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Derechos civiles y seguridad nacional: así fue la primera clase de la USC sobre el internamiento en la Segunda Guerra Mundial

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Susan Kamei, miembro de la facultad de la USC, vivió incómodos momentos de deja vu durante la campaña presidencial de 2016.

A medida que surgían algunas restricciones a musulmanes y árabes estadounidenses, supuestamente en pos de proteger la seguridad nacional, Kamei pensó en sus padres. Hace exactamente 76 años este lunes, el presidente Franklin D. Roosevelt firmó la orden ejecutiva 9066, que allanó el camino para el encarcelamiento de los padres de Kamei y de otros 120,000 descendientes de japoneses, la mayoría de ellos ciudadanos estadounidenses, tras el ataque japonés de 1941 contra Pearl Harbor.

Kamei había ayudado a corregir ese error como defensora legal de la exitosa iniciativa de 1988 para obtener una disculpa e indemnizaciones por parte del gobierno de los Estados unidos para aquellos encarcelados. Pero después de la elección del presidente Trump, temió que las lecciones aprendidas terminaran en el olvido.

“Entre las elecciones y la toma de mando del actual presidente, hubo noticias sobre el internamiento de los japoneses estadounidenses como un precedente de lo que varias personas estaban proponiendo ahora... como un registro musulmán”, expresó Kamei. “Pensamos: ‘¡Guau! Creíamos que habíamos ganado esto hace 30 años, y aquí estamos de nuevo, hablando de esto y luchando contra los mismos conceptos erróneos y prejuicios’”.

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Ahora Kamei lidera a una nueva generación de estudiantes que sondea ese pasado en el primer curso de historia de la USC sobre el internamiento japonés estadounidense, los problemas constitucionales planteados y la relevancia de hoy en día, en medio de la guerra contra el terrorismo.

“Quiero que los estudiantes de hoy tengan la oportunidad de apreciar la importancia de los problemas en torno a la tensión constitucional entre la seguridad nacional y las libertades civiles”, explicó Kamei, profesora de historia y directora administrativa del USC Spatial Sciences Institute.

En 2004, la UCLA lanzó la primera cátedra académica subvencionada centrada en el internamiento; pero la mayoría de las universidades que cubren el tema lo hacen en clases más amplias sobre estudios asiático estadounidenses, historia de los Estados Unidos o derecho constitucional.

Kamei contó que el profesor de historia de la USC Lon Kurashige se acercó a ella con la idea del curso como una oferta oportuna para una nueva especialización en derecho, historia y cultura. Ella era particularmente idónea para enseñarlo, le dijo, porque se había desempeñado como asesora jurídica adjunta nacional para la Liga de Ciudadanos Americanos Japoneses en la exitosa lucha por la reparación.

Para Philip J. Ethington, presidente del departamento de historia de la USC, no es sorprendente que nunca se haya ofrecido un curso de historia separado sobre el internamiento, porque se trató de un conjunto específico de eventos en el contexto “gigantesco” de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, los tiempos han cambiado, remarcó. “La historia completa de la internación y la negación de ella por parte del gobierno estadounidense en medio de las reparaciones es un caso de estudio muy importante para reconocer y deshacer las injusticias”, expuso. “No es solo algo que sucedió. Es un ejemplo de algo que todavía podría pasar... mientras el país reconoce su problemático pasado”.

El curso multidisciplinario, llamado ‘War, Race and the Constitution’ (Guerra, raza y la Constitución) es un seminario pequeño, para aproximadamente una docena de estudiantes, algunos de los cuales nunca antes habían aprendido acerca de los eventos de tiempo de guerra.

Henry Fusaro, alumno de segundo año de la USC, creció en Arizona y aprendió sobre el internamiento en una clase de derecho el año pasado. Se sintió fascinado por los temas generales de las libertades civiles y la seguridad nacional que planteaba.

El interés de Matthew Weisbly en la Segunda Guerra Mundial es más personal. Sus parientes judíos sufrieron los horrores del Holocausto y sus familiares estadounidenses de origen japonés fueron internados en uno de los 10 campamentos de prisioneros del gobierno en el río Gila, Arizona.

Laura Domínguez es una estudiante de doctorado que investiga la historia del pueblo chicano y de los estadounidenses occidentales. Para ella, el internamiento japonés estadounidense ofrece la oportunidad de estudiar los recuerdos de la opresión entre ambos grupos étnicos. “No podría ser más oportuno ahora dedicar un semestre completo a esto, dado el momento en que estamos en los Estados Unidos hoy en día, con preguntas de exclusión, ciudadanía y de quién pertenece y quién no”, manifestó Domínguez.

