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El MOLAA, los muertos y el movimiento se juntaron en una gran gala

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El domingo pasado, durante el día, la celebración gratuita por el Día de los Muertos que se realiza anualmente en el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach (MOLAA) fue visitada por una multitud de familias, y como es habitual, resultó de lo más placentera; sin embargo, para los adultos, lo que pasó dos días antes en el mismo lugar, pero por la noche, fue mucho más interesante.

Y es que el viernes se llevó a cabo una gala para mayores de 21 años que, además de encontrarse destinada a la recaudación de fondos para esta importante institución educativa del Sur de California, contó con platillos tradicionales (bajo el patrocinio de la marca de salsa Herdez) y varios bares desde los que se expendían generosamente toda clase de bebidas incluidas en el costo de la entrada, incluyendo, por supuesto, el tradicional tequila.

Además, el salón interno había sido decorado con particular esmero, y le daba espacio tanto a una muestra de productos en subasta como a una sección en la que cualquiera que se animara a desafiar la fila podía salir con la cara pintada a la usanza de las tradicionales calacas. A un lado, el pintor Robert Vargas hacía una demostración en vivo al retratar a una guapa modelo que había llegado con atuendo de Catrina.

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Bajo el nombre de “Fotos y recuerdos”, el evento tuvo como tema central a la desaparecida y muy extrañada Selena, ‘Reina de la Música Tejana’, cuyo espíritu recorrió el ambiente entero desde el acceso mismo, gracias a un altar de tonalidad púrpura que se encontraba a la entrada del museo. Ya adentro, su huella se imponía en diversas representaciones, como una de color blanco que estaba encabezada por un retrato hecho por Héctor Silva y que contaba con varios mensajes escritos directamente por el personal del espacio “Despierta América”, de Univision.

Además, la vocalista nacida en Lake Jackson tuvo como representante especial a Chris Pérez, el virtuoso guitarrista que estuvo casado con ella. Pérez que llegó para recibir un reconocimiento especial del MOLAA, trayendo bajo el brazo varias copias de “To Selena, With Love”, el libro que escribió sobre su esposa.

En conversación con HOY, el instrumentista, que grabó en todos los discos de Selena y ha hecho dos álbumes como solista, además de ser un solicitado músico de sesión, reconoció que los primeros años tras la desaparición de su amada fueron muy difíciles, porque se le veía simplemente como el viudo de la leyenda, pero que luego aprendió a tomar las cosas con calma y ahora se siente plenamente orgulloso de mantener su legado.

El tributo a Selena se extendió al plano musical, ya que, sobre la tarima erigida en el patio interno, Virginia Stille, finalista del programa “Va por ti”, se acompañó del Mariachi Garibaldi y de una banda para rendirle tributo al icono, destacando sobre todo con su interpretación del clásico tema “La llamada”. Stille, que es también oriunda del estado de Texas y posee un porte impresionante (no es gratuito que haya participado en el concurso de Nuestra Belleza Latina), demostró además enormes aptitudes para la ranchera al entonar varias piezas tradicionales.

En el Patio de las Estatuas, que se encuentra al aire libre y contaba en ese momento con una temperatura ideal, se presentaron varias agrupaciones en vivo, incluyendo a la de los angelinos de Boogaloo Assassins, que cerró la faena dándole rienda suelta a una poderoso estilo tradicional y salsero en el que circularon canciones como “No no no” y “Mi jeva”, pero que le dio también cabida a la vocalista Roselyn Rodríguez para recordar a Selena durante la presentación de “Baila esta cumbia”.

Antes de ellos, el mismo escenario fue ocupado por Buyepongo, otra banda local que, en su caso, apeló mayormente a composiciones propias como “Negra punta” y “Verde monte”, pero que luego incorporó a la cantante Stephanie Candelaria para dejarle la posta interpretativa de “Bidi Bidi Bom Bom” y “La carcacha”, dos piezas esenciales de Selena que se encuentran enmarcadas en la propia escuela del acto que apoyaba a la invitada, centrado en una creativa fusión de cumbia, vallenato, reggae y hasta merengue.

Esa misma noche se pusieron también en exhibición los cuadros que el californiano Robert Palacios le ha dedicado a la festividad del Día de los Muertos, en los que se descubre una colorida multitud de personajes extraños pero divertidos que llevan muchas veces máscaras de luchadores; y no dejó de impresionar el magnífico altar que la reconocida escritora Sandra Cisneros (“The House on Mango Street”) le ha dedicado a su madre, armado a manera de cama y rodeado por unas flores que reproducían un plácido jardín.

En el mismo nivel profesional, la encantadora instalación de Miguel Linares sobre varios esqueletos de papier maché alrededor de una mesa, tomando y jugando cartas, fue especialmente apropiada para quienes andaban con unas copas de más, mientras que Sandra Acosta le hizo un encomiable tributo personal a su padre, el cantante chicano de los ‘60 Rudy Acosta, con un altar del que brotaban las agradables melodías originales del homenajeado, que merecerían encontrarse en YouTube.

Los más pequeños también probaron su talento a través de los altares, como fue el caso de los chicos de New Millenium Secondary School, que erigieron uno para Cecil, el león africano asesinado por un dentista estadounidense; el de los alumnos de Ernest S. McBride High School, que consagraron el suyo a sus abuelos; y el de los estudiantes de Environmental Charter Middle School-Gardena, quienes incluyeron en su muestra no solo a Selena, sino también a Jenni Rivera, Joan Sebastian y ‘Chespirito’.

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