Anuncio

Opinión: Basta de preocuparse por los robots: se acerca una brillante nueva economía

Share

Buenas noticias: los robots quizás no puedan destruirnos después de todo.

Hace unas pocas semanas escribí una columna donde describí las preocupaciones de grandes pensadores, como Stephen Hawking y Andrew Yang, quienes predicen una ola de destrucción del empleo causada por la automatización, los robots y la inteligencia artificial.

Michael Mandel, el principal estratega económico del Progressive Policy Institute, se permite disentir. Junto con Bret Swanson, presidente de Entropy Economics LLC, completaron recientemente un estudio para Tech CEO Council que prevé un futuro económico bastante brillante provocado por la innovación tecnológica.

Entrevisté recientemente a Mandel y me brindó un convincente argumento de que la aplicación de la tecnología a la economía física, con el tiempo, producirá más trabajos, mayores salarios, mayor productividad y todo tipo de actividades de negocios aún no imaginadas. Las dos narrativas del ‘juicio final’ que circulan actualmente -que los robots robarán los empleos y que la productividad decaerá casi permanentemente- son tan equivocadas como los temores del siglo XIX de que la electrificación podía dejar a las personas sin trabajo, resaltó Mandel.

Anuncio

De hecho, señaló el especialista, estamos al borde de una transformación tecnológica tan revolucionaria como la llegada de la electricidad. Ya ha surgido una nueva y dinámica economía digital (pensemos en Microsoft, Apple y Google). El siguiente paso es aplicar la tecnología de la información a industrias que se ocupan de cosas físicas.

Mandel señaló que esto ya está ocurriendo en dos áreas. La primera de ellas es el fracking. Las innovaciones tecnológicas han permitido a las compañías de extracción acceder a reservas energéticas hasta ahora inalcanzables, y aunque este avance tiene un polémico costo ambiental, no hay duda de que ha creado empleos bien remunerados y una mayor actividad económica.

El segundo es el comercio electrónico. Más allá del componente digital, el comercio electrónico se trata de enviar y entregar productos físicos y el resultado son empleos para muchas más personas que sólo aquellos que escriben códigos de computadora. Mandel remarca la zona de Kentucky, donde el gran aumento del empleo en comercio electrónico está transformando la economía del estado. Es un ejemplo temprano, dijo, de que las bendiciones de la tecnología “están saliendo del gueto digital de los estados costeros”.

¿Y qué hay de los trabajos que se perderán con el cambio tecnológico, como los conductores de camiones y taxis que serán descartados una vez que los vehículos electrónicos lleguen a la carretera? La economía transformada creará muchos empleos nuevos y más estables, insistió el experto. La interrupción es inquietante, reconoció, pero está mal enfocarse sólo en ella y no en las grandes ganancias y las inimaginables oportunidades que esperan en la nueva economía.

“La distopía no tiene precedente histórico”, afirmó Mandel. En cambio, hay repetidos ejemplos del poder vigorizante de la nueva tecnología. Durante la primera mitad del siglo XX, General Electric y General Motors se convirtieron en gigantes de la industria que ofrecían empleos de altos salarios gracias a sus innovaciones en tecnología y los métodos de producción. Puede que no hubiera trabajos para balleneros, herreros y leñadores, pero la mayoría estaba contenta con el cambio.

Los estadounidenses perciben correctamente el período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial como un período de prosperidad y empleo abundante, cuando la clase media del país se solidificó, pero Mandel señaló que la economía de los años 1950 se basó en innovaciones surgidas en las décadas anteriores y precedidas por la Gran Depresión y mucha conversación acerca del estancamiento, durante la postguerra. El especialista cree que ahora estamos al inicio de otro ciclo que conducirá a un crecimiento económico fenomenal. No pasará mañana, remarcó, y de hecho podría tomar otros 15 años.

“El futuro tardará más en llegar de lo que esperamos, pero entonces vendrá con prisa”, dijo. Mandel no tiene pesadillas con robots. En cambio, aseguró: “Me despierto cada día para ver de qué seremos capaces en el mañana”.

No es una mala manera de amanecer, o de desarrollar políticas inteligentes para el futuro.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

Anuncio