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Científicos descubrieron que los rinocerontes blancos usan su excremento como ‘red social’

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Esta es una red social que puede encontrarse con el uso de la nariz: los científicos que estudian las áreas comunales donde los rinocerontes blancos defecan en Sudáfrica descubrieron que los animales las emplean como tableros de mensajes sociales, para dejar ‘notas’ acerca de su estatus y para leer las ‘publicaciones’ de los demás.

El descubrimiento, publicado en Proceedings of the Royal Society B, ofrece una visión de los comportamientos sociales de éstos y otros animales, y podría incluso ayudar a los investigadores a desarrollar nuevas herramientas para ayudar en su preservación.

Los mamíferos son conocidos por dejar señales de olor entre sí en su orina (podría sospecharse que es algo como usualmente se advierte en los perros, que olfatean cuidadosamente un poste mientras su dueño tira de la correa). Pero el poder potencial del envío de señales por el excremento siempre captó menos atención, expresaron los científicos.

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“La orina ha sido más estudiada”, remarcó en un email la autora principal, Courtney Marneweck, ecologista y estudiante de doctorado en la Universidad de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica. “Quizás porque el comportamiento del marcado con orina es tan obvio (normalmente se produce mediante la pulverización de la sustancia), su función es más que de pura eliminación. Como los comportamientos específicos son menos comunes al defecar, quizás la significación comunicacional permaneció sin detectar”.

Pero los científicos han empezado a sospechar que el estiércol puede jugar un papel importante en la comunicación social, especialmente para animales como el antílope de Oribi, el coyote y el rinoceronte blanco, que emplean sitios de defecación comunales.

“A partir de las observaciones de comportamiento estamos seguros de que los rinocerontes usan estos sitios para recopilar información sobre los demás”, remarcó Marneweck. “Esto fue observado por primera vez por el investigador surafricano Norman Owen-Smith, a principio de los años 1970, pero sólo los recientes desarrollos tecnológicos nos han permitido comprender realmente los olores”.

Varias razones convirtieron a los rinocerontes blancos en los perfectos sujetos de estudio, explicó la especialista. “Son una gran especie modelo para estudiar la comunicación olfativa”, escribió. “En primer lugar, tienen una visión muy mala y dependen mucho de ese sentido. Además, los sitios comunes de defecación que usan son muy grandes (de hasta 20 metros de diámetro), frecuentes y fáciles de encontrar”.

Así, el plan fue reunir estiércol fresco para que los investigadores pudieran exactamente ver qué individuo había depositado la muestra. Eso permitiría averiguar si existían sustancias químicas reveladoras que se correlacionaran con las características de identificación de ese animal, como sexo o edad.

Hallar esas zonas comunes malolientes y de tamaño considerable puede haber sido fácil, pero capturar a un rinoceronte en el acto excretorio no fue nada fácil, destacó Marneweck. “El trabajo de campo es siempre un desafío; recoger toda esa información tomó mucho tiempo… Creo que mi récord de espera por un rinoceronte fue de siete horas y media”, escribió la experta. “Y todo ello después de caminar y rastrearlo”.

Después de muestrear los productos químicos volátiles o aerotransportados de 150 muestras de estiércol, Marneweck empleó un algoritmo de reconocimiento de patrones para determinar los “perfiles olfativos” de cada animal en términos de sexo, edad, estado territorial (para machos) y celo (para hembras).

Para los curiosos: según el estudio, el 2,3-dimetilundecano marcaba el sexo del animal, el heptanal revelaba su grupo etario, el nonano indicaba el estatus territorial de un macho y el 2,6-dimetilundecano si una hembra estaba en celo.

Una vez que Marneweck y sus colegas sabían qué sustancias químicas aerotransportadas se correlacionaban con cada característica, creaban una muestra falsa para un macho territorial y una hembra en celo, y las ponían en el campo para ver qué efecto tenían.

Desde luego, cuando un macho territorial olía a la hembra en celo, olfateaba la fuente por un largo tiempo y luego salía a buscarla. Pero si olía en cambio a un rival territorial, inmediatamente se ponía vigilante e intentaba hallar la amenaza. El olor de machos no dominantes y de hembras sin celo no parecía importarle al macho territorial.

Los hallazgos muestran que los rinocerontes realmente dejan “comentarios” específicos sobre sí mismos en estos sitios comunes, que ayudan a impulsar la actividad social entre ellos. La razón para usar la orina y el excremento para entregar estos mensajes es sencilla: no requiere ninguna energía extra hacerlo, remarcó Marneweck. “El uso de un desecho como señal de marcado es muy inteligente”, afirmó. “Es costoso para los animales crear secreciones especializadas de olor, pero la orina y el estiércol no requieren costos extra de energía. El excremento es más grande, por ende más fácil de encontrar, pero la duración de éste versus la orina es diferente según la especie”.

Muchos otros animales, tanto herbívoros como carnívoros, usan esos terrenos comunales, y la identificación de compuestos reveladores en su estiércol podría abrir nuevas puertas para estudiarlos, así como nuevas herramientas para el manejo de tierras y la conservación de especies. “Por ejemplo, animar a los animales a cruzar un corredor para aumentar el flujo genético, o desalentar su presencia en zonas peligrosas y con conflicto humano”, explicó Marneweck. “Incluso hay otros usos posibles, como ayudar a programas de cría proporcionando estímulos olfativos”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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