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El aumento de temperatura en la Tierra hace encoger a los mamíferos

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Hace cincuenta y seis millones de años, unos 10 millones de años después de la extinción de los dinosaurios, algo extraño ocurrió en el planeta. Se volvió más caliente, muy caliente; más de lo que había estado desde su formación, unos cuantos miles de millones antes.

Las marcas de carbono en el registro geológico muestran que la temperatura global subió entre 5 y 8 grados Celsius en 10,000 años. También indican que la temperatura del planeta se mantuvo elevada por otros 170,000 años, antes de volver a la normalidad. Los científicos describen este aumento -relativamente- rápido como un “evento hipertérmico”, y no es el único que ha ocurrido en la historia.

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Unos dos millones de años después, la Tierra experimentó otro aumento de temperatura que tuvo aproximadamente la mitad de magnitud que su predecesor.

Durante el curso de la historia de la Tierra también han habido otros eventos hipertérmicos más pequeños. La mayoría de los científicos coincide en que estamos ahora en medio de uno de ellos.

Abigail D’Ambrosia, graduada de la Universidad de New Hampshire, se interesó en qué le ocurre a los seres vivos cuando se elevan las temperaturas globales. ¿Se extinguen? ¿Se adaptan? ¿Se modifican? Su investigación, publicada este miércoles en la revista Science Advances, muestra que al menos algunos mamíferos, se encogen. Y, precisamente, la magnitud de su reducción está directamente relacionada con cuán cálido el planeta se vuelve.

Los hallazgos se basan en un nuevo análisis de dientes fosilizados y fragmentos de mandíbula recolectados de la Cuenca Bighorn, en el noroeste de Wyoming, a unos 80 kilómetros al este del Parque Nacional de Yellowstone. “En mamíferos adultos, medir los dientes es un gran indicador del tamaño del cuerpo”, afirmó la experta.

Al comparar el cambio en el tamaño de los dientes de la misma especie en el tiempo, los investigadores ya han demostrado que el empequeñecimiento de los mamíferos se produjo durante el mayor calentamiento antiguo, ocurrido hace aproximadamente 56 millones de años.

Específicamente, mostraron que el primer équido, Sifrhippus, se encogió al menos un 30% durante los primeros 130,000 años del calentamiento. A medida que la temperatura global volvió lentamente a la normalidad, su tamaño corporal se reacomodó en un 76%.

D’Ambrosia, cuyo perfil de Twitter es @ClimateDentist (dentista del clima), se preguntó si un empequeñecimiento similar habría ocurrido durante el calentamiento más leve, hace cerca de 54 millones de años. Para averiguarlo, trabajó en la recolección y medición de dientes de cuatro mamíferos que vivieron antes y durante el evento.

En su investigación incluyó a los Arenahippus pernix (un caballo temprano, del tamaño de un perro pequeño), Diacodexis metsiacus (un predecesor de cerdos y ciervos, del tamaño de un conejo) y Cantius abditus (un primate temprano, similar a los modernos lémures).

D’Ambrosia señaló que, especialmente para el pequeño caballo, la diferencia en el tamaño de los dientes entre los ejemplares que vivieron antes del calentamiento y quienes habitaron durante el evento resultó obvia. “Fue lo más genial”, aseguró. “Cuando comencé a tomar medidas, mi asesor comenzó a recoger dientes de forma aleatoria y a adivinar cuáles provenían del evento hipertérmico. Visualmente podíamos darnos cuenta de ello”.

(Es más: nosotros también podríamos hacerlo. En la fotografía de la parte superior de este artículo se ve a D’Ambrosia sosteniendo dos dientes de la misma especie. ¿Puede adivinar cuál vivió durante el calentamiento? La respuesta está en el epígrafe).

Un análisis científico de los datos reveló que durante el segundo calentamiento, Arenahippus se encogió en tamaño un promedio del 14% -el equivalente a pasar del tamaño de un perro a un gato-, remarcó la especialista.

El hallazgo sugiere que, al menos para los équidos, la respuesta del enanismo al aumento del cambio climático varía proporcionalmente con la magnitud del calentamiento. Durante el primer evento, el caballo pequeño disminuyó en tamaño un 30%. En el segundo período, que fue un 50% menos intenso, otro caballo pequeño se encogió un 14%.

Si bien D’Ambrosia contó con menos dientes de las otras tres especies incluidas en el estudio, pudo determinar que el Diacodexis, predecesor del ciervo, exhibió un enanismo del 15%.

El cambio de tamaño del herbívoro Hyopsodus fue de un insignificante 4%, y el primate Cantius, por su parte, fue en contra de la tendencia con un crecimiento del 2%. Sin embargo, ninguno de los dos últimos hallazgos fueron significativos. “Es difícil decir lo que ocurre en detalle sin recoger más muestras”, advirtió D’Ambrosia.

Aunque la contracción frente al cambio climático puede parecer una respuesta extraña, es sabido en las comunidades científicas que los mamíferos se vuelven más pequeños en los climas cálidos. Por ejemplo, los zorros rojos, que viven en latitudes más altas y frescas, son más grandes que los que habitan cerca del ecuador. Este fenómeno tiene su propio nombre: regla de Bergmann.

“La idea es que es más eficiente para el cuerpo refrescarse cuando es pequeño, porque tiene un mayor radio de proporción superficie-volumen”, estimó D’Ambrosia.

Esta proporción permite a los animales más pequeños dejar salir más calor, mientras que tener un tamaño de cuerpo más grande en un ambiente más fresco ayuda a que el animal retenga temperatura cálida.

Sin embargo, la experta añadió que es posible que los animales que vivieron antiguos eventos hipertérmicos se hayan encogido por otras razones, como la falta de agua o comida suficientes.

A medida que el planeta sigue calentándose en la actualidad, los científicos podrían observar por sí mismos qué impulsa la respuesta enana de los mamíferos. “Desafortunadamente, hoy es un gran experimento”, aseguró D’Ambrosia.

So desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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