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Mientras Coachella celebra 20 años, su cofundador se sincera sobre los acosos sexuales y la salida de Kanye

Concert promoter Paul Tollett, the longtime president of Goldenvoice Productions, is photographed in front of a mosaic of the Coachella landscape, at his headquarters in DTLA. Tollett cofounded the Coachella Valley Music and Arts Festival in Indio, now heading into its 20th year.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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El vestíbulo del quinto piso de Goldenvoice Productions recibe a los visitantes en el centro angelino con un mosaico vibrante y del tamaño de una pared, que representa un paisaje desértico muy querido por el promotor de conciertos Paul Tollett. Sus montañas y palmeras bañadas por el sol representan el hogar de su Festival de Música y Artes del Valle de Coachella, en Indio, que este 2019 celebra su vigésimo aniversario.

Tollett, veterano presidente de Goldenvoice, cofundó el inmensamente influyente festival junto con su fallecido socio Rick Van Santen, en 1999. En ese entonces, las críticas fueron entusiastas pero las ventas de boletos estuvieron a punto de dejarlos en la ruina. El acontecimiento sobrevivió para convertirse en uno de los eventos de la música pop esenciales del mundo —escenario de actuaciones decisivas para artistas como Beyoncé, Prince y Radiohead— y una reunión anual de música, arte y comida, que se prolonga durante dos fines de semana y cuyo reparto artístico a menudo inspira o enardece a los fanáticos de la música.

De hecho, cuando se reveló la particular alineación de 2019, el 2 de enero pasado, Goldenvoice recibió tanto aplausos como quejas de quienes exigían un balance muy diferente de pop, rock, hip-hop, soul, country, música latina, de vanguardia y electrónica. Eso sigue siendo parte de la diversión para Tollett, de 53 años de edad, quien para este aniversario anunció 160 actos —encabezados por Childish Gambino, Tame Impala y Ariana Grande—, con pocos guiños a la nostalgia y sin pedir disculpas por ello.

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“Esta alineación es muy 2019”, afirma Tollett, quien tuvo 36 horas de nerviosismo antes de que se diera a conocer la lista, que sufrió la salida abrupta de Kanye West como protagonista. Apenas unas semanas antes, Justin Timberlake se había retirado del festival después de que molestias en sus cuerdas vocales interrumpieran su gira, algo que se convirtió en la primera señal de problemas para Tollett. “Fue un poco difícil este año pero, bueno, funcionó”.

Beyoncé's 2018 Coachella performance is widely regarded as one of the festival's best.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

En un año de conciertos en toda California y más allá promovidos por Goldenvoice, que comenzó hace casi cuatro décadas como una fuerte proselitista del punk rock, Coachella sigue siendo el punto clave para Tollett. Su oficina está llena de recordatorios de la historia de Goldenvoice, con vitrinas que conservan antiguos folletos de shows caóticos con The Ramones, Black Flag y Dead Kennedys; la primera década de acción de la compañía.

En 2001, Goldenvoice fue vendida al gigante de la música en vivo AEG Presents. Su presidente es un conservador sin remordimientos, Philip Anschutz, cuyas donaciones políticas dieron lugar a pedidos de boicot para el festival. Tollett, quien no es partidario de Donald Trump, retiene la mitad de la propiedad de Coachella.

Vestido con sus habituales pantalones vaqueros, una camiseta gris y una gorra negra de los Dodgers, Tollett habla suave por naturaleza y es tímido con la prensa. No obstante, accedió a sentarse durante tres largas entrevistas con The Times para despejar dudas sobre los problemas que se acumularon en relación con el festival y otros asuntos de Goldenvoice.

Coachella atrajo a un cuarto de millón de fanáticos de la música en 2018 (y una audiencia mundial de 458,000 espectadores por transmisión online), que presenciaron una actuación más que ambiciosa por parte de Beyoncé y su equipo de unos 100 bailarines y músicos, además de una reunión de Destiny’s Child y una colaboración con Jay-Z, esposo de la cantante.

