Anuncio

La música de Queen revivió de manera espectacular con la ayuda de Adam Lambert

Share

Nadie puede reemplazar a Freddie Mercury, el cantante original de Queen, y el primero que lo sabe es Adam Lambert, el vocalista que acompañó ayer a la formación actual de la legendaria banda británica y que repetirá el plato esta noche en el mismo escenario del Forum.

De ese modo, casi al inicio del show, el joven intérprete, que se encontraba sentado con las piernas cruzadas y un gran abanico, interrumpió a la mitad la presentación del tema “Killer Queen” para señalar primero que estaba absolutamente deslumbrado por haber colaborado ya durante ocho años con el guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor (los únicos miembros originales que permanecen) y para decir inmediatamente después que se iba a referir al “elefante rosado en el cuarto”.

“No soy Freddy”, