Anuncio

Reportaje Especial: Latinos, los que más mueren a manos de la policía

Family members use the protest to pay tribute to Ignacio Ochoa, who was killed in a Paramount police shooting.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)
Share

A pesar de la percepción del público de que los negros son los más afectados por el fenómeno de la fuerza letal de la policía, lo cierto es que la sangre que se derrama en esos episodios es latina.

Un trabajo del equipo de investigación de Hoy Los Ángeles, encontró que entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de julio de 2016, de las 56 muertes a manos de la policía, 35 fueron latinos, tres veces más que las 11 víctimas que las comunidades negra y blanca (combinadas) del condado de Los Ángeles, tuvieron en ese lapso.

Los apellidos son López, Pérez, González y las víctimas viven en los barrios y las calles donde la comunidad latina del condado de Los Ángeles ha hecho su hogar.

Anuncio

En estos sitios las historias se multiplican con una desgarradora frecuencia. John Anthony González, por ejemplo, murió a manos de agentes del Departamento del Sheriff de Los Ángeles en la ciudad de Norwalk, cuando lo detuvieron para inspeccionarlo. El encuentro segó la vida de este jovencito de apenas 18 años.

Esta historia de violencia policial es apenas la punta de un iceberg.

El área y la edad

José Juan Méndez, tenía apenas 16 años de edad cuando fue muerto por la policía de Los Ángeles el sábado, 6 de febrero, cerca de las calles South Lorena y East 6th en Boyle Heights. Su delito fue robar un auto. De acuerdo al jefe de policía de Los Angeles, Charlie Beck, “el conductor se armó con una escopeta recortada, dando como resultado el tiroteo”. Al final las propias autoridades reconocen no saber si el joven había apuntado a los agentes con el arma. Méndez fue declarado muerto a las 22:56 horas, según los registros del médico forense.

No por nada Boyle Heights es la ciudad donde más muertes a manos de policías ocurrieron durante el 2015 y lo que va del 2016. Otras áreas afectadas por el uso letal de la fuerza son East Los Angeles, Los Angeles, South Gate, South Central y Long Beach, entre otras.

La edad también es un factor importante. De las 35 víctimas, 13 tenían entre 20 y 29 años de edad; 4 menos de 20 años y 13 entre 30 y 39 años. El resto tenía más de 40.

Vidas perdidas

Para las víctimas no ha habido una segunda oportunidad. Tres semanas antes de su muerte, Martin Hurtado, de 21 años, buscó ayuda con su mentor en la organización Homeboy Industries, intentando, una vez más, cambiar el rumbo de su vida, como si presintiera que el tiempo se le iba de las manos.

Cuando el padre Greg Boyle se reunió con Hurtado el pasado mes de febrero, quería finalizar un programa antipandillas que había empezado y nunca terminó.

“Era un niño suave y tierno y siempre atento con todo mundo”, dijo Boyle, fundador de Homeboy Industries.

Y es que a pesar de su vida azarosa y llena de problemas, Hurtado no dejaba de ser un jovencito con muchos talentos que no pudo desarrollar. Tocaba piano, jugaba basquetbol, pero como muchos otros jóvenes en los barrios, no tuvo otras oportunidades mejores y a la edad de 13 años se unió a una pandilla de El Monte.

Su vida terminó de una manera absurda. De una manera que no debía haber terminado. Después de no presentarse en Homeboy Industries para su rehabilitación, Hurtado violó los términos de su libertad condicional y las autoridades emitieron una orden de arresto en su contra.

El día de su muerte, el 10 de marzo, Hurtado salió de su casa en Duarte, donde vivía con su novia y corrió cuando los oficiales intentaron detenerlo en una inspección de rutina.

Los agentes que patrullaban la zona observaron un auto y decidieron detenerlo porque no traía la luz de la placa trasera. Hurtado, que iba como pasajero, brincó del auto y empezó a correr porque no quería regresar a prisión.

Los agentes lo persiguieron hasta un callejón cerca de la calle 68. “El sospechoso sacó un arma y se negó a tirarla y fue cuando el oficial disparó”, dijo la policía en un comunicado.

El agente Alex Roberts, quien se unió a la policía en mayo del 2014, disparó su arma en tres ocasiones, impactando a Hurtado en la espalda y en el pecho, según informó el servicio médico forense.

