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Acusado de asesinar a estudiante universitaria es liberado después de 11 años: ¿Cómo se desenmarañó el caso?

Raymond Lee Jennings, convicted in the 2000 slaying of college student Michelle O'Keefe, was ordered released from state prison Thursday after prosecutors express doubts about his guilt.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Raymond Lee Jennings prometió que Dios lo vería como un hombre inocente.

“Este es un pecado por el que no seré juzgado’, dijo a la corte en su sentencia en el año 2010. “Estoy en paz en mi vida y me río y sonrío porque no tengo ningún remordimiento”.

Pero un jurado ya le había condenado por el asesinato de Michelle O’Keefe, ocurrido en el año 2000. La adolescente fue muerta a tiros en el interior de automóvil Mustang azul en estacionamiento de Palmdale, en un caso que no fue resuelto por varios años y que atrajo la atención nacional.

Después que un juez condenó a Jennings a 40 años a cadena perpetua por asesinato en segundo grado, el ex veterano de la Guardia Nacional del Ejército en la Guerra de Irak presentó una apelación, pero perdió cuando el Tribunal Supremo de California se negó a revisar el caso, y parecía que se le agotaban sus recursos legales.

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La liberación de Raymond Lee Jennings demuestra el valor de la unidad de revisión de condenas de la Procuraduría de Distrito del Condado de Orange, a cargo de Jackie Lacey

Sin embargo, en una revocación asombrosa la semana pasada, los fiscales del condado de Los Ángeles pidieron la liberación inmediata de Jennings, diciendo que habían descubierto nuevas evidencias que no sólo ponen en duda su culpabilidad, sino que parecían implicar a otra persona. Fue el primer gran caso a cargo de la nueva unidad de la oficina de la fiscalía de distrito dedicada a restituir condenas erróneas.

Después de una audiencia del jueves cuando un juez ordenó la liberación de Jennings, su abogado, Jeffrey Ehrlich elogió el desarrollo, pero condenó la “cascada de errores” en la investigación que llevó inicialmente al arresto y condena de su cliente.

“Ray Jennings no es un asesino”, dijo Ehrlich. “Él fue testigo de un crimen horrible, insensato y brutal”.

El caso, que se presenta en el expediente judicial, se remonta a una noche de invierno del año 2000.

Poco después de 9:20 de la noche, el 22 de febrero, O’Keefe, de 18 años, llegó al estacionamiento para viajeros de Palmdale. Ella acababa de utilizar transporte de regreso al Valle del Antílope desde Los Ángeles con una amiga, después de aparecer como extra en un videoclip musical de Kid Rock.

Como su amiga se marchó, O’Keefe fue hacia su Mustang, que había estacionado bajo una luz hacia un lugar más discreto. Necesitaba cambiarse la blusa elástica sin tirantes y la falda, antes de ir a un curso universitario nocturno.

Enseguida, entre la oscuridad se oyó el eco de los disparos.

Jennings, que apenas acababa de comenzar como guardia de seguridad patrullando el lote, se comunicó por radio con su supervisor para reportar los disparos.

Como su supervisor condujo hacia el Mustang, al ver el cuerpo de O’Keefe desplomado sobre el volante, Jennings se puso a resguardo. Pasó el tiempo y se unió a su jefe cerca del auto.

En poco tiempo, los investigadores del Sheriff llegaron a la escena para recoger pruebas. Jennings les dijo que había estado patrullando a pie cuando oyó una alarma de automóvil y luego los disparos. Dijo que no había visto al tirador.

Un mes después del asesinato, durante otra entrevista en la casa de Jennings, los detectives le dijeron que habían recibido una declaración de una mujer que dijo que había hablado con él después de los disparos. Jennings confirmó la historia - una que no había mencionado durante las entrevistas en la escena del crimen - diciendo que las preguntas de los detectives habían activado su memoria.

Anuncios con la imagen de O’Keefe y el mensaje, “¿Puede usted ayudar a atrapar a mi asesino?” aparecieron en todo el Valle del Antílope, y en el programa de televisión “Los Más Buscados de América” que destacó un segmento sobre el asesinato.

Aún así, no había y arrestos. Más de un año y medio después del asesinato, el detective a cargo del caso describió el caso a The Times como “una absoluta novela policíaca”.

Desesperada en busca de respuestas, la familia de O’Keefe fue al programa de Montel Williams y se reunió con un psíquico, quien les dijo que su hija había sido asesinada por un hombre grande con piel clara. El psíquico dijo que el nombre del asesino era, o bien Leon o Lee, el segundo nombre de Jennings.

Michael O’Keefe, el padre de Michelle, se encontraba obsesionado con lo que él creyó eran premoniciones. En un recuento, durante un especial sobre el caso en el programa “Dateline”, dijo que su hija estaba asustada cuando le llegó una placa para su Mustang.

En su explicación, recordó que la placa terminaba en los dígitos “187”, el código penal por homicidio en California.

El caso comenzó a ganar algo de amplitud después de la familia contrató a R. Rex Parris, un poderoso litigante local quien presentó una demanda contra la ciudad de Palmdale, la empresa de seguridad contratada para patrullar el estacionamiento la noche del tiroteo y en contra de Jennings.

Parris, ahora el alcalde de Lancaster, se jactó ante un tribunal en el momento en que tenía previsto resolver el crimen durante el juicio civil. En un momento dado, Parris cuestionó a Jennings bajo juramento en su oficina, y el abogado se mostró convencido de que el ex guardia de seguridad era el asesino.

