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El festival LA Cinco debuta con un estilo mucho más moderno que el de otros eventos latinos

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Pese a su siempre proclamada relevancia en lo que respecta al mundo del entretenimiento, durante los últimos años, nuestra ciudad no ha sido precisamente generosa en la realización de festivales musicales de alto perfil al aire libre, debido probablemente a las incontables regulaciones a las que son sometidos los promotores y a los elevadísimos costos de renta de los locales disponibles.

Sin embargo, el Sur de California sí se ha hecho conocido por sus eventos masivos gratuitos, aunque estos se llevan a cabo básicamente durante la temporada veraniega y, en lo correspondiente al arte latino, suelen limitarse a estilos de raigambre estrictamente popular. En ese sentido, la primera jornada de LA Cinco -Chapter 1, que concluyó hace poco en la Plaza Olvera, marcó la diferencia no solo en cuanto a la fecha, sino también en su interés por recurrir a un cartel mucho más ‘hip’ y contemporáneo dentro de los confines de la escena local.

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La mejor muestra de ello estuvo en el acto de cierre del escenario principal, Boogaloo Assassins, un combo angelino de 12 integrantes que practica estilos de la música afrocubana normalmente interpretados en español, pero que le mete una considerable dosis de inglés al asunto para ofrecer algo novedoso y más acorde con la cultura de sus músicos, aunque, en medio de sus canciones originales, incluyó la memorable salsa colombiana “El preso”, original de Fruko y sus Tesos. Pese a que la gente se mostró al inicio un tanto tímida, hacia la mitad del set, la parte delantera del entarimado tenía ya a varias parejas enfrascadas en sus mejores pasos de baile.

Por su lado, Raquel Rodríguez, una solista que recurre a una banda entera, se enfocó en la interpretación de unos temas de ‘soul’ y de funk cantados completamente en inglés, pese a tener un nombre de lo más hispano; pero eso no fue un obstáculo para que convenciera a los asistentes, respaldada por la eficiencia de sus instrumentistas y por las evidentes virtudes de su propia voz.

Los ritmos más modernos se impusieron en la tarima secundaria, que cerró filas con el celebrado y longevo grupo de reggae Quinto Sol, cuyas inflexiones jamaiquinas llegan matizadas por elementos de la cumbia y marcadas por mensajes sociales de tinte indigenista, en consonancia con el activismo profesado por un proyecto que se fundó hace más de 20 años en el Este de Los Ángeles.

El vocalista y guitarrista de Quinto Sol, conocido simplemente como Limón, apareció en compañía de su hija de 2 años, quien parece tener una temprana vocación musical, y además de entonar varias composiciones propias, invitó a una vocalista amiga para ofrecer un alegre ‘cover’ del “Bidi Bidi Bom Bom” de Selena, mientras que el repertorio entero fue curiosamente acompañado por un señor mayor que tocaba un instrumento de percusión y que se incorporó aparentemente de manera espontánea al espectáculo.

Más temprano, el mismo escenario se puso más animado gracias a la participación de Casa de Calacas, un vibrante grupo del mismo Este que se basó igualmente en los sonidos de la cumbia pero los alternó con el ska, ayudada por una poderosa sección de vientos; y hasta hubo una agrupación llamada Blackouts que cantó solo en inglés, pero cuyos ‘covers’ se relacionaban a artistas anglosajones particularmente queridos por la juventud latina, como The Cure, Joy Division y, por supuesto, Morrissey.

El único momento estrictamente tradicional ocurrió cuando le tocó el turno al mariachi femenino Las Colibrí, que en sus videos de YouTube se orienta hacia lo posmoderno al introducir melodías del R&B en su quehacer acústico, pero que en este caso presentó únicamente piezas de raíz mexicana, para deleite de unas señoras que se sabían incluso las letras.

LA Cinco no fue solo música: el arte se extendió al área plástica a través de la elaboración de cuadros creados en vivo de los que salió un ganador premiado por un canal de televisión, aunque lo que más nos llamó la atención en este apartado fue el puesto personal de Manny Velázquez, quien trabajó por cerca de tres décadas haciendo murales y que está abocado actualmente al desarrollo de unas inspiradas pinturas en las que concluyen la Virgen de Guadalupe, Muddy Waters y el emblemático Conjunto Los Pochos.

No faltó tampoco la comida mexicana, preparada por restaurantes de la zona y ofrecida esta vez con un costo, y hubo una vibrante sesión de danzas aztecas a cargo de un colorido grupo que, además de lucir los habituales atuendos de plumas, colocó al medio de su campo de acción uno de esos perros casi completamente sin pelo que se conocen en el país vecino como “cholos escuincles”.

Sin convocar necesariamente a una multitud gigantesca -pero de todos modos respetable- y en medio de un día agradable sin temperaturas extremas, la fecha inaugural de LA Cinco ofreció una manera distinta de celebrar por adelantado el triunfo de la Batalla de Puebla, convirtiéndose en una alternativa ideal a la ya habitual fiesta de Santa Ana, que estaba encabezada por Pancho Barraza. Y lo mejor es que, si te la perdiste, puedes asistir todavía mañana (domingo 1ro de mayo), cuando se efectuará la segunda fecha con varios de los mismos artistas.

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