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Roger Waters puso la garra política y The Who los guitarrazos en la jornada final del histórico festival Desert Trip

El fundador de Pink Floyd Roger Waters dio su apoyo a la comunidad latina de EE.UU. que es afectada por las propuestas de Donald Trump durante su memorable acto en el festival Desert Trip.

El fundador de Pink Floyd Roger Waters dio su apoyo a la comunidad latina de EE.UU. que es afectada por las propuestas de Donald Trump durante su memorable acto en el festival Desert Trip.

(Kevin Mazur / Getty Images for Desert Trip)
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El mensaje no podría haber sido mas claro: “Trump is a Pig” (“Trump es un cerdo”), se leía en las pantallas gigantes (realmente gigantes) del festival Desert Trip de Indio, California, el domingo pasado, mientras se escuchaba la canción “Pig (Three Different Ones)” luego de que se mostraran imágenes del candidato presidencial con un sombrero del Ku Klux Klan y haciendo el saludo nazi.

En ese mismo momento, un globo también enorme con forma de puerco y con la cara del mismo magnate a un lado circulaba entre las tribunas, acompañado por unas letras que decían “ignorante, mentiroso, racista y sexista”. Y por si eso fuera poco, inmediatamente después, la interpretación del emblemático tema “Another Brick in the Wall (Part II)” fue secundada por la presencia en el escenario de 15 niños en edad escolar con camisetas que decían “Derriba el muro”, así, en español.

Se trató de un acto tremendamente político e inusual para un festival en el que los demás artistas (quizás con la excepción de Neil Young, quien sí mencionó a Trump un poco al paso) fueron mucho menos directos en lo que respecta a sus opiniones sobre la situación actual de este país a puertas de las elecciones presidenciales, para preferir en cambio alusiones más generales y más alusivas al pasado, lo que tiene sentido cuando se considera que este evento -llamado “Oldchella” por los inevitables bromistas- no tuvo sobre su tarima a ningún cantante menor de 70 años.

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El candidato republicano a la presidencia Donald Trump fue objeto de toda clase de burlas durante la espectacular presentación de Roger Waters en Coachella.

El candidato republicano a la presidencia Donald Trump fue objeto de toda clase de burlas durante la espectacular presentación de Roger Waters en Coachella.

(Kevin Mazur / Getty Images for Desert Trip)

Por ese lado, Roger Waters, de 73, es un caso atípico, así como uno que, a pesar de no tener como solista la reputación de un Paul McCartney, de un Neil Young o de un Bob Dylan -quienes se presentaron los días anteriores-, es capaz de emplear recursos técnicos extraordinarios para difundir sus ideas; de hecho, su set entero, que duró cerca de 2 horas y media e incorporó también comentarios sobre el movimiento “Black Lives Matters”, fue de lejos el más espectacular de todo el festival, con trucos visuales que en cierto momento brindaron la ilusión de encontrarse ante una fábrica coronada por chimeneas humeantes y todo, mientras que, en el plano auditivo, fue el único que se valió de un impresionante sonido ‘surround’ con el que los asistentes se vieron sometidos a efectos de toda clase y por todos lados.

No todos están de acuerdo con Waters y su manera extremadamente directa de apuntar las cosas fuera del contexto de sus canciones, por supuesto; vimos a algunas personas que abandonaban el recinto durante el asunto con Trump, y sabemos que hay muchos que se han manifestado en contra del apoyo que el mismo cantante y bajista le da a Palestina con respecto a la ocupación israelí, un discurso que también estuvo presente en el concierto.

Afortunadamente, lo que más resaltó fue la música, orientada por completo en esta gira -que se inició en Ciudad de México, donde Waters criticó fuertemente al presidente Enrique Peña Nieto por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa- al repertorio de Pink Floyd, legendaria banda de rock progresivo y psicodélico que él mismo fundara en 1965 y que fue generosamente atendida con una selección de 28 temas que se inició con “Speak to Me”, concluyó con “Comfortably Numb” e incluyó piezas como “Set the Controls for the Heart of the Sun”, “Money”, “Shine On You Crazy Diamond (Parts I-V)”, “Wish You Were Here” y “Mother”, entre muchas más.