Él sigue firme en esa corazonada.

“Es inexplicable que haya dicho las cosas que dijo si no hubiera tenido alguna participación en el homicidio”, dijo Parris en una entrevista la semana pasada.

En diciembre de 2005, justo después del regreso de Jennings del servicio activo en Irak, las autoridades lo detuvieron y lo acusaron.

La teoría de los fiscales fue que Jennings probablemente hizo un avance hacia O’Keefe en el estacionamiento y la mató después de que fue rechazado. Señalaron que los $111 encontrados en su cartera eran prueba de que no se trató de un robo.

En una entrevista esta semana, Robert Foltz, el ex fiscal de distrito que presentó el caso de asesinato contra Jennings, dijo que la oficina inicialmente rechazó los cargos contra el ex guardia de seguridad, pero echó un vistazo más de cerca a las pruebas después de recibir una llamada telefónica de la familia O’Keefe.

Las acciones del ex guardia de seguridad sugerían que tenía algo que ocultar, dijo Foltz, mencionando la decisión de Jennings de llamar por radio a su supervisor en lugar de llamar al 911 después de escuchar los disparos.

Y, sin embargo, Foltz reconoció que fue “un caso problemático”, diciendo que hubo problemas desde el principio con la recopilación de pruebas – los investigadores, por ejemplo, en la noche del asesinato no recogieron el uniforme de Jennings para comprobar si presentaba residuos de pólvora.

Attorney Jeffrey Ehrlich addresses a press conference after his client Raymond Lee Jennings was ordered released from state prison Thursday.
Attorney Jeffrey Ehrlich addresses a press conference after his client Raymond Lee Jennings was ordered released from state prison Thursday.
(Irfan Khan / Los Angeles Times )

“Había muchas cosas que deberían haberse hecho y que no se hicieron”, dijo.

En el primer juicio contra Jennings en la primavera de 2008, el jurado se quedó estancado, al igual que un segundo panel de jurados, unos meses más tarde. Pero en el tercer juicio en 2009, a diferencia de los dos paneles anteriores se llevó a cabo en el Valle del Antílope, cerca de la escena del crimen. El jurado deliberó durante 12 días. Su veredicto se dio una semana antes de Navidad: culpable de asesinato en segundo grado.

En su sentencia, los miembros de la familia de O’Keefe se dirigieron a Jennings entre una profunda angustia, citando a menudo pasajes de la Biblia. Cuando habló Jason el hermano menor de Michelle, él leyó a partir del octavo capítulo de Juan.

“Si un hombre es un asesino y no se arrepiente”, leyó “Pertenece a su padre el diablo”.

Más tarde, en la audiencia, Jennings se dirigió a la familia y también evocó su fe.

“Cuando se encuentre al verdadero asesino, los perdono por los insultos que han dicho acerca de mis hijos y mis padres”, dijo a la familia de O’Keefe. “Los perdono por las palabras de odio que han dicho”.

Desde detrás de las rejas, Jennings, ahora de 42 años, presentó una apelación sin éxito y más tarde se enteró de que el Tribunal Supremo de California había declinado mirar su caso.

Sin embargo, su convicción ya había llamado la atención del hijo de Ehrlich. El hijo del abogado de apelación se tropezó con el programa especial de “Dateline” y le dijo a su padre que le llamó la atención lo que él percibió como pruebas débiles.

En octubre de 2015, Ehrlich escribió una carta de 34 páginas a la unidad de revisión de condenas de la fiscalía de distrito, argumentando a favor de la liberación de Jennings, diciendo que había encontrado “pruebas directas” de la inocencia y múltiples defectos en el caso del procesamiento.

“La gente inocente a veces es condenados por delitos graves”, escribió Ehrlich. “Ray Jennings es una de esas personas. Por favor, ayúdelo”.

Al describir el caso como un ejemplo de “enfoque limitado a una teoría particular, de investigación o de enjuiciamiento” Ehrlich escribió que las autoridades asignadas en el caso Jennings, inexplicablemente, no echaron un vistazo de cerca a otras personas que se encontraban en el estacionamiento en el momento de los disparos.

El argumento de la fiscalía de que el caso no podría haber sido un robo, porque se encontraron los $111 en la billetera de O’Keefe no sustentan escrutinio, dijo Ehrlich, y explicó que la cartera había caído en una grieta entre el asiento y hubiera sido difícil de ver en la oscuridad. El abogado señaló, también, que alguien robó el celular de O’Keefe.

En la audiencia del jueves, la fiscal de distrito, Bobby Grace, que está asignada a la unidad de revisión de condenas, dijo a un juez que ahora se cree que alguien más habría cometido el crimen.

“Estamos preparados para decir que la gente (el gobierno) ya no tiene confianza en la condena basada en lo que creemos es la culpabilidad de terceros”, dijo Grace.

Jennings mostró una amplia sonrisa.

A pesar de que todavía tiene que usar un monitor electrónico en el tobillo porque el caso no ha sido desechado oficialmente, Jennings fue puesto en libertad.

Él Pasó la noche comiendo en Habit Burger Grill con su abogado.

richard.winton@latimes.com

marisa.gerber@latimes.com

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https://www.latimes.com/local/lanow/la-me-ln-20160624-jennings-release-snap-story.html

Traductor: Jorge Luis Macías (https://www.linkedin.com/in/jorge-luis-macias-81959716)

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