Más allá de ‘Beychella’ [tal como se conoció la presentación, término derivado de Beyoncé y Coachella], los últimos años se escucharon quejas sobre el equilibrio de género entre los máximos artistas en cartel. También hubo noticas acerca de depredadores sexuales, que inspiraron un recién anunciado programa de seguridad y concientización llamado Every One, dirigido por Veline Mojarro. También hubo una demanda sobre la cláusula del radio geográfico del festival, que evita en gran medida que los artistas de Coachella reserven otros conciertos en la costa oeste durante meses antes del evento. Tal vez ello explique por qué Tollett aún piensa en el viejo éxito de Frank Sinatra “That’s Life” como su tema personal, cuya letra reza: “Estás en lo más alto en abril, y derribado en mayo…”.

Paul Tollett pictured here in 1999 at the Empire Polo Grounds in Indio shortly before the first-ever Coachella.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

¿Qué significan estos 20 años para ti?

No le doy mucha importancia a los aniversarios, pero es genial. Algunos de mis empleados no tienen mucho más que 20 años de edad.

Cuando tú y Rick Van Santen estaban organizando Coachella, ¿lo veían como un evento sin final determinado?

La esperanza era que fuera anual. Nunca pensamos en dos fines de semana, nunca pensamos en una versión nacional, ni en en un Desert Trip. Esas son todas las cosas que ocurrieron sobre la marcha.

Kanye se retiró muy públicamente este año. ¿Qué ocurrió?

Cuando estábamos revisando las ideas del escenario, él tenía otras ideas. Ha actuado en Coachella, y lo conoce muy bien. Ambas veces fueron geniales y muy diferentes. La última fue puro arte. Él tiene grandes ideas [de producción], pero simplemente no pudimos lograrlas en este momento. Me gustaría revisar el tema con él y descubrir un plan futuro de qué hacer con lo que tiene en mente. Es muy capaz de aportar propuestas que funcionan muy bien. Hasta el 1 de enero, estábamos haciendo el afiche del festival con Kanye incluido. Pero empezamos a darnos cuenta de que probablemente tendríamos un impasse en cuanto a la producción.

Cuando Kanye se retiró, ¿qué debieron hacer?

Fue sorprendentemente tranquilo. Estaba mi equipo reunido, y les dije: “Bueno, Kanye no vendrá este año”. Hubo algunos susurros.

¿Aumentó Beyoncé lo que está en juego para otros artistas que toman el escenario principal?

Depende de ellos. Les estamos dando la plataforma para hacer lo que quieran. Se trata de las canciones también. Estos artistas se empujan a sí mismos [hacia nuevos límites]. No quiero tomar crédito por nada de lo que están haciendo. Al igual que para Beyoncé, simplemente no queremos estorbar.

¿Cuál fue tu primera reacción ante la actuación de Beyoncé?

Había visto el ensayo la semana anterior. Ellos básicamente reconstruyeron el escenario bajo techo. Me quedé sin aliento cuando entré. La vi sentada frente a él y seleccionando los ángulos de la cámara para que la multitud los viera. No había ningún director a la vista, además de ella. Pensé: “Guau, estamos a punto de ver algo grandioso aquí”. Lo que más me impresionó fue su ética de trabajo y la creatividad del mensaje que transmitía.

¿Ha habido casos en los que un artista central trató a Coachella como una fecha más dentro de una gira?

De vez en cuando, eso sucede. También hay un aspecto comercial en todo esto —el triángulo representante-agente-promotor—, y a veces uno los escucha hablar y tratan el festival como otra parada más de una gira. ¿Quién soy yo para cambiar eso?

¿Cómo respondes a las críticas de que no has presentado suficientes artistas mujeres en el escenario principal de Coachella?

Tenían razón, así que hay que corregirlo. Ha habido más de ellas, recientemente. Eso debería seguir adelante. No hay que tener miedo de arreglar las cosas. Lo que es malo es ponerse a la defensiva. Es algo sistemático en la industria. En la lista de presentaciones son todos tipos. Muchos de los rankings también son así. Todos tenemos que trabajar mejor.