Roger Daltrey (izq.) y Pete Townshend, los sobrevivientes de la formación original de The Who, participaron en el evento realizado el fin de semana en Indio, California.

Roger Daltrey (izq.) y Pete Townshend, los sobrevivientes de la formación original de The Who, participaron en el evento realizado el fin de semana en Indio, California.

(Kevin Mazur / Getty Images for Desert Trip)

La época más conocida de Pink Floyd incluía al vocalista y guitarrista Dave Gilmour, quien tuvo siempre una aproximación mucho más dulce a la música, a diferencia de la dureza de Waters; por ese lado, en el Desert Trip, el mismo Waters no hizo nada para cambiar esa impresión, y es justo decir que su versión de estos temas es la más apreciada por los fans. Pero eso no impide que extrañemos a Gilmour, cuya prodigiosa voz y cuyos fantásticos solos de guitarra son interpretados por dos músicos en los shows de Waters, quien, por su lado, se encuentra lejos de ser un gran cantante, como lo probó ahora al atreverse a entonar por cuenta propia “Shine On You Crazy Diamond” y “Wish You Were Here”, que tienen unas líneas melódicas muy particulares.

La actuación de Waters fue antecedida por la de The Who, una agrupación igualmente surgida en los ‘60 pero orientada hacia un estilo muy distinto incluso en su acercamiento al rock progresivo, que se aplica de manera más jovial y acelerada. La formación actual de la banda tiene solo a dos integrantes originales -el cantante Roger Daltrey y el guitarrista Pete Towshend-, pero sus seguidores aprecian el simple hecho de que todavía sean capaces de presentarse y de mantener al menos una cuota de la descomunal energía que demostraban en las tablas durante sus mejores épocas.

Pese a haberse mantenido en actividad hasta el día de hoy, The Who grabó su disco más reciente en el 2006, y el poco entusiasmo generado por este hizo que ningún tema de esa producción figurara en el concierto aquí reseñado. Pero se trata de una banda con tantos éxitos que le basta y sobra con revisar el pasado para complacer a sus oyentes, los mismos que se mostraron satisfechos desde que se escucharon los primeros acordes del clásico “I Can’t Explain”, que anticiparon al punk pese a haberse creado en 1965.

Pete Townshend, guitarrista de The Who, durante uno de sus momentos decisivos en el concierto del domingo pasado.

Pete Townshend, guitarrista de The Who, durante uno de sus momentos decisivos en el concierto del domingo pasado.

(Kevin Mazur / Getty Images for Desert Trip)

No faltaron “The Kids Are Alright”, “I Can See For Miles”, “My Generation”, “Behind Blue Eyes”, “Won’t Get Fooled Again” ni, por supuesto, “Baba O’Riley”, dignamente interpretados en la batería por Zak Starkey, hijo de Ringo Starr de los Beatles, quien les dio la potencia necesaria; y para que no todo resultara tan predecible, se incluyó “Eminent Front”, un corte del poco apreciado álbum “It’s Hard” (1982), así como una pieza relativamente oscura de la popular ópera rock “Tommy”, titulada “Amazing Journey”.

A estas alturas, no hay que esperar demasiadas novedades en una presentación de The Who; pero eso no le quita valor a lo que ofrecen sus integrantes, incluso cuando Townshend no sea ya capaz de dar los prodigiosos saltos de su juventud y el estado de la garganta de Daltrey no resulte ideal (en un momento dado, el vocalista quiso impresionar con un segmento a capella que, finalmente, no pudo concretar).

Pese a que, en cierto momento, Townshend insinuó un tibio comentario político (“suerte con las elecciones”, comentó en tono burlón), no hubo colaboración alguna con el artista posterior, Waters, por lo que el Desert Trio dejó un sabor memorable, pero no se distinguió precisamente por la generosidad de sus participantes para hacer cosas juntos en la tarima, hasta el punto de que los únicos que lo hicieron fueron McCartney y Young. De todos modos, después de ver a tantos monstruos juntos, no vale quejarse.

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