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Antonio Jaramillo ha llegado lejos como actor pese a haber tenido una infancia particularmente complicada

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La serie televisiva “Shades of Blue”, protagonizada por la cotizada Jennifer López, acaba de cerrar su primera temporada, y ya se ha confirmado que será renovada para una segunda, lo que constituye una clara muestra de éxito en una época en la que muchas producciones de su tipo pasan sin pena ni gloria por la pantalla chica y son canceladas de inmediato.

Esta es una buena noticia para todos los involucrados en ella, claro, y debería ser lo mismo para el actor mexicano Antonio Jaramillo, quien hizo de Manuel Zepeda, el conflictivo exesposo de JLo; pero en este caso, hay un detalle que lo cambia todo: su personaje murió en el último episodio, asesinado justamente por el de la famosa intérprete y cantante, Harlee Santos, una agente del NYPD que se encuentra cada vez más involucrada en una gigantesca red de corrupción.

“Bueno, supuestamente ya estoy fuera, pero hay la posibilidad de que regrese a través de sueños o de ‘flashbacks’”, nos dijo Jaramillo durante una reciente visita a la redacción de HOY, en la que comentó también que, a pesar de que Zepeda era presentado como un tipo violento y abusivo, había algo en su pasado que explicaba su conducta.

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“Él había estado 10 años en la cárcel por un crimen que no cometió, y eso le dio un gran coraje, porque lo había obligado a estar separado de su hija y a perder mucho de su vida”, detalló el simpático artista, que luce como un Benicio del Toro más joven. “Ya sé que ahora muchos quieren ver a personajes latinos que sean modelos a seguir, pero a mí me gusta más cuando se pintan las cosas como son en la vida real”.

Jaramillo afirma que tuvo una relación de trabajo “muy bonita y muy profesional” con López, quien recibió muy buenos comentarios de la crítica por su desempeño en “Shades of Blue”, pese a que ella misma ha sido cuestionada como artista en otras ocasiones por los expertos en el tema.

“Ella es una persona muy privada, claro, pero nos llevamos muy bien”, prosiguió nuestro entrevistado. “La admiro mucho, porque, como lo has dicho, no todo lo que hace ha sido reconocido, aunque yo creo que es una mujer extremadamente trabajadora que se ha ganado lo que tiene con sus propios esfuerzos”.

Lo cierto es que Jaramillo tampoco ha tenido las cosas fáciles. Pasó su infancia en un orfanato al lado de uno de sus hermanos, ya que, como lo recuerda sin mucho entusiasmo, la relación entre sus padres no funcionó y su madre decidió dejarlos en ese lugar debido a que era muy joven y no estaba preparada para atenderlos.

“No puedo quejarme demasiado, porque teníamos una cama y comida”, recuerda el ahora actor, que no fue nunca adoptado porque hizo un pacto con su hermano para asegurarse que si los dos no salían juntos, ninguno lo haría. “Estoy muy agradecido con la vida, porque cuando sales de un orfanato, te peleas hasta con tu sombra y te ves tentado por el alcohol y las drogas; pero en mi caso, parece que alguien me cuidó, porque logré salir adelante”.

“Otros de mis compañeros murieron, están en la cárcel o se volvieron adictos a algo”, comentó. “En nuestro caso, 10 años después de habernos dejado ahí, mi madre regresó para que nos fuéramos a vivir con ella, pero como era de esperarse, eso fue un desastre”.

La salvación para el tijuanense llegó cuando se mudó a San Diego, California, donde se puso a trabajar como mesero de un restaurante y se hizo amigo de otro trabajador similar que viajaba constantemente a Los Ángeles para participar en audiciones. Aunque al comienzo se burlaba de él, Jaramillo terminó visitando una biblioteca local y descubriendo con asombro los encantos de escritores como Anton Chejov, Arthur Miller y Tennessee Williams.

“Alguien me invitó a hacer una obra de teatro en la que tenía que hacer de un gigoló que visitaba a un viejito solitario que solo quería que lo sacaran a pasear, y aunque al principio me negué, terminaron por convencerme”, afirmó. “Nunca había sentido algo así. No estaba acostumbrado a que la gente se acercara a mí ni mucho menos a que quisieran hablar conmigo, y decidí seguir haciéndolo para no sentirme tan separado de la sociedad”.

Después de eso, Jaramillo estudió actuación a lo largo de cinco años en la misma ciudad fronteriza, y posteriormente se trasladó a L.A., donde ha participado en numerosas series, incluyendo a “Dallas”, “Devious Maids” y “Rosewood”, además de tener un papel secundario en la cinta de Oliver Stone “Savages”.

“Lo que pasa es que actualmente la televisión está ofreciendo muy buenos productos, y estos necesitan gente”, explicó. “Me parece que muchos de estos shows están representando a la sociedad tal y como es, mientras que el cine continúa rezagado, porque lo que ves básicamente ahí es al superhéroe blanquito con su capa”.

Sea como sea, Jaramillo anhela regresar a su terreno de origen, el teatro, en el que no la ha laborado desde hace tres años. “Estoy tratando de traer una obra muy buena que prefiero todavía no nombrar, pero haré también una película en Nueva York”, afirmó el intérprete, quien tiene dos hijos. “La verdad es que no puedo quejarme, porque me va bien, pese a que no soy muy materialista ni vanidoso, y eso me lleva a no aceptar cualquier trabajo que me sale”.

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