Kanye West at Coachella in 2011. He almost performed at this year's festival.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

***

El año pasado, en medio de las mayormente soleadas vibras del desierto en Coachella, Teen Vogue publicó un artículo que describía el acoso y la agresión sexual “rampante” que ocurren en el lugar. Su autora, Vera Papisova, dijo que fue toqueteada 22 veces en 10 horas, y entrevistó a 54 mujeres que relataron experiencias similares. La conducta sexual inapropiada en el festival no se describió como algo atípico, sino como una experiencia regular para las mujeres en todos los eventos de música en vivo. Tollett y su personal tomaron nota al respecto.

¿Cuál fue tu reacción al artículo de Teen Vogue, el año pasado, que sugirió que muchas mujeres estaban siendo acosadas en Coachella y otros festivales?

Generó una gran discusión interna. Tenemos seguridad, por supuesto, y todas las cosas normales con las que se cuentan en eventos públicos. Pero además de eso, queremos tener algo específico para esta cuestión. Muchas cosas pueden salir mal donde hay multitudes. Esto es otro tema que ahora sale a la luz más que nunca antes, desde la era del #MeToo.

Hubo tres incidentes que fueron remitidos a la policía en Coachella [en 2018]. Dos de ellos fueron un toqueteo por encima de la ropa. Las autoridades atraparon a uno de los muchachos, pero no pudieron encontrar al otro. Hubo un ataque sexual en un vehículo recreativo. Es algo que ocurre en todos los eventos en vivo. Es un momento serio.

¿Qué es el programa Every One, que comenzará este año en Coachella?

Paul Tollett, right, pictured here at Coachella in 2003 with fellow co-founder Rick Van Santen.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)

Every One es una campaña integral que se está desarrollando para que Coachella y Stagecoach aborden el ataque y el hostigamiento en los festivales. Estamos comprometidos con el mensaje, el apoyo en el lugar, los entrenamientos y una mayor visibilidad y conocimiento de la campaña. Desafiamos al personal y a los asistentes a ser parte integral de este cambio de cultura. A través de estos pasos, creemos que podemos cocrear una cultura de festivales que fomente el consentimiento activo, la inclusión y la responsabilidad comunitaria.

¿Cuál es el equilibrio entre los fans varones y mujeres en Coachella?

El público es un poco más femenino. Cerca del 54%.

Coachella debutó solo unos meses después de Woodstock ‘99, que se vio empañado por disturbios, incendios y agresiones sexuales. En ese momento, Coachella parecía un claro contraste, un entorno seguro.

Creemos que es un ambiente seguro hasta hoy. Tenemos seguridad y personal para anticipar los problemas que suceden. Estos son problemas de la sociedad que, al juntarse grandes masas, ocurrirán. Hay gente mala en este mundo. Necesitamos estar listos para esas ovejas negras.

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La compra de Goldenvoice por parte del Anschutz Entertainment Group (AEG) trajo una inesperada consecuencia para Coachella, luego de que circularan noticias hace casi dos años de que el propietario de AEG, Philip Anschutz, y su fundación, habían efectuado donaciones a organizaciones con consignas anti-LGBTQ.

AEG respondió pidamente con una declaración: “Hemos puesto fin de inmediato a todas las contribuciones a dichos grupos”.

El tema dejó una mancha para la clientela de Coachella, que tiende a ser joven y benigna en su enfoque de la orientación sexual. Desde entonces, ha habido convocatorias dispersas para boicotear el festival; una frustración para Tollett, quien remarca las recientes grandes donaciones efectuadas por Anschutz a entidades que apoyan temáticas LGBTQ a nivel internacional.

El mismo día del anuncio de la alineación de este año, algunos mensajes en línea decían que, si ibas a Coachella, apoyabas a Donald Trump.

No soy partidario de Trump. Creo que la gente sabe que soy el propietario y gerente del show. Soy socio de AEG. Phil Anschutz es de quien están hablando, y él es dueño de miles de compañías, por lo tanto, no está pensando en Coachella. Él no tiene ninguna opinión sobre si debería pasar de [música] dubstep a trap-house. La mayoría de los multimillonarios son republicanos. El multimillonario vinculado con Live Nation es un republicano y partidario de Trump. Ticketmaster, lo mismo. ¿El Madison Square Garden? Multimillonario partidario de Trump. Sé que el señor Anschutz no es partidario de Trump. Pero nada de eso me importa. Dirijo un espectáculo los 365 días del año, tomando todas las decisiones. Cualquiera que me conozca a mí y al personal de Goldenvoice, saben que tenemos una historia pública muy colorida.

