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Esta noche, Draco Rosa retoma el rock en L.A. tras derrotar al mal

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Libre de la enfermedad que lo afectó a lo largo de varios años y con las baterías plenamente recargadas, Draco Rosa está ahora mismo en medio de una gira que lo encuentra en un momento especialmente jubiloso y que, además, se centra en esa modalidad rockera de su carrera que había sido tan extrañada por sus antiguos seguidores.

“Eso de que si haces rock’n’roll es porque estás molesto es una vieja idea descartada”, nos dijo el celebrado cantautor justo antes del inicio del tour, durante una conversación efectuada a las afueras de un café de Culver City, California. “Poder agarrar una guitarra, tirar unos acordes y estar con los ‘boys’ tocando es algo que me pone. Nadie está ‘encojonado’; todos somos hombres de familia, con niños”.

Estas presentaciones -incluyendo la de esta noche en The Regent de L.A.- marcarán un claro contraste con las interpretaciones mucho más apacibles de tiempos recientes. “Estuve enfermo, y lo que te da esa enfermedad es que te pones débil; en el estudio, prefería sentarme ante el piano, usar una guitarra con cuerdas de nylon, hacer algo más íntimo”, recordó. “Ahora es algo que viene y va, pero entonces era todo el tiempo. Esta mierda del cáncer nunca desaparece; lo que te da un subidón es saber que estás limpio [en un momento dado]”.

“Cuando me lo dijeron, me entró una sensación de júbilo intenso, tanto así que me bajé de la moto”, recordó, en alusión a la fantástica Ducati que se encontraba estacionada cerca a nuestra mesa. “Tuve una semana de portarme mal, que ahora para mí significa comerme un helado, tomarme una botella de champán o beber un par extra de cervezas”.

Solo con humo

Se encuentran ya lejos los tiempos en los que Draco se entregaba sin reparos a la locura; aunque el nuevo video de su tema “2nite 2nite”, que ha sido dirigido por su esposa Ángela Alvarado, tiene escenas desarrolladas en medio de una fiesta, el cantautor asegura que sus celebraciones actuales se limitan “al cannabis y las cervezas”.

De hecho, él mismo tiene ahora su propia marca de marihuana, que se llama de manera muy pertinente Monte Sagrado, al igual que su disco nuevo. “He estado usando la hierba de manera medicinal -es decir, las gotas- desde hace cinco años, y me ha venido muy bien”, aseguró. “Cuando se me acercaron para proponerme esto, les dije que estaba bien, pero que el producto tenía que cumplir los requisitos que les di. Por el momento, trabajamos solo en Puerto Rico, ofreciendo las flores, pastillas para dormir y vaporizadores”.

Eso no quiere que no recuerde con cierta nostalgia los excesos del pasado. “Después de leer ‘Una temporada en el infierno’ de [Arthur] Rimbaud, como yo era muy joven y muy romántico, decidí emprender una búsqueda para alterar un poco mi mente, pero siempre con la intención de producir algo; no me interesaba hacerlo sin un fin artístico, por lo que la heroína fue descartada de inmediato”, detalló.

“De los 18 a los 24 años, viví un periodo muy intenso en Nueva York, y lo disfruté; me decía ‘¿por qué no?’”, rememoró. “Luego llegaron mi esposa y mis hijos, y con eso más responsabilidades, por lo que no se podía seguir así. Pero en mi casa siempre se ha hablado de todo”.

En plan rockero

Volviendo al plano musical, lo interesante es que, en sus nuevos conciertos, Draco no tiene que limitarse al pasado -específicamente, a la interpretación de “Vagabundo” (1996), el emblemático disco que se reeditó hace unos meses en formato de vinilo y que ocupa un lugar importante en la gira-, sino que tiene también a la mano “Monte Sagrado”, la placa que se lanzó el pasado 26 de octubre y que es un retorno glorioso a esos mismos terrenos guitarreros.

Pero la producción podría haber tomado fácilmente otro rumbo. De hecho, la maqueta que le presentó a Sony estaba llena de composiciones dulces y apacibles que descartó por completo una vez que se metió a grabar, aunque formarán parte de su siguiente trabajo.

“Lo que escuchan ahora fue el resultado mis ganas de pasarla bien, de jugar dentro del estudio”, retomó nuestro entrevistado, aunque precisó que la furia sonora de estas canciones no va de la mano con un malhumor personal, sino todo lo contrario. “Estoy mucho más calmado que antes; las noticias y las situaciones que está pasando Puerto Rico no son nada buenas, pero siempre hay la opción de mantenerte optimista, y estoy tratando de hacerlo”.

No se trata tampoco de que Draco sea ajeno a los cambios musicales drásticos. De hecho, su carrera individual, que se ha plasmado ya en una docena de discos inéditos, ha estado marcada por la diversidad; pero por una diversidad voluntaria y bien pensada.

“Justo antes de empezar mi carrera solista hice una película llamada ‘Salsa’, y después de eso me dijeron que tenía que hacer un disco de salsa; la vida es una broma”, señaló. “He tratado de serle fiel a mis sentimientos; hay gente que me dice que hago música para mí mismo sin pensar en los demás, pero yo soy un artista, lo que significa que tengo que encontrar satisfacción personal en lo que hago, con la esperanza de que haya luego una conexión contigo”.

Ganas de vivir

“Monte Sagrado” es un nombre que podría referirse a Puerto Rico, el lugar de origen de los antepasados de Draco (quien nació en Long Island hace 49 años) y el espacio en el que encontró sanación luego de intentar de manera infructuosa derrotar el mal que lo aquejaba (Non-Hodgkin Lymphoma) en la ciudad de Los Ángeles, donde radicó y trabajó durante varios años y donde todavía tiene una casa.

“La primera vez traté de hacerlo por aquí, pero la segunda me fui a vivir al monte”, dijo el músico, quien superó una primera etapa del cáncer pero sufrió más adelante una recaída. “No fue solo la Naturaleza, sino también el cambio de actitud. Me volví vegano. Es mucho más fácil ser negativo, quejarse de todo, y así era yo. Recuerda que vengo de [la recordada ‘boy band’ latina] Menudo; allí quería componer, pero no me dejaron, por lo que empecé a odiar el negocio”.

“Cuando me hice solista, decidí prestarle atención al lado artesanal de la música, a meterme en un estudio como si fuera un pintor para crear una obra; me aburría la repetición”, precisó el creador de dos de los éxitos más grandes de su amigo Ricky Martin. “Pero no le aguantaba nada a nadie. Ahora soy diferente, aunque necesito que haya cariño; la vida es muy corta para estar aguantando la mierda de la gente”.

¿A quién le agradece Draco por su curación, ya que se sabe que no es un creyente convencional? “Le agradezco al universo; en realidad, a todo, desde el Yogananda hasta Jesucristo”, comentó. “Yo creo que el gran misterio es demasiado importante como para darle la espalda. Le tengo miedo a esa inmensidad, y la respeto”.

“Cuando te encuentras en tu peor momento, estás abierto a todo; te dicen que acaba de llegar un curandero de El Salvador, y les respondes: ‘Mándamelo, porque me estoy muriendo y quizás me ayude’”, prosiguió. “A un amigo que tenía unos ‘dreads’ larguísimos le dio cáncer y decidió no tomar ninguna medicina para no perder el pelo; se murió. Yo quería vivir; quería seguir viendo a mis hijos, quería hacer otro disco”.

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