Los estudiantes están examinando los casos de tres hombres japoneses estadounidenses que violaron el toque de queda de guerra y las órdenes de evacuación con el fin de desafiar la constitucionalidad de estos. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en un voto dividido, confirmó las órdenes como justificadas por “necesidad militar”. En la década de 1980, las condenas de los individuos fueron anuladas después de que Peter Irons, entonces profesor de ciencias políticas de UC San Diego, descubriera que los abogados del gobierno habían ocultado las pruebas que refutaban las acusaciones de deslealtad de los japoneses estadounidenses.

En una clase, los estudiantes vieron un documental sobre uno de los demandantes, Minoru Yasui. Luego conocieron a su hija, Holly, directora de la película, y a Jay Hirabayashi, el hijo de otro demandante, Gordon Hirabayashi, a través de una conexión de video.

¿Cómo influyeron las experiencias de su familia en sus opiniones sobre los casos de inmigración actuales?, preguntó un alumno, refiriéndose a las políticas de la administración Trump.

“Vivo en Canadá... y miramos al sur, a los Estados Unidos, con horror”, respondió Hirabayashi. “La diferencia entre la aceptación de refugiados e inmigrantes por parte de Canadá y la de las personas que intentan ingresar a los Estados Unidos es realmente inquietante para nosotros”.

Los alumnos también exploraron la historia de los inmigrantes japoneses en los Estados Unidos, el racismo en contra de ellos y el bombardeo de Pearl Harbor. Visitaron el cuartel de campamento reconstruido en el Museo Nacional Japonés Estadounidense, en Little Tokyo, y aprendieron sobre las dificultades de la vida en los campamentos, incluyendo la falta de antibióticos que provocaron algunas muertes, y la depresión que desencadenó algunos suicidios.

Una de las sesiones más animadas, relató Kamei, fue una mirada a los archivos visuales de la época: fotografías de Ansel Adams, Dorothea Lange y Toyo Miyatake acerca de la vida en el campamento; el arte de los internos, fotos de los periódicos y sus leyendas provocadoras.

El curso también cubre las experiencias militares de los soldados japoneses estadounidenses de segunda generación, los resistentes al reclutamiento, el reasentamiento de la comunidad después de la guerra y la campaña de reparación. Los alumnos estudiarán casos legales que involucran a musulmanes afectados de manera desproporcionada por la prohibición de viaje de Trump, y los “combatientes enemigos” detenidos sin cargos específicos durante el gobierno de George W. Bush.

Para los alumnos, hasta ahora, el curso ha sido aleccionador. “Sabiendo que no había evidencia de sabotaje o espionaje, ellos todavía se sometieron [a la internación]; eso me sorprendió”, expresó Fusaro. “Mientras más nos sumergimos en los matices, más veo lo ridículo que era”.

Emily Summers, una estudiante de tercer año, dijo que nunca aprendió sobre el internamiento en Whittier Christian High School en La Habra. Por su cuenta, leyó sobre experiencias similares de tiempos de guerra de ciudadanos canadienses de descendencia japonesa en el libro “Obasan”. “Pensé: ‘¿Por qué nunca he aprendido sobre esto en mis clases de historia?’”, se preguntó. “Es un racismo descarado contra cierto grupo de personas en los Estados Unidos, y debería discutirse. En el clima político en el que nos encontramos hoy, es importante mirar hacia atrás y ver cómo podemos prevenir este tipo de cosas en el futuro”.

Weisbly, un estudiante de tercer año que creció en Oregon y Arizona, aprendió sobre el Holocausto a temprana edad por parte de sus familiares, quienes compartieron historias de otros parientes enviados al campo de concentración de Auschwitz. Sin embargo, nadie le dijo que su abuelo japonés estadounidense había sido encarcelado durante la guerra, hasta que vio un largometraje sobre el internamiento cuando tenía 12 años y comenzó a hacer preguntas.

Desde entonces se dedicó a investigar sobre ello y no dudo en inscribirse en la clase de la USC. “Desde el 11 de Septiembre, la gente ha señalado a personas de la fe islámica”, expuso Weisbly. “Algo así les sucedió a ambos lados de mi familia de diferentes maneras, y ambos casos fueron horribles. No quiero que algo así vuelva a suceder”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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