The 2018 Coachella grounds. A Teen Vogue story reported rampant sexual harassment and assault at the event.
(Maria Alejandra Cardona / Los Angeles Times)

Tenemos 1,400 shows al año. Muchos conocen a nuestro personal, bien equilibrado y diverso desde el principio. Actualmente hay más mujeres que hombres, de todas las razas y todas las orientaciones sexuales. Nunca tuvimos un plan para hacerlo de esa manera; es lo que somos. Y agendamos nuestros shows de esa forma también.

Esta no fue la primera llamada a un boicot debido a las donaciones políticas de Anschutz.

[Él] ha donado cientos de millones a caridad; ha cometido algunos errores y lo ha abordado. Hizo una declaración muy fuerte sobre sus creencias y los derechos de las personas a su sexualidad. Donó un millón de dólares a una organización benéfica para el sida, que se especializa en la discriminación de las personas LGBTQ en África. Lo he visto aquí en AEG: él es bueno con todos nosotros. No hay discriminación.

¿Qué tan estrecha es la relación de trabajo con Anschutz?

No lo veo mucho. Perdí mucho dinero en 2008, porque puse a Prince en el último minuto. Stagecoach también estaba empezando. Perdí la mayor cantidad de dinero en toda mi vida. Él vino al espectáculo. Yo quedé petrificado.

Estaba listo para renunciar a Coachella ese mismo día. Me sentía acabado; había tenido algunos años maravillosos, luego uno malo. Él me preguntó: ¿Sabes lo que hiciste mal?. Le expliqué un par de cosas. Me dijo: “Está bien, vamos a seguir adelante”. Ha demostrado que se mantiene fiel a la cultura. Él ve a quién elegimos y contratamos. Habla por sí mismo de cómo somos inclusivos con todo.

Paul McCartney at the 2009 edition of Coachella.
(Spencer Weiner / Los Angeles Times)

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La alineación y los géneros en Coachella evolucionaron durante dos décadas, pero nunca se basan solo en los rankings y la popularidad; se trata de un evento curado.

Me gusta guiarme por lo que estamos viviendo ese año. En todo el año anterior vemos muchos shows en clubes pequeños, porque estamos en The Roxy, El Rey, Fonda, Glass House. Puedo ver cómo las cosas pasan. Si sales todas las noches a ver esos conciertos, aprendes mucho. Pero hay muchos artistas a quienes no quiero sumar a Coachella, que son gigantescos y venden muchos boletos. Ese no es el filtro. No se trata solo de mi gusto; eso no sería justo.

Después de comenzar como un festival más bien alternativo, algunos se desconcertaron cuando comenzaron a incluir artistas legendarios, como Paul McCartney y Roger Waters.

[El compositor de películas] Hans Zimmer fue un gran ejemplo. Al principio, parecía un caso atípico. Luego, cuando salió a escena, tuvo mucho sentido porque todos crecimos con esas canciones. Fue tan emotivo; vimos gente llorando.

Si tienes la oportunidad de conseguir a Paul McCartney, lo haces. La gente lo analizará durante cientos de años. Uno lo da por sentado, porque puede venir a la ciudad cada tres o cuatro años, pero es una superestrella en la historia de la humanidad.

Dadas las raíces punk rock de Goldenvoice, es caro asistir a Coachella. Muchos describen el festival como un artículo de lujo.

Está en la categoría de, casi, unas vacaciones. Es una categoría diferente, que no vi venir. Lo construimos con el tiempo. Yo no vislumbré ese costado, de un fin de semana completo. La gente acampa o va a hoteles; se encuentran con sus amigos. Hay mucho más en juego de lo que jamás soñé.

Algunas de esas cosas son caras; parte de ellas son opcionales. Recuerdo cuando los boletos de Goldenvoice pasaron los $10 dólares. Los punks gritaban como locos. Pero no entendían lo que las bandas recibían, y qué grupos necesitaban cruzar el país y volar desde Inglaterra y cosas así.

