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El “milagro” que le salvó la vida a la senadora que perdió las dos piernas por la explosión de una granada

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Tammy Duckworth está acostumbrada a ser una pionera.

Con una doble amputación de piernas, Duckworth fue la primera mujer con una discapacidad en ser elegida para servir en el Congreso de Estados Unidos.

Nacida en Bangkok, de madre tailandesa y padre estadounidense, también fue una de las primeras legisladoras de origen asiático.

Y ahora ha confirmado que protagonizará un nuevo hito: será la primera mujer que tendrá un bebé mientras cumple un mandato en el Senado estadounidense.

“Ya era hora de que eso ocurriera”, dijo a la prensa Duckworth, de 49 años, al hacer su anuncio. “No puedo creer que se tardara hasta 2018”.

La senadora demócrata fue elegida al cargo en noviembre de 2016, en las elecciones en las que Donald Trump derrotó a Hillary Clinton.

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Duckworth ocupa un escaño de mucho valor simbólico: es la segunda senadora por Illinois, el mismo lugar que ocupaba Barack Obama antes de ser elegido presidente.

El “milagro”

Duckworth obtuvo su escaño en el Senado a cuatro días de cumplir un aniversario del evento que le cambió la vida.

“Estoy aquí por el milagro que ocurrió hace 12 años, en el cielo y en un campo polvoriento de Irak”, dijo en su discurso de celebración de su victoria.

Entre las personas a las que dio las gracias estaban sus excompañeros del ejército, los hombres que le salvaron la vida cuando el helicóptero que comandaba en Irak fue alcanzado por una granada.

Duckworth era capitana en la Guardia Nacional de Illinois cuando fue reclutada para servir en Irak. Aunque estaba en desacuerdo con esa guerra, aceptó la responsabilidad de ir.

Podría haberlo evitado pues ya no estaba al mando de su vieja unidad cuando fueron reclutados, pero pidió ir con ellos,

“No quieres que alguien esté peligro sin estar tú enfrentando el mismo peligro”, le dijo a The Axe Files, el podcast de David Axelrod, en diciembre de 2016. “Tienes que enfrentar los mismos riesgos”.

Era noviembre de 2004 cuando a su equipo se le ordenó ir a recoger a unos soldados en Taji, al norte de Bagdad.

Tras cumplir con su misión, Duckworth entregó el mando del helicóptero Black Hawk a su copiloto Dan Milberg.

Fue en ese trayecto, regresando a la base, que fueron atacados. La granada cayó sobre el regazo de Duckworth, le contó a The Axe Files.

Perdió parte del brazo derecho y ambas piernas. Milberg logró aterrizar el vehículo y el equipo socorrió velozmente a la capitana. Así, salvaron su vida.

Ella despertó 11 días más tarde. Contó que en el hospital uno de sus primeros pensamientos fue vengarse de sus atacantes.

Con el tiempo fue adoptando una actitud más positiva y hasta divertida respecto a su discapacidad, usando una camiseta que decía “Oye, ¿dónde está mi pierna?”.

También dio una charla ante la Convención Nacional Demócrata con una de las prótesis de sus piernas pintada de camuflaje y la otra con la bandera de EE.UU.

La operaron innumerables veces y estuvo 13 meses hospitalizada, la mayor parte del tiempo en el Centro Médico Walter Reed de Washington DC.

Según ella, ese hospital, repleto de soldados heridos, se convirtió en un “zoológico de amputados” al que visitaban los políticos que querían sacarse fotos.

Diplomacia

Ella en realidad siempre había querido ser diplomática. Sus colegas en la universidad la convencieron de que las Fuerzas Armadas eran el mejor camino para llegar a la diplomacia.

De todos modos, las FF.AA. eran algo inevitable en la vida de Duckworth, cuya familia del lado del padre sirvió por generaciones, desde la Revolución de EE.UU. en adelante.

