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Juanes y Mon Laferte se unieron en el Forum para una noche de hermandad colombiana, chilena y mexicana

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Él, de origen colombiano, es un auténtico astro del pop-rock en español, con más de 20 Latin Grammys en su historia y cerca de 15 millones de álbumes vendidos; y ella es una cantante chilena que ya era conocida en su país de nacimiento a mediados de los 2000, pero que despegó realmente luego de mudarse a México y que, el año pasado, estuvo en boca de todos.

Lo que los unió inicialmente fue “Amárrame”, un tema incluido en el más reciente disco de la segunda, “La trenza” (2017), que contó con la colaboración del colombiano. Y no cabe duda de que eso es lo que le dio pie a la gira actual, que tiene al frente a él mismo, pero que el sábado pasado en el Forum, además de darle un amplio espacio propio a Laferte, presentó dos dúos entre los aludidos.

Fuera de los actos con Laferte y de algún ‘cover’ novedoso, Juanes ofreció un show sin mayores sorpresas en el plano musical, pero con mucho profesionalismo, un nivel excelente de sonido y un carisma que no le ganará probablemente seguidores adicionales, pero que mantiene al menos a los existentes, lo que no es poco decir, porque el amplio auditorio de Inglewood se encontraba lleno.

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Además, antes de que se escucharan los primeros acordes del tema inicial, “A Dios le pido”, comenzó una ambiciosa serie de videos que se mostraron esporádicamente a lo largo del show y que planteaban una historia de amor entre un astronauta y su amada; pese a que el relato se vio interrumpido abruptamente hacia la mitad, impresionó la calidad de producción de los clips, con intensas pinceladas de ciencia ficción espacial.

En cierto momento, el artista que se inició en la música como integrante del grupo de rock Ekhymosis se dirigió a la audiencia para recordarle que la ciudad en la que nos encontramos fue decisiva para su carrera, porque fue aquí a donde llegó en 1997 con el fin de conocer al afamado productor argentino Gustavo Santaolalla, con quien grabó posteriormente su álbum de debut como solista, “Fíjate bien” (2000), marcado por letras de fuerte orientación social.

Sin embargo, tras acceder a la fama internacional, Juanes empezó a cambiar paulatinamente de estilo para enfocarse en la música comercial de tendencia romántica, lo que es un poco triste en vista de que se trata de un gran guitarrista y de que sigue contando con un virtuoso del mismo instrumento en su banda, Juan Pablo Daza, lo que se prestaría para la elaboración de pasajes instrumentales realmente inspirados si el interés fuera por ese lado.

Tal y como van las cosas, el repertorio -en el que no se incluyó ni un solo tema de “Fíjate bien”- tuvo momentos muy logrados, porque hay instantes en los que el sutil romanticismo de Juanes funciona realmente, como sucedió durante la versión acústica de “Perro viejo” -un surco de su más reciente placa, “Mis planes son amarte” (2017)- que antecedió a la ejecución de “La tierra”, un corte de conciencia ecológica procedente de su etapa con Ekhymosis.

También sonó por ahí “La paga”, una animada pieza con inflexiones ‘skaseras’ que es muy apropiada para la radio pero que muestra a la vez una interesante versatilidad vocal, aunque poco después, llegaron los éxitos que definen el sonido actual del colombiano, es decir, “Mala gente”, “La camisa negra” y “Me enamora”, donde el sentido del riesgo es mucho menor.

Antes, Laferte demostró que no es una simple “telonera”, porque ocupó las tablas por cerca de una hora muy bien aprovechada, ya que el show que ofreció para iniciar la velada resultó tan variado como potente.

Por el lado más impresionante, ella misma dio cuenta de su poderío vocal al interpretar “Tu falta de querer” y “Tormento”, dos canciones de evidente exigencia y de incontenible pasión en las que se mezclan el bolero con el R&B; en el último de los casos, la audiencia lo reconoció aplaudiéndola de pie, algo que se ve raramente con artistas que no son el plato de fondo.

A diferencia de otras presentaciones suyas a las que hemos asistido, Laferte se mostró particularmente dispuesta a hablar de circunstancias personales, como sucedió cuando interpretó dos sentidos temas dedicados a su abuela ya fallecida, “El cristal” y “La trenza”.

Hizo lo suyo acompañada de su grupo habitual de músicos mexicanos, todos ellos vestidos de verde, y contando con una escenografía simple pero efectiva con lámparas de pie; y como era de esperarse, invitó a Juanes para presentar “Amárrame” y bailar un poco con él. Más adelante, durante su propio set, el cantante le devolvió el favor al sumarla a su interpretación de “Fotografía”, grabada originalmente con Nelly Furtado.

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