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Piensa en el retiro, ve a López Tarso... y se le pasa

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A los 74 años el cuerpo pasa factura y hacer teatro no es cosa fácil, pero Susana Alexander no quiere quedar mal frente a Ignacio López Tarso, que a sus 93 años se mantiene en el escenario.

Y aunque confiesa que ya no escucha bien, la actriz se animó a actuar, dirigir y producir la obra de teatro Debiera Haber Obispas, que se estrena el 9 de febrero en el Teatro Rafael Solana.

“Es muy cansado hacer teatro, pero López Tarso nos echó una maldición. Si él puede, ahora tenemos que poder todos”, señaló antes de comenzar el ensayo de la puesta.

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Alexander pasó siete años de su vida en el escenario del Teatro Rafael Solana, que cumple 25, y como homenaje al dramaturgo “Don Rafael”, como ella lo llama, decidió montar un texto suyo.

En el entarimado es Matea, una mujer a la que le proponen ser obispa en la década de 1950; pero también es la directora y, entre líneas, corrige a los actores y da indicaciones.

“No se preocupen que yo no soy (Luis de) Tavira ni (Ludwik) Margules. Yo sobre la marcha les voy diciendo, así que tranquilos”, dijo en medio del escenario a los demás actores, entre ellos Enrique Becker y Roberto D’Amico, quienes la animaron a producir la obra.

Abajo del escenario, Eduardo Ruiz Saviñón, codirector, le ayudaba a recordar las líneas que se le atoraban entre las instrucciones.

De la memoria no podrá decir lo mismo, pero la experiencia se mantiene fresca, pues la avala una trayectoria en los escenarios que inició desde 1960.

Desde las butacas, Rosario Zúñiga, Cecilia Romo, Caribe Álvarez, Pilar Flores del Valle y Julio César Luna, quienes conforman el elenco de la obra, aplaudían el discurso de las escenas.

“Esta obra va a gustar mucho porque hacen falta obras que dejen serena a la gente. Aquí toda la familia lo va a pasar muy bien”, aseguró la intérprete.

Los años le han enseñado que el teatro nunca ha estado en crisis, el único reto es lograr que la gente asista.

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