“Esta muerte, de verdad nos deja desconsolados a todos”, dijo Boyle.

Latinos: más de la mitad de las muertes

Entre el 2000 y el 2016, de las 654 personas que perdieron la vida bajo las balas de las autoridades en el condado de Los Ángeles, más de la mitad eran de origen latino.

Para los latinos tener un encuentro con la policía o con agentes del Sheriff, puede tener consecuencias mortales, especialmente si se vive en una zona de bajos recursos o le parece “sospechoso” a un agente de la autoridad.

Disparos mortales

Otro de los denominadores comunes es que los agentes detuvieron a la víctima por considerar que encajaba con la descripción del sospechoso de algún delito ocurrido pocas horas antes o en días previos.

En el condado de Los Ángeles se puede responsabilizar al Departamento del Sheriff por el 45.7 por ciento de las víctimas mortales; al LAPD del 40% y a la Policía de South Gate del 8.6 %.

¿No importan las vidas de los latinos?

Tradicionalmente la comunidad negra ha respondido con grandes movilizaciones a las muertes y agresiones a miembros de su comunidad. Basta recordar los acontecimientos de 1992 en Los Ángeles, cuando un veredicto declaró inocentes a los policías que propinaron una brutal golpiza a Rodney King, provocando una ola de disturbios que mantuvo en vilo a la ciudad por más de una semana.

Actualmente las muertes de Alton Sterling en Louisiana; Delrawn Small Dempsey en Brooklyn y Philando Castile, en Minnesota , los tres de raza negra, provocaron grandes movilizaciones por todo el país. La indignación se desbordó, culminando con el ataque de Micah Xavier Johnson, un francotirador negro, miembro de las fuerzas armadas, que asesinó a 5 policías de Dallas, durante una protesta pacífica organizada por Black Lives Matters.

A diferencia de la comunidad negra, los latinos de Estados Unidos prácticamente no han respondido a la violencia policial que se ha ensañado en su contra, según consta en esta investigación.

Eso lo sabe bien Kris Ramírez, un residente de Southeast Los Ángeles, quien nunca consideró a la policía como una amenaza. Al contrario, toda su vida los vio con respeto y un poco de admiración… hasta que el año pasado, apenas cuatro días antes de Halloween, un agente del Departamento del Sheriff mató a su hermano, Oscar Jr., de 28 años de edad. El comunicado oficial indicó que durante su arresto por considerarlo sospechoso de un delito, Oscar movió sus manos de manera amenazadora, y el agente se sintió en peligro y le disparó. Oscar se encontraba desarmado.

La familia Ramírez buscó apoyo y solidaridad de la comunidad latina, pero no lo encontró. Al mismo tiempo, el movimiento Black Lives Matters, crecía vertiginosamente por la muerte de Ezzell Ford, un hombre negro con discapacidad mental..

A pesar de las protestas de la familia frente a la alcaldía de Paramount, la comunidad latina miró impasible el sufrimiento de los Ramírez. “Por qué no podemos tener el mismo tipo de cobertura o ayuda? Se preguntó Kris Ramírez.

Falta de sensibilidad

La muerte desproporcionada de latinos a manos de la policía levanta muchas interrogantes, entre ellas el de la falta de sensibilidad cultural y el fracaso de los programas de acercamiento a las comunidades que han llevado a cabo por años las diferentes corporaciones policiacas.

Es claro que el problema no es la falta de agentes latinos. En el LAPD el 45 por ciento de los agentes son latinos (el 11 por ciento son negros). En el Departamento del Sheriff los latinos representan el 43 por ciento del personal.

Algunos opinan que el problema central es el entrenamiento que se les da a los oficiales, y que los lleva a disparar mortalmente, cuando en su opinión se encuentran amenazados.

Históricamente la relación entre latinos y las fuerzas policiacas no ha sido buena y la causa fundamental ha sido el uso de perfiles raciales y la aplicación de estereotipos por parte de las autoridades. Pero a pesar de ello, no hay una respuesta, ni espontánea ni organizada. “Simplemente, no la hay”, dijo Ramírez.

Conoce las historias

DA CLIC EN LA IMAGEN Y CONOCE LOS CASOS DE LOS LATINOS MUERTOS EN 2015 Y 2016 (HASTA JULIO)

Anuncio