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Así se vierten sumas ilimitadas de efectivo en las campañas legislativas

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Las donaciones hechas a un candidato para la Asamblea o el Senado del estado son usualmente una pequeña parte de la máquina de dinero político de California, en función de los límites relativamente bajos en cuanto al tamaño de las contribuciones.

Excepto cuando el dinero proviene de un partido político. Ese dinero puede fluir en las campañas en cantidades ilimitadas. Y eso es completamente legal.

Es una argucia de lavado de dinero que tiene a los votantes completamente engañados”.

— Asambleísta Marc Levine (D-San Rafael), acerca de la ley que aprueba el dinero ilimitado para los partidos políticos.

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Desde el comienzo del verano, los partidos han aportado casi $20 millones a los comités de campaña legislativas, y dos tercios de ello proviene de los demócratas.

Los individuos pueden donar hasta $4,200 por elección a una campaña legislativa, más que los límites legales para donar a los candidatos al Congreso. Pero si la misma persona decide en cambio apoyar a candidatos a la Asamblea o el Senado donando a un partido político, el máximo que pueden aportar asciende a $35,200.

Es cierto que los líderes de los partidos políticos podrían repartir ese dinero en torno a varios candidatos, pero también podrían canalizarlo en uno solo, lo cual permite que los donantes ricos tengan un rol mucho más importante que el prometido por ley.

Entonces, ¿quién hizo legal esta opción? Es probable que los propios ciudadanos. Los votantes aprobaron la Proposición 34 en 2000, escrita por la Legislatura luego de que una ley de financiación más estricta fuera impugnada en los tribunales. El argumento oficial electoral sostuvo que la medida resolvería las preocupaciones legales acerca de los límites de contribución y, a la vez, promulgaría “estrictos” topes para “controlar intereses especiales”.

Pero ninguno de los debates de ese año parecieron captar la enorme exención para las donaciones a partidos políticos.

En un editorial de noviembre de 2009 en The LA Times, uno de los autores legislativos de la Propuesta 34 se disculpó por permitir a los donantes “eludir legalmente” los topes de las donaciones. Desde entonces, los dos partidos centrales han sido conductos de millones de dólares que se canalizaron en las contiendas más polémicas de la Legislatura.

Si bien muchos de los fondos ilimitados son gastados por comités de acción política independientes -eso también fue creado por la Proposición 34-, algunos observadores creen que el dinero de los partidos es más insidioso, porque va directamente al político.

“Es un argucia de lavado de dinero que tiene a los votantes completamente engañados”, afirmó el asambleísta Marc Levine (D-San Rafael), quien espera presentar un proyecto de ley el año próximo para cerrar esta fisura en los fondos de los partidos políticos. Como éste enmendaría también la emblemática ley de ética política de California, es posible que deba ser aprobado por los votantes en 2018.

Los datos recopilados por Target Book, un análisis independiente (no partidista) de las campañas en California, muestra que los $20 millones en efectivo ilimitado de los partidos políticos sólo ha sido empleado en dos docenas de carreras legislativas, en su mayoría enfrentamientos en distritos competitivos. Casi una cuarta parte de ese dinero se canalizó a través de partidos políticos de condados, un sistema particularmente difícil de rastrear porque estos comités locales pueden enviar su dinero a los candidatos legislativos en todo el estado. Esto significa que los partidos políticos del estado en, por ejemplo, el condado de Humboldt, pueden transferir grandes sumas de dinero a una carrera legislativa en San Diego. “Esto se convierte en dinero negro si no hay más divulgación”, afirmó Levine.

La divulgación obligatoria podría ser un punto clave. La primavera pasada, los legisladores colocaron la Proposición 59 en la boleta electoral de noviembre, una consulta de asesoramiento acerca del dinero en la política. La medida se enfoca en el fallo de 2010 de la Corte Suprema de los EE.UU. en el caso de Citizens United, que efectivamente ofrecía un nuevo velo de ocultismo para los donantes que buscaban influir contiendas presidenciales y para el Congreso.

El sistema de dinero de la campaña del estado es generalmente más transparente acerca de las donaciones a los partidos políticos. Pero difícilmente sea algo bueno cuando los votantes de un distrito disputado para la Asamblea o el Senado vean sólo el nombre del partido político en un formulario de declaración de contribución, y no de la persona que efectivamente escribió el cheque.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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