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Las verdaderas razones por las que el traje se convirtió (desde hace siglos) en sinónimo de elegancia

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En el barrio londinense de Mayfair se encuentra la tienda Henry Poole & Co, en el corazón de Savile Row, una calle sinónimo de la crème de la crème de trajes de hombre.

La empresa se remonta a 1806. Durante el siglo siguiente, la moda británica se convirtió en un fenómeno global y su traje sombrío favorito, en una norma internacional.

Dado el precio de cada traje de Henry Poole&Co (unos US 5.300), es fácil suponer que el traje personalizado es un lujo reservado para la élite, pero el director gerente de la compañía, Simon Cundey, no está de acuerdo.

Es una pieza funcional. Los caballeros todavía se sienten muy relajados y tranquilos (vistiéndolo) y felices de usar algo que les queda bien”, dice.”Mucha gente en nuestro mundo está muy orientada a los negocios y no tiene mucho tiempo para ir de tienda en tienda tratando de encontrar algo que les quede bien. Es caro, pero si es un gasto en diez años, que es lo que generalmente debe durar un traje, es un precio razonable”.

En su forma básica, el traje ha existido desde el siglo XVII, y en su forma contemporánea desde el comienzo del XX.

La apariencia se ha mantenidoconstante y ha proliferado en todo el mundo entre la élite y luego entre los hombres comunes, y, finalmente, entre las mujeres, que han adoptado variantes del traje de negocios.

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La directora del Fashion Institute of Technology Museum en Nueva York, Valerie Steele, cree que la demanda conserva su poder permanente “porque creo que connota modernidad. Creo que se ve moderno, eficiente. Algunos dirían que es funcional, pero yo diría que tiene connotaciones de modernidad y funcionalismo y estatus”.

Alguien que sabe sobre el origen de los trajes modernos es el diseñador de moda Sir Paul Smith, que ha vestido a Pink Floyd, los Beatles y David Bowie.

“Visto un traje todos los días, incluso los fines de semana”, dice Smith, “me parece que realmente funciona para mí”, señala desde su taller en Covent Garden, abierto desde 1979.

Describe cómo, en aquel entonces, las personas que vestían trajes eran hombres de negocios o iban a una boda, a un funeral o a una entrevista de trabajo.

Pero gracias a Smith y otros diseñadores de ropa masculina como Giorgio Armani, el traje tradicional comenzó a cambiar.

“(Nosotros) suavizamos el traje”, dice sobre el diseño clásico, “suavizamos las hombreras, hicimos que el traje fuera más fácil de usar porque muchas personas estaban dejando de usar la chaqueta de mezclilla con una cremallera en la parte delantera o un artículo más informal”.

Dice que jóvenes entran a su tienda en busca de un traje gris a rayas, pero en lugar de tener una raya blanca, puede tener una de color amarillo.

Pero mientras Smith está ocupado haciendo que la gente destaque entre la multitud, el traje clásico permanece.

Steele está de acuerdo: “Existe la sensación de que si usas el traje, no hay nada conspicuo en ti, estás vestido adecuadamente y creo que eso es muy importante”.

Steele señala el trabajo de la historiadora de moda Anne Hollander, quien sugiere que “una de las razones de la longevidad del traje es que idealiza el cuerpo. A través de un almohadillado en el hombro y ajustando las proporciones, puedes crear un facsímil de un cuerpo apuesto y al mismo tiempo encubrir cuerpos menos apuestos”.

Durante la guerra hubo un cambio. En la década de 1940, las mujeres asumieron los roles de los hombres y también adoptaron el esquema masculino del traje.

Uniformidad

Pero, por supuesto, históricamente, este uso utilitario a través de la ropa también se usó para afirmar el poder.

La Revolución Cultural de China en 1966 fue un intento brutal de Mao Zedong de forjar un nuevo tipo de país. Al igual que otros gobernantes autoritarios, Mao escudriñó los detalles de la vida cotidiana de las personas; lo que podían leer, ver y decir, e incluso lo que podían vestir.

Y lo que vestían era conocido como el traje de Mao, también conocido como el uniforme de Sun Yat-sen, bautizado así en honor al primer gran líder revolucionario nacionalista, Sun Yat-sen.

El traje venía en tres colores: azul para los trabajadores campesinos, gris para los funcionarios comunistas y verde para los miembros del Ejército Popular de Liberación.

Entonces, en la vida moderna en las civilizaciones occidentales democráticas, ¿tiene todavía el traje un papel que jugar?

Cundey opina que en los negocios, usando un traje, “los caballeros se sienten más seguros a la hora de invertir en algo o conocer y discutir un proyecto... es una especie de señal de respeto, muestra que haces el esfuerzo de tomar algo serio en la vida”.

Y como dice Paul Smith: “Puedes tener 13 o 100 años, o ser una estrella de rock o un colegial, siempre habrá un lugar para el traje”.

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