Anuncio

Es aún muy temprano para comenzar a tomar champaña en Dodgers

LOS ANGELES, CA - SEPTEMBER 22: Yasiel Puig #66 of the Los Angeles Dodgers celebrates in the clubhouse after their 4-2 win aMLB game against the San Francisco Giants to clinch their fifth consecutive National League West title at Dodger Stadium on September 22, 2017 in Los Angeles, California. (Photo by Victor Decolongon/Getty Images) ** OUTS - ELSENT, FPG, CM - OUTS * NM, PH, VA if sourced by CT, LA or MoD **
LOS ANGELES, CA - SEPTEMBER 22: Yasiel Puig #66 of the Los Angeles Dodgers celebrates in the clubhouse after their 4-2 win aMLB game against the San Francisco Giants to clinch their fifth consecutive National League West title at Dodger Stadium on September 22, 2017 in Los Angeles, California. (Photo by Victor Decolongon/Getty Images) ** OUTS - ELSENT, FPG, CM - OUTS * NM, PH, VA if sourced by CT, LA or MoD **
(Victor Decolongon / Getty Images)
Share

El vestuario en el que Dave Roberts entró el viernes por la noche no era el mismo en el que estaba antes del triunfo de los Dodgers por 4-2 ante los Gigantes de San Francisco.

Yasiel Puig arrojaba cerveza por todo el vestuario. Joc Pederson estaba fumando un cigarro. Los jugadores sonrieron y otros se abrazaron.

Roberts parecía que había vuelto a nacer, pues se había quitado el peso de un mes miserable. Los Dodgers eran los campeones de la división Oeste de la Liga Nacional por quinta vez consecutiva.

Anuncio

“Es algo que este grupo, este equipo, necesitaba”, dijo Roberts.

La celebración no era tan festiva como cuando los Dodgers ganaron los títulos divisionales en temporadas anteriores. Aunque había champaña en el vestuario, los Dodgers no estaban tan emocionados, sino más que nada, aliviados

Había un sentimiento similar en las gradas. Los aficionados estaban aliviados de que los Dodgers no arruinaron una ventaja de 21 juegos que tenían sobre los Diamondbacks de Arizona, aliviados de que no tenían que jugar un Juego de Comodín, aliviados de que tendrían un puesto en la Serie Divisional.

Cuando el cerrador Kenley Jansen ponchó a Ryder Jones para asegurar la victoria, los aficionados se pararon y aplaudieron. El público no rugió. Dodger Stadium no tembló.

“Es diferente”, dijo Roberts antes del juego.

Es por eso que los campeonatos divisionales son más que oportunidades de reflexionar en los seis meses anteriores. Son oportunidades de imaginar lo que es posible en octubre.

¿Pero quién quiere ver hacia el futuro ahora? Los Dodgers se han visto muy mal en las últimas cuatro semanas. Con la victoria del viernes, solamente habían ganado siete de sus últimos 27 juegos.

Con esas malas actuaciones, es difícil mantenerse concentrados. Sin importar lo que sucedió el mes pasado, este equipo tuvo la oportunidad de ganar 100 partidos. Ganó la división más competitiva de la Liga Nacional. El logro merecía la pena celebrar.

“Uno nunca sabe”, dijo Clayton Kershaw. “Este podría ser la última vez que celebras un título divisional”.

El inicio de su reciente gira fuera de casa ofreció una promesa de alivio desde un principio. Ganaron dos de tres juegos en San Francisco e hicieron lo mismo en Washington.

Se veían como si se hubieran recuperado de su racha de 1-16, que incluyó una racha de 11 derrotas, un récord en la franquicia. Pero no.

Los Dodgers perdieron los primeros tres de cuatro juegos ante los Filis de Filadelfia, una franquicia en la peor división de Grandes Ligas.

Hace un mes, los Dodgers eran el mejor equipo en Grandes Ligas, y estaban cerca de tener un récord de victorias en la temporada. ¿Y ahora?

Con Corey Seager lesionado, la ofensiva no ha sido nada peligrosa como lo fue al inicio de la temporada. Los relevistas se ven muy vulnerables.

“Todos se quedaron fríos a la misma vez”, dijo Jansen.

Lo que hace la situación particularmente desconcertante es que ni Roberts ni los jugadores saben o tienen una explicación de lo que sucedió.

“No puedo señalar qué pasó”, dijo Roberts.

Fue por eso que cuando el novato Cody Bellinger conectó un jonrón de tres carreras que puso arriba a los Dodgers por 4-1, el rookie rodeó las bases, y el estadio comenzó a sonar como lo fue en los viejos tiempos. La música reventó y los aficionados celebraron.

El jonrón terminó siendo el mejor momento de la noche, no el renacimiento de la una vez potente ofensiva. Los Dodgers no volvieron a anotar.

Roberts reconoció que es un problema. Quiere que su equipo siga jugando bien una vez que termine la temporada regular. El mánager tenía esperanzas de que el equipo levantara una vez que se coronaran el viernes y que eso les quitara presión.

“Había mucha tensión hasta que nos coronamos”, dijo Roberts. “Había tanta anticipación. Creo que es algo bueno para el equipo”.

Y si eso falla, bueno, siempre pueden pedir un milagro. Su serie divisional comenzará cinco días después del final de la temporada regular. Quizá el descanso les ayudará a regresar en forma.

“La temporada regular y la postemporada, no se parecen, realmente”, dijo Roberts.

Ojalá que no.

Anuncio