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Cárcel a los agentes del sheriff que golpearon a un enfermo mental en prisión y luego mintieron

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En un tiempo fue considerado un héroe a quien se le entregó la Medalla de Bronce por utilizar sus habilidades en Irak para salvar la vida de civiles locales.

El otro agente era conocido como un policía que trabajaba duro y a quien un trabajador social lo describió: como una persona ‘con compasión y comprensible’ con los enfermos mentales en la cárcel.

Pero el lunes, un juez federal los sentenció a prisión por golpear a un preso con enfermedades mentales y tratar de cubrir el ataque con mentiras, al decir que la pareja de oficiales había estado enfrascado en una cultura de ‘nosotros contra ellos’, o sea, una cultura en la cárcel que enfrentaba a los agentes del orden contra los prisioneros.

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Los dos individuos representan el último caso de oficiales del orden que han sido sentenciados con cárcel, en conexión con el abuso que se ha reportado en la prisión y que ha llevado a por lo menos 20 sentencias en el Departamento del Sheriff.

Brunsting, de 31 años, fue sentenciado a pasar 21 meses a la sombra, y Branum, de 36 años, le dieron cinco meses. Aunque el juez George Wu dijo que había posibilidades de que permanecieran en libertad, dependiendo sus apelaciones.

Ambas sentencias estuvieron muy por debajo de lo que los fiscales habían solicitado – en el caso de Brunsting, incluso el abogado defensor lo había requerido-, provocando el cuestionamiento del juez Wu sobre si sentencias más largas evitarían que otros agentes cayeran en el mismo tipo de conducta. El juez preguntó si los fiscales verdaderamente pensaron que si un oficial vería la sentencia y diría: ‘Lo haría si pago con seis meses de cárcel, pero no lo haría si obtuviera tres años [de cárcel]”.

“Si”, dijo enfático Brandon Fox, asistente de la fiscalía de Estados Unidos, sugiriendo que ha escuchado a gente en el teléfono urgiéndose entre ellos mismos a eliminar la actitud criminal después de que otros recibieron sentencias rígidas.

El abogado defensor de Brunsting lo catalogó como un sheriff inmaduro con la presión que conlleva una posición para enseñar a otros agentes al inicio de sus carreras, pero sin tener el entrenamiento mental para manejar a los enfermos mentales. Los fiscales habían acusado a Brunsting de fomentar una cultura de abuso dentro del penal, pero el juez Wu no estuvo estaba seguro de eso.

“No tiene el nivel todavía”, dijo Wu. “No puedo entender como él podría fomentar una cultura mental adversa a la que ya existe”.

Como entrenador, Fox dijo que Brunsting enseño a los agentes que tenía bajo su cargo cómo utilizar la violencia para ganar el respeto de los reos, y después mentir para cubrir los actos. En agosto de 2009, Fox escribió en una declaración judicial que Brunsting sofocó a un reo y escribió un reporte falso bajo el nombre del oficial al que estaba entrenando. Pero los fiscales desestimaron los cargos del incidente a cambio de que el oficial estuviera de acuerdo y permitiera que un juez considerara dicha conducta cuando fuera sentenciado.

“Esto es actuar con impunidad”, dijo Fox. “Esto es como decir: “estamos sobre la ley”.

Branum, mientras tanto, fue descrito por su abogado defensor como un héroe que ha sido condecorado y que decidió dejar su carrera militar para dedicarse devotamente a su familia.

“He pasado la mayoría de mi edad adulta protegiendo a la gente que no se puede proteger ella misma”, dijo Branum al juez, antes de la sentencia.

Su caso giró en torno a las acusaciones hechas por un exrecluta que había trabajado algunos días en Twin Towers Correctional Facility y el 10 de marzo de 2010, cuando fue llamado por su oficial de entrenamiento, Brunsting, quien mencionó que un recluso había dejado su celda sin permiso y se dirigió al personal de la cárcel.

“Vamos a enseñarle una lección”, Joshua Sather recuerda que Brunsting le dijo.

Sather, que se había graduado de la academia como uno de los primeros de la clase, testificó que él tacleó al reo y lo golpeó varias veces, pero de repente se detuvo porque el prisionero no se estaba resistiendo. Otros oficiales inmediatamente lo empezaron a golpear con los puños y a patadas. El reo, dijo Sather, estaba acurrucado en el suelo gritando y llorando.

En esa ocasión, los fiscales dijeron que el prisionero, Philip Jones, había sido atacado en un pasillo de las instalaciones de la cárcel donde no había cámaras de video. Ellos le dijeron al jurado que fue pateado en los genitales, golpeado y rociado con gas pimienta.

Cuando terminaron, Sather testificó, los oficiales se juntaron en forma privada para ponerse de acuerdo con la justificación falsa que escribirían en los reportes.

“Ellos conspiraron para asaltar a alguien”, dijo el fiscal Fox. “Conspiraron para cubrirlo”.

Sather renunció al departamento tiempo después.

Durante el juicio, los abogados de Brunsting y Branum argumentaron que Sather era un testigo al que no se le podía confiar y prejuicioso; además de dar cuentas inconsistentes del incidente a través de los años con tal de evitar llegar ante los fiscales.

El jurado tomó 90 minutos para rechazar el argumento de la defensa. Brunsting y Branum fueron convictos por conspiración en la violación de los derechos civiles de un reo; además de privarlo de sus derechos civiles bajo la ley y falsificar los registros.

Si desea leer la nota en su forma original y en inglés, haga clic aquí.

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