Su padre, Frank, luchó en la Segunda Guerra Mundial y en Vietnam. Era infante de marina y durante la época de Vietnam tuvo que enfrentar mucha hostilidad cuando regresaba a su hogar, debido a la fuerte oposición a esa guerra.

Por eso decidió instalarse en el sudeste asiático y fue allí, en Tailandia, que conoció y se casó con Lamai Sompornpairin, quien trabajaba en una fábrica.

Tuvieron a su hija Tammy y vivieron en varios países de la región mientras Frank trabajaba para el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.

Uno de los primeros recuerdos de Duckworth es el de las bombas que explotaron cuando los Jemeres Rojos tomaron el poder en Camboya.

También vivieron en Indonesia y Singapur, pero cuando Frank perdió su empleo debieron volver a EE.UU.

Parecidos con Obama

La historia de Duckworth tiene varios parecidos con la de Obama, el hombre que la describió como “una mujer dura pero con un gran corazón”.

Ambos han dicho que sus orígenes raciales mixtos han marcado sus identidades. Los dos crecieron en Indonesia en épocas similares y dejaron Asia para ir a vivir en Hawái.

Para Duckworth la transición a ese estado multicultural fue la manera perfecta de adaptarse a la vida estadounidense. Sin embargo, su padre siguió teniendo problemas económicos y la familia dependió de los cupones de alimentos para poder comer.

En 2013 Duckworth defendió estos subsidios estatales ante el Congreso cuando hubo planes de recortarlos. “Estuvieron ahí para ayudarme, así podía concentrarme en la escuela y no en mi estómago vacío”, dijo.

Con ayuda de becas y préstamos Duckworth pudo asistir a tres universidades. Luego siguió el consejo de sus colegas y se unió al ejército, donde se “enamoró” de la camaradería y de la sensación de pertenencia.

También se enamoró de otro cadete, Bryan Bowlsbey, quien luego se convertiría en su esposo.

Su interés en la política nació en 2005 cuando el senador demócrata Dick Durbin la invitó a presenciar el discurso por el Estado de la Unión, que dio el entonces presidente George W. Bush.

Ella entonces trabajaba asesorando a jóvenes veteranos en el hospital Walter Reed.

En 2006, solo dos años después del ataque en Irak, se postuló al Congreso en Illinois pero perdió por solo 5.000 votos contra su rival republicano.

“Lloré en la bañadera durante 3 días”, reveló después.

Carrera política

En 2008 el flamante presidente Obama la nombró vicesecretaria del Departamento Federal de Asuntos de Veteranos.

Cuatro años más tarde volvió a postular para el Congreso y esta vez ganó.

En 2014, a la edad de 46, fue madre por primera vez, tras varios tratamientos de fertilidad infructuosos.

Y dos años más tarde postuló para el Senado, enfrentando algunas críticas de medios como el Chicago Tribune,que aseguró que sus logros como representante del Congreso habían sido muy pocos y que se dedicó sobre todo a hacer “relaciones públicas”.

A pesar de que no logró que se aprobara ninguno de sus proyectos de ley, Duckworth ha defendido su legado.

Ahora enfrenta un escrutinio aún mayor como una de las senadoras más vocales y críticas contra el presidente Trump, en particular en lo que hace a temas de inmigración y las Fuerzas Armadas.

Hace unos días Trump atacó a los demócratas por no apoyar una ley de financiación que según él “mantiene rehenes a nuestros militares”.

Duckworth le respondió con fuerza desde el Senado, resaltando que Trump había evitado servir en Vietnam.

“No permitiré que me dé lecciones sobre qué necesitan nuestros militares alguien que evitó cinco veces el llamado a servir”, dijo.

En medio de sus críticas a Trump ya hay quienes la ven como una posible candidata demócrata para la presidencia en 2020.

Aunque ella aún no ha revelado si tiene interés, seguramente sabrá que, de postularse, podría romper quizás el mayor hito político de todos: ser la primera mujer presidenta de EE.UU.

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