médica. Makary estima que las infecciones, los errores y otros casos de “mala atención médica” serían al menos la tercera causa de fallecimiento entre los estadounidenses, si fuesen registradas correctamente. “Necesitamos abordar una conversación abierta y honesta al respecto”, aseguró.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí

Traducción: Valeria Agis

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