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Los Van Van y El Gran Combo calentaron a lo grande la noche angelina

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Ya lo habían hecho con anterioridad en ocasiones especiales, pero nunca en los Estados Unidos; y es por eso que causó tanto interés verlos en vivo compartiendo un escenario, más precisamente, el de LA Plaza de Cultura y Artes, un acogedor recinto ubicado al lado mismo de la Placita Olvera, en pleno centro de Los Ángeles.

Estamos hablando, por supuesto, de Los Van Van de Cuba y El Gran Combo de Puerto Rico, dos agrupaciones emblemáticas de ese género que se engloba comúnmente bajo el rótulo de “salsa”, pero que tiene en realidad vertientes distintas y regionales, como se probó a lo largo de un concierto que se prolongó más de lo esperado.

Pese a que era un día de semana (el jueves pasado), los trámites reales en la tarima se iniciaron luego de las 10 de la noche, afectados aparentemente por un desperfecto en el amplificador del bajo. Pero una vez que El Gran Combo apareció en escena, la demora fue disculpada por la multitud que había calentado ya motores no solo a punta de mojitos y otros brebajes espirituosos (todos ellos disponibles para la venta), sino también gracias a las virtudes del exigente baile tropical fomentado por un DJ, que se manifestó principalmente en el entarimado colocado en medio de la zona de acceso general, aunque los asistentes al sector VIP también hicieron de las suyas en medio de las sillas allí instaladas.

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Pese a que Raphael Ithier no se sentó al piano, como lo hacía en sus mejores tiempos (está a punto de cumplir los 93 años), el fundador y líder indiscutible de El Gran Combo se tomó el trabajo de conducir permanentemente a la orquesta y conversó mucho con la audiencia, aunque se encontraba ronco.

Su carácter legendario fue resaltado en el momento en el que logró que los cantantes de Los Van Van se sumaran a su propio set para darle vida a una pieza que se encontró entre lo mejor de la noche, y que fue antecedida por los sinceros abrazos y palabras de reconocimiento brindados por los mismos vocalistas en honor a su brillante trayectoria.

Claro que el conjunto boricua con 57 años de existencia tiene el arsenal suficiente como para destacar sin ayuda de nadie, y lo demostró a través de un espectáculo vibrante en el que no faltó el veterano cantante Jerry Rivas, quien lleva 42 años en el grupo, y que se encargó de entonar “La fiesta de Pilito” con su distintiva y aguda voz.

Rivas tampoco se quedó atrás en el baile, porque realizó sus propios pasos al lado de los jóvenes intérpretes Anthony García y Joselito Hernández, con quienes compartía las mismas vestimentas. El repertorio abundó en cortes que sí pueden enmarcarse en los sonidos más cercanos a la salsa setentera, pero le dejó espacio al son montuno al incorporar el tema “Arroz con habichuela”, sin dejar de lado otros clásicos del calibre de “El menú”, “Brujería” y “No hay cama pa’ tanta gente” (aunque, curiosamente, faltó “Un verano en Nueva York”, esa pieza esencial que fuera inmortalizada por la voz de Andy Montañez).

Tiempo de timba

El Gran Combo concluyó lo suyo cerca de la medianoche, y ya para entonces, el frío había descendido considerablemente en este espacio al aire libre, pese a que un día después se iniciaría de manera oficial la estación del calor. Afortunadamente, la reputación de Los Van Van fue suficiente como para mantener a una gran parte del público en el local, aunque cerca de las 2 de la mañana, cuando nos retiramos, la multitud era bastante reducida.

Los Van Van, que están en este negocio desde hace medio siglo, apelaron a un estilo menos duro y más sofisticado que sus antecesores en el entarimado, como proveedores de un subgénero que ellos mismos crearon, el songo, y que fue el precursor de la timba, una escuela en la que se recurre a muchos elementos modernos en lugar de mantener la devoción por la tradición.

De ese modo, el show que ofrecieron en LA Plaza recurrió en el plano vocal a cuatro intérpretes (tres hombres y una mujer) y en el instrumental a dos teclados eléctricos, violines, flauta y hasta una batería, tocada con maestría y mucha energía por Samuel Formell, joven hijo de Juan Formell, el líder y fundador fallecido en el 2014.

Uno de los momentos más celebrados fue la presentación del éxito de los ‘80 “Por encima del nivel”, conocido popularmente como “La sandunguera”, y se escuchó también “Vamos a pasarla bien”, tema de su más reciente producción discográfica, “El legado” (2018).

Pero a nosotros nos gustó particularmente “Culpable de nada”, una pieza entonada por Yeny Valdés que llevó a la misma cantante a comunicarse efectivamente con la audiencia, y que proviene también del citado álbum, convertido en una muestra evidente de que hay Van Van para rato.

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