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La pelea entre Canelo vs. Chávez Jr. fue una sesión de sparring glorificada

Canelo Alvarez, of Mexico, right, punches Julio Cesar Chavez Jr., of Mexico, during their catch weight boxing match Saturday, May 6, 2017, in Las Vegas. (AP Photo/Isaac Brekken)
Canelo Alvarez, of Mexico, right, punches Julio Cesar Chavez Jr., of Mexico, during their catch weight boxing match Saturday, May 6, 2017, in Las Vegas. (AP Photo/Isaac Brekken)
(Isaac Brekken / AP)
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¿Cuál fue el propósito de todo esto?

Seguramente esa fue la pregunta que abarcó las mentes de muchas personas que vieron la predecible fácil victoria que el Canelo Álvarez le administró el sábado pasado a Julio Cesar Chávez Jr.

La pregunta fue respondida después que los puntajes de los jueces dieron como ganador unánime al Canelo, pues el peleador pelirrojo hizo su propio anuncio en frente de la casa llena en el T-Mobile Arena de Las Vegas.

En la entrevista tras la pelea, Álvarez reveló los planes para su próxima pelea, que será el 16 de septiembre.

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“¡Golovkin!”, exclamó ante la afición.

El campeón peso mediano, Gennady Golovkin, surgió de un túnel cercano con el entrenador Abel Sánchez a su lado. Verde, blanco y rojo, eran los colores de confeti que cayó desde las altas vigas del escenario, mientras la música de “Seven Nation Army” sonaba en el sistema de sonido.

El tan esperado arreglo había sido finalizado. “La pelea está hecha”, dijo Álvarez.

Entonces los 12 rounds precedentes al anuncio no fueron más que una elaborada conferencia de prensa – una conferencia que costó $60 para ver en televisión o cientos, sino que miles para ver en persona.

La manera cómo se hicieron las cosas pueden ser cuestionadas, pero la necesidad de una pelea no lo puede ser. La batalla entre Álvarez y Golovkin es una pelea que tenía que pasar.

No el próximo año, tampoco el año que le sigue… es septiembre.

Y será así.

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Esto es lo más cercano a lo que será una mega pelea. Tenía que pasar porque es lo mejor para el deporte. Tenía que pasar porque era lo mejor para Álvarez.

Los aficionados lo hicieron saber mu yen claro, cuando al final de los 12 rounds, los cánticos de “¡Beso, beso!” retumbaron el escenario. Fue una manera de la afición decirle a Canelo que si no quería lastimar a Chavez Jr., entonces por lo menos que lo besara.

“Demostré que puedo moverme, que puedo boxear, puedo hacer todo eso”, dijo Álvarez luego sumar más golpes que Chavez Jr. “He demostrado lo que tengo”.

Es suficiente, Álvarez ha tomado muchos oponentes suaves. Peleas como contra de Chavez, son necesarias, lo entiendo, pienso que muchos aficionados lo ven igual.

El boxeo es peligroso. Las carreras en ese deporte son cortas y si un peleador tiene la oportunidad de alcanzar un cheque con muchos ceros, sin sacrificar muchas células del cerebro, entonces debe aprovecharlo y tomarlo.

Como promotor de Álvarez, Óscar De La Hoya tiene el trabajo de maximizar las ganancias de su peleador mientras que minimiza el riesgo.

El arte de promover una pelea está en crear la ilusión del peligro y correr con un libreto que posiblemente distraerá a los clientes de un compromiso desequilibrado.

Al lograr hacer una pelea contra el hijo del mejor peleador en la historia de México como oponente de su pupilo, Alvarez, De La Hoya hizo eso mismo.

Pero un peleador y su promotor pueden usar la misma táctica en contadas ocasiones.

Álvarez tuvo una pelea igual de fácil el pasado Cinco de Mayo contra Amir Khan, un boxeador popular pero sin mucho tamaño y que además se le conoce por su inhabilidad de recibir golpes.

Esa pelea terminó como se esperaba, con Álvarez noqueándolo en seis rounds. De tomar otro oponente fácil, hubiera dañado la credibilidad del Canelo. Hubiera dañado la poca integridad que le queda a este deporte.

Pero hay otra razón por la que Golovkin es la dirección correcta: Álvarez puede ganar. El límite del peso contra Chavez fue 164.5 libras, más de 10 libras de la división en la que Álvarez ha estado la mayoría de su carrera.

La pelea contra Golvokin será presumiblemente será en la división de peso mediano, por lo que el límite es de 160 libras.

Realmente no se puede examinar mucho la actuación de Álvarez del pasado sábado, considerando el deficiente oponente.

Pero el poder de Álvarez subió con él. Chavez es más alto por cuatro pulgadas, sino es que algo más, y Álvarez fue capaz de castigarlo. Las libras extras no detuvieron su movimiento.

Esto fue una sesión de sparring glorificado y Álvarez se vio tan dominante como el pudiera verse al dominar la cantidad de ganchos lanzados.

Entre más la pelea avanzaba, más dominante se veía. Lanzó ganchos peligrosos al mentón y qué decir de las combinaciones. En el noveno sorprendió a Chavez con un contragolpe.

“Fue la velocidad y la distancia”, dijo Chavez Jr.

Si esto fue un entrenamiento para la pelea verdadera contra Golovkin, Álvarez ya se ve listo.

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