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Hubo pop, reggaetón, regional y hasta declaraciones políticas en los Premios Tu Mundo

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Como lo deberían saber ya todos, las ceremonias de premios que son realizadas por cadenas televisivas son en realidad gigantescos actos de propaganda para las empresas que los organizan, para sus contenidos y para los artistas que tienen regularmente cabida en sus transmisiones.

De ese modo, la edición de los Premios Tu Mundo que se llevó a cabo en la American Airlines Arena de la ciudad de Miami no fue una excepción, ya que, al ser un evento de Telemundo, y a pesar de decidir sus resultados por votación de los televidentes, se dedicó básicamente a apoyar a “los suyos”, rindiéndoles honores en diferentes categorías, como se puede leer en una de las notas previamente publicadas por este mismo medio.

Pero también es cierto que, en el plano del entretenimiento, se trató de un espectáculo vistoso desde el inicio mismo, cuando, luego de una breve intervención de los DJs AtellaGali para darle rienda suelta al inevitable ‘megahit’ “Despacito”, Olga Tañón abrió fuegos con una encendida versión de “La gran fiesta”.

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En medio de su discreta apropiación del reggaetón, la emblemática cantante puertorriqueña demostró el poderío de su voz a los 50 años de edad y no dejó de lado sus influencias habituales del merengue, mientras que la audiencia celebraba desde sus asientos con largos y coloridos globos.

Más adelante, pese a sus recientes problemas con la ley, el mexicoamericano Gerardo Ortíz no tuvo solo un momento de lucimiento propio en la tarima de Premios Tu Mundo, sino que se atrevió incluso a emplearlo para entonar “Palma Salazar”, un narcocorrido nuevo que se encuentra aparentemente dedicado a uno de los fundadores del Cartel de Sinaloa, y que acompañó con una puesta en escena en la que figuraba una avioneta. Además, no se fue a casa con las manos vacías, porque recibió el trofeo a Artista Regional Mexicano Favorito.

Por su parte, el popular cantante del mismo género El Dasa, que nació en Hermosillo pero vive actualmente en L.A., estrenó en el escenario su nuevo tema “El hijo del desierto”, que además de pertenecer a la nueva temporada de su serie televisiva “El Vato”, posee una temática relevante al hablar de los dramas de los inmigrantes, aunque estos méritos se vieron mermados por una interpretación vocal que se hizo evidentemente con ‘playback’.

La cuota reggaetonera llegó de la mano de Nacho y Yandel, quienes se encargaron de un ‘remix’ de “Baílame” (composición original del venezolano) que los encontró moviéndose de manera constante y rodeados de un impresionante cuerpo femenino de baile, enfundado por su lado en ajustadas mallas rojas que revelaban lo justo.

Sin ser precisamente amantes de este género, debemos reconocer que el acto del venezolano y del boricua se manejó con cierto sentido del gusto, a diferencia de lo que pasó con la ‘boy band’ CNCO y su interpretación de “Hey DJ”, que no fue vulgar, pero se basó en el ritmo de moda con una descarada intención comercial que ni siquiera se sentía sincera, sino completamente banal y que, salvo mejor opinión, abusó también del ‘playback’. Por supuesto, eso no fue obstáculo alguno para que sus integrantes se llevaran el galardón a Artista Favorito de Pop.

Siguiendo con lo urbano, y por una razón que seguimos sin entender, Ozuna tuvo no una, sino dos oportunidades de lucirse: la primera fue individual y llegó mediante la interpretación de “Tu foto”, y la segunda se dio gracias a un dúo con Yandel para la presentación de “No quiero amores”.

Sea como sea, no logramos nunca descubrir si este puertorriqueño estaba usando pistas pregrabadas o no, porque en ambas ocasiones, su voz (que no parece ser precisamente virtuosa) estaba tan cubierta de ‘autone’ que se escuchaba completamente artificial.

El gran Pepe Aguilar, cuya carrera ha oscilado entre lo tradicional y el pop, brindó la cuota de ranchera elegante al lado de un mariachi y a dúo con su hija Ángela Aguilar al interpretar el plácido tema “Tu sangre en mi cuerpo”, aunque su fuerte y experimentada voz terminó opacando a la de su sucesora, que tiene todavía mucho camino por recorrer.

También hubo sabor folklórico azteca con Christian Nodal, un exponente del género que se valió de un mariachi y de arreglos norteños para cantar con buena entonación sus temas “Adiós amor” y “Probablemente”, pese que las bailarinas sensuales con las que contó estaban fuera de lugar.

El veterano Miguel Bosé, que recibió una distinción especial por su labor humanitaria y mencionó en su discurso a Venezuela, tiene un disco reciente; pero prefirió complacer a la audiencia con dos de sus temas más clásicos, “Te Amaré” y “Amante bandido”. Aunque sus conciertos largos lo sorprenden en estos días con deficiencias de garganta, la brevedad de su intervención le permitió ahora mantener la eficiencia.

Para que no todo fuera superficial durante las ‘performances’, los organizadores decidieron incorporar un momento musical con un claro mensaje de oposición al gobierno de Nicolás Maduro al reunir a Nacho, al nicaragüense Luis Enrique y Olga Tañón durante una entrega de la pieza “Valiente” que, además de contar con una instrumentación mucho más elaborada de la esperada, tuvo una letra particularmente explícita en la que se mencionaban palabras como “mejor futuro” y “tiranía”, mientras las pantallas gigantes mostraban imágenes de protestas y de símbolos de la paz. “Tenemos la obligación de luchar por la democracia de nuestros pueblos”, dijo Nacho me medio de la canción.

En ese mismo sentido, ya fuera del plano musical y mucho más temprano, el presentador José Díaz Balart pronunció una proclama relacionada de manera directa a la violencia que se vive actualmente en los Estados Unidos, en el que se refirió al racismo, los supremacistas blancos y aquellos “que nos tildan de criminales” (hello, Mr. Trump?), con la promesa de que la compañía para la que trabaja pondrá sus mejores esfuerzos en la lucha contra la discriminación. Fue un momento evidentemente planeado y hasta acartonado, pero no por ello innecesario.

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