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Descendieron las clasificaciones globales del sistema de la UC, en medio de recortes de fondos y más competencia internacional

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La Universidad de California cayó en los rankings de una encuesta global anual de educación superior. Ello aumentó las preocupaciones de que los problemas de financiación y la creciente competencia internacional estén erosionando la calidad de la casa de estudios e investigación pública más importante del país.

La encuesta, publicada este miércoles por QS Quacquarelli Symonds, evaluó nueve campus de la UC en más de tres docenas de temas. Las puntuaciones cayeron en 80 categorías y mejoraron en 24.

UC Berkeley y UCLA aún se clasificaron entre las 10 mejores universidades del mundo. Berkeley empató con Harvard, en tercer lugar, y UCLA en séptimo lugar, pero los mayores retrocesos se observaron en esos campus insignia. La UCLA cayó en 22 asignaturas y mejoró en cuatro, mientras que UC Berkeley bajó en 15 áreas y aumentó en dos. En ingeniería civil y estructural, por ejemplo, el ranking de la UCLA cayó del puesto 40 al 51, y el de Berkeley del segundo al quinto. “Este es el primer año en el que ha sido tan significativo”, consideró Jack Moran, portavoz de QS, sobre el descenso de la UC en los campus y áreas temáticas.

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El informe de educación superior de la firma analista, con sede en Londres, es uno de los más observados.

La encuesta anual evaluó a 1,138 universidades de todo el mundo en términos de reputación académica, la empleabilidad de los graduados y el rendimiento de la investigación, en función de la cantidad de trabajos académicos producidos y la cantidad de veces que fueron citados. Los investigadores enviaron encuestas a 75,000 miembros de la facultad y 40,000 gerentes de contratación de todo el mundo para evaluar la reputación de las instituciones de excelencia académica y la empleabilidad de sus graduados. Los campus de la UC recibieron clasificaciones en 40 de los 48 temas totales considerados, desde contabilidad hasta ciencias veterinarias.

Para los líderes de la facultad de la UC, los resultados confirman sus temores de que la excelencia de la universidad disminuiría sin una mayor inversión estatal. La participación estatal en los costos por alumno se redujo de $14,690, en 1996, a $7,160 en 2017, según datos de la entidad. La universidad ha compensado una parte de la diferencia al aumentar la matrícula e incrementar el número de estudiantes foráneos, que pagan más, pero ambos esfuerzos han desatado críticas.

“Ha habido una desinversión constante y sostenida en la UC, y este es el resultado inevitable”, expuso Shane White, presidente del Senado Académico de la Universidad de California. “Esta es probablemente la punta del iceberg”.

Los problemas de financiación de la UC, siguió White, están empezando a paralizar la capacidad de la universidad para evitar que los profesores de primer nivel se vayan con entidades rivales con bolsillos más profundos. En 2013, la USC cautivó a un destacado neurocientífico de la UCLA y su laboratorio de 100 personas. Dos años más tarde, el exitoso reclutamiento de la USC de un experto en enfermedad de Alzheimer, oriundo de UC San Diego, dio inicio a una fuerte batalla legal sobre qué campus es dueño de la investigación.

Pero la mayor preocupación, según White, fue la constante pérdida de profesores de base. Cinco de sus colegas más respetados en el departamento de odontología de la UCLA se marcharon en los últimos años. Algunos acudieron a otras universidades, otros han entrado en la práctica privada o aceptado trabajos gubernamentales o en organizaciones sin fines de lucro. “Hay una sensación de que estamos perdiendo a algunos de los mejores y más brillantes en el punto más alto de sus carreras”, consideró White.

Robert May, vicepresidente del Senado Académico y profesor de filosofía de UC Davis, ha visto una tendencia similar en su campus. Davis perdió recientemente a un miembro destacado de la facultad, quien se marchó a trabajar en la Universidad Northwestern, que le había ofrecido unos $20,000 más de salario. Mientras tanto, las restricciones financieras impidieron que su departamento reclutara con éxito a dos profesores, comentó.

May y White señalaron que tales casos desmienten la famosa aseveración del gobernador Jerry Brown durante su primer mandato, de que los profesores de la UC deberían estar satisfechos con el “psychic income”, un término que se emplea en inglés para referirse a todos los beneficios intangibles adicionales de un puesto o empleo. La restricción financiera forzó a la mayoría de los campus a reemplazar a los docentes veteranos que se marchan con personal académico joven, lo cual creó una brecha de experiencia, al menos en el corto plazo.

Una encuesta de 2016 de alrededor de 100 miembros del profesorado de la UC que consideraban otras opciones halló que el salario se citaba con mayor frecuencia como una razón para irse. Otros motivos principales incluían la calidad de los colegas y la reputación de la institución o el departamento.

En última instancia, alrededor del 44% de los miembros de la facultad encuestados por la Collaborative on Academic Careers in Higher Education, de la Universidad de Harvard decidió marcharse. Susan Carlson, vicerrectora de la UC para el personal académico, consideró que es un “desafío constante” retener y reclutar profesores de alta calidad. “Refuerza la importancia de compensar a los profesores antes de que piensen en buscar trabajo en otro lado”, advirtió Carlson.

Las disminuciones en los rankings de la UC fueron parte de una caída más amplia en el rendimiento entre las universidades estadounidenses, señalaron los investigadores. Entre las escuelas con el mayor número de asignaturas clasificadas entre las 10 mejores, UC Berkeley cayó del segundo al tercer lugar, superada por la Universidad de Cambridge y la Universidad de Oxford, en Inglaterra. En general, las instituciones de los Estados Unidos obtuvieron una menor proporción de las mejores posiciones que el año pasado.

Las universidades asiáticas en particular están invirtiendo miles de millones de dólares para impulsar sus programas de investigación, explicó Moran. La Universidad Nacional de Singapur entró este año por primera vez a la lista de las 10 mejores.

“Para ser claros, pasará algún tiempo antes de que la preeminencia de los Estados Unidos como país de investigación en educación superior esté en disputa”, afirmó Ben Sowter, director de investigación de QS, en un comunicado. “Pero nuestros resultados de 2018 indican que se está viendo implacablemente disminuido por programas de investigación cada vez más competitivos que surgen en naciones de todo el mundo”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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