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El rock nuevo y el noventero brillaron en el infaltable festival navideño de la KROQ

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Como suele suceder con el evento anual de fin de año de la radioemisora KROQ, titulado esta vez KROQ Absolut Almost Acoustic Christmas 2018, la primera jornada del festival de dos días, que se llevó a cabo el sábado pasado en el Forum de Inglewood, se encontró dedicada a las bandas más rockeras del cartel, con una que otra excepción.

De ese modo, el cierre de fiesta le correspondió a Smashing Pumpkins, la banda originaria de Chicago que sigue siendo considerada como una de las agrupaciones más emblemáticas del rock alternativo y que se ha mantenido particularmente activa desde que se reuniera a inicios de este calendario con casi toda su formación original, lanzando incluso un nuevo álbum (“Shiny and Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun”) el pasado 16 de noviembre.

Aunque hay fans que lamentan todavía la ausencia de la bajista D’arcy Wretzky, y aunque el disco aludido ha recibido varias críticas negativas, SP sigue siendo una potencia musical de consideración, y lo demostró con un memorable set de una hora en el que no faltaron los ‘covers’ de rigor, representados esta vez por adaptaciones de “Never Let Me Down” de Depeche Mode y “Friday I’m in Love” de The Cure (cantada por el guitarrista James Iha).

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Claro que, obviamente, los mejores momentos le correspondieron al material propio, y estos incluyeron a “Solara”, un corte del reciente disco, y a “Knights of Malta”, una pieza igualmente nueva que fue interpretada por el vocalista Billy Corgan sin la guitarra que suele llevar encima y con el respaldo de un coro tipo ‘gospel’. No hemos escuchado el disco completo y no podemos por ello dar una opinión sobre su contenido completo, pero lo cierto es que estas dos piezas funcionaron perfectamente en vivo.

Por supuesto, el entusiasmo fue mucho mayor cuando se escucharon los ‘hits’, entre ellos “Zero”, “Today”, “Tonight, Tonight”, “Disarm” (con Mike Garson -un colaborador habitual del legendario David Bowie- en el piano) y “Cherub Rock”. En medio de ocasionales pasajes tranquilos, el corazón del segmento fueron los arranques instrumentales más intensos, resaltados por un magnífico trabajo del baterista Jimmy Chamberlin y por un Corgan que cantó mucho mejor de lo que se esperaba.

Como está ya claro, SP fue para nosotros lo mejor de este primer día; pero hay que reconocer que, en medio de la buena recepción que tuvieron, los comandados por Corgan no parecieron conectar completamente con los asistentes más jóvenes, quienes se mostraron en cambio extasiados con la presentación de Greta Van Fleet, cuyos integrantes tienen un promedio de 21 años en cuanto a la edad y que se ha convertido en la banda de rock más popular del momento.

Pero no todos han sido tan entusiastas con su existencia, debido sobre todo a la insistencia del grupo por imitar a sus ídolos de Led Zepellin en más de un aspecto, empezando por el estilo vocal de su ‘frontman’ Josh Kiszka y terminando por los redobles de su percusionista Danny Wagner. Somos los primeros en celebrar la llegada de una banda con influencias tan ilustres y una vocación tan guitarrera, pero sentimos que, en este caso, el asunto se les ha salido de las manos a sus practicantes, como lo probaron piezas como “The Cold Wind” y “The Curtain Falls”, que parecen simplemente recreaciones de los clásicos de Zep.

No se trata tampoco de lapidarlos, porque cantan y tocan muy bien, tienen cortes que van por otro lado (como el llamativo “Edge of Darkness”, que se aproxima más a Rush) y son todavía muy jóvenes; habrá que darles unos años más para ver en lo que se convierten una vez que encuentren el camino hacia la originalidad.

En lo que a nosotros respecta, había que retroceder al acto anterior para encontrar a algo realmente valioso en el cartel previo a SP; nos referimos a Bad Religion, una banda veterana de la escena californiana del hardcore melódico que es prácticamente una apuesta segura en esta clase de conciertos, pero que no por ello deja de ser digna de verse.

Encabezada por la dupla clásica del vocalista Greg Graffin y el guitarrista Brett Gurewitz, la agrupación ofreció un set breve pero contundente en el que figuraron cortes como “21st Century (Digital Boy)”, “American Jesus”, la gran “Infected” -que habla de una relación tóxica- y la infaltable “Sorrow”. Lo único que faltó fue el ‘slam’, que no se desató nunca a lo largo del concierto de manera consistente, pese a que la zona de piso estaba libre de asientos.

Aunque esta era supuestamente la jornada más rockera del festival, se tomó la decisión de colocar en uno de los horarios principales (justo antes de SP) a Third Eye Blind, un combo de San Francisco que hubiera estado mucho mejor en el segundo día debido a que su propuesta es considerablemente menos guitarrera que la de todos los demás artistas que desfilaron por el escenario durante el sábado. De todos modos, la audiencia reaccionó favorablemente a sus melodías, sobre todo en el momento del cierre, dedicado a “Semi-Charmed Life”, su mayor éxito comercial.

Antes de Third Eye Blind estuvo por ahí Thirty Seconds to Mars, una agrupación que no nos llama tampoco mucho la atención y que no es del todo ‘rockera’ (usa muchos elementos electrónicos), pero que tiene al frente a un vocalista que no pasa desapercibido, el también actor Jared Leto, quien tuvo una comunicación permanente con el público, al que se le habían entregado varias banderas blancas.

Extravagante como él solo, Leto -quien hizo de El Joker en la cinta “Suicide Squad”- terminó subiendo al estrado a varios integrantes de la platea con el fin de efectuar una escena masiva de baile durante la interpretación de las canciones “Rescue Me” y “Closer to the Edge”. En ese sentido, su acto fue lo más teatral del evento.

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