Axl Rose of Guns N' Roses at Coachella.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

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Coachella tiene una gran presencia en el sur de California y entre los festivales de música de todo el país. Al igual que Bonnaroo y Lollapalooza, hace valer una polémica cláusula del radio geográfico, que restringe dónde pueden actuar sus artistas antes y después del festival. En Portland, Oregon, el festival de música Soul’d Out presentó una demanda federal antimonopolio contra Coachella, Goldenvoice y AEG sobre dicha disposición. Para los fanáticos de la música, al menos, el impacto se mitigó cuando Goldenvoice comenzó a organizar “presentaciones paralelas” de artistas del festival en sitios locales, antes y después de los dos fines de semana de Coachella.

Durante años, su cláusula del radio geográfico ha sido un problema para algunos de sus competidores y para los fanáticos locales que no pueden concurrir a Coachella.

Una de las mayores quejas sobre los festivales por parte de los fanáticos es que todos tienen la misma alineación. Lo escucho sin parar. Prefiero encontrar a alguien diferente. Para mí, eso es lo esencial.

Nosotros queremos ese primer anuncio. Solo hay una cantidad determinada de artistas. Yo tengo una lista de aquellos a los que quiero, y hay otros 3,000 o 4,000 que propone la industria. Yo busco 140 o 150 artistas vigentes. Si quieres armar un montón de shows en las ciudades, no me enoja. Simplemente no te agrego al [festival]. Quiero algo único y fresco, por una ventana de 100 días.

¿Cómo funciona?

La cláusula de radio es parte de todos los negocios, hasta cierto punto. No se puede poner un concesionario de automóviles en cada cuadra; un concesionario tiene asignada una región. Estos artistas generalmente vuelven a estos sitios más tarde, ese mismo año. Quizás dos veces más durante el año. Así que, es solo un momento en el cual está activa la cláusula de radio. La nuestra es más para esa primera parte del año, justo antes de Coachella.

A veces logro reunir una banda y les pago un gran número. Y se genera otro malestar con el festival porque yo obtengo el derecho a hacer el primer anuncio y ellos deben esperar. En esos casos, siento: Guau, fui y hablé con los cuatro tipos, en su casa. Logré reunirlos. Si fuera un patán, también [los haría actuar en] esa otra ciudad. Estoy más centrado en Coachella y un par de cosas más. Pero seguramente me llame un promotor para decirme “Queremos anunciarlo”. Y yo pienso: Estás dos meses después de mí. Ni siquiera conoces a la banda.

Paul Tollett is photographed at his record store, the Glass House Record Store, in Ponoma, Calif., in August 2018.
(Maria Alejandra Cardona / Los Angeles Times)

De alguna manera, lograste que Guns NRoses se reuniera con sus miembros fundadores, Axl Rose, Slash y Duff McKagan. Esa era una tarea difícil.

Cuando hablé con ellos, les dije: “Hice su folleto cuando tocaron en Fenders, con Johnny Thunders, en 1986 o 1987”. Se los envié. Era complicado. Tenía una lista de 13 personas por las cuales debía pasar, y debes ir en orden. Si saltas a alguien, puedes molestar a la persona equivocada.

¿Fue Axl la primera llamada?

No, comienza mucho más abajo que eso. Empieza con la gente a mi alrededor. Luego están los agentes, representantes, abogados. Nosotros, los humanos, somos un poco frágiles cuando se nos deja fuera de algo. Así que voy por ahí: “Oye, solo quiero informarte que intentaré lograr esto. Te mantendré informado”. Pero puedes llamar a la persona equivocada, y quizás llamen a Slash y Axl demasiado pronto y arruinen todo el asunto.

¿No es únicamente acerca del dinero?

Oh no. Si empiezas por eso, siempre te dirán que no. Un artista no quiere sentir que es solo eso. Además, aunque Coachella puede pagar mucho, siempre hay alguien que puede ofrecer más. Nunca debe ser acerca del dinero. De hecho, creo que la cuestión juvenil del show realmente atrae mucho a algunos de estos artistas: vamos a tener a la nueva generación, a la gente de vanguardia.

Art installation "Besame Mucho," from R&R Studios in Argentina, took its name from Consuelo Velazquez's early 1940s pop standard, a song that captured the panic and passion of love during wartime.
(Katie Falkenberg / Los Angeles Times)

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En noviembre de 2017, Goldenvoice cortó los lazos con Sean Carlson, creador del festival de música alternativa FYF, luego de las denuncias de conducta sexual inapropiada reportadas por The Times y Spin.com. En última instancia, la compañía asumió la propiedad total del festival y anunció un FYF para el pasado mes de julio, encabezado por Janet Jackson y Florence + the Machine. Las ventas de boletos se quedaron cortas y el show fue cancelado, dejando un futuro incierto para el acontecimiento.

¿Qué hacía Sean Carlson para que tú quisieras involucrarte con FYF?

Era un muy buen curador. Él sabía mucho de música y escogía bien. Todo se trataba de la música. Irónicamente, era un gran show, equilibrado por género y que marcaba todas las casillas correctas.

¿Qué pasó con Sean?

Se dieron a conocer algunas denuncias, y sentimos que eran lo suficientemente creíbles como para distanciarnos de él. Fue complicado, porque acabábamos de escribirle un cheque para comprar oficialmente la mitad del festival. Nunca hay un momento oportuno para las noticias terribles. Incluso con la inversión que acabábamos de hacer, sentí que necesitábamos seguir adelante.

No queremos que se nos asocie con nada parecido a eso, bajo ningún costo. Tomamos una decisión ese día. Tenemos un equipo que es un comité ejecutivo: mitad mujeres y mitad hombres. Le dije al personal: “Antes de votar, entiendan que esto significa que nuestro competidor se quedará con este festival”. El voto fue unánime.

The 2016 FYF Fest at Exposition Park.
(Michael Owen Baker / For The Times)

¿Para qué se votó, específicamente?

Para salir del negocio con Sean. Eso significaba devolverle el festival, y que él pudiera hacer lo que quisiera con él. Desechar el dinero que acabábamos de gastar, desechar los esfuerzos que habíamos puesto en ello y saber que eso competiría contra nosotros desde ese momento. Y siguió siendo unánime. Después de esa reunión, envié un mensaje de texto a cuatro o cinco agencias: “A partir de ahora, no tenemos más negocios con Sean”.

Hay cosas legales que debes hacer para devolver un negocio. Hay papeles que redactar. Tomó un tiempo. Después, Sean volvió y dijo: “Se los daré. Ustedes pueden hacer lo mejor con él”.

¿Y lo entregó sin ningún dinero adicional?

No se dio ningún dinero por la otra mitad. Quién sabe lo que valía en ese momento. Es difícil ponerle un número. No pudimos entenderlo.

¿Por qué se canceló FYF después de eso?

Intentamos armar un show que ya estaba reservado a medias. Hubo un retraso. Algunas bandas estaban sentadas esperando, otras se fueron. Lanzamos tarde. Los boletos salieron a la venta y no nos fue bien. Fue un capítulo triste, todo: lo que les pasó a las mujeres; un festival que se iba de esta ciudad. Sean era un buen agente. Era el reemplazo que tenía en mente para mí. Yo seguiría siendo dueño del festival, pero tal vez hubiera hecho la transición para que él estuviera al frente. Así que, fue mucha emoción a la vez. Pero estos son tiempos únicos. Las cosas del #MeToo que salen a la luz están afectando todo, como debe ser. Estas cosas deben salir a la luz.

¿Tiene futuro FYF?

Potencialmente. Si lo hacemos, se lo reduciría a lo que era originalmente. Tuvo un par de años importantes, pero debería ser lo que es. En cierto punto, haríamos un reacondicionamiento.

Cuando reflexionas sobre todo lo que ocurrió, ¿hay algo que hubieras hecho de forma diferente?

Las cosas ocurren tan rápido; solo haces lo mejor que puedes.

The afternoon crowd at the first-ever Coachella in October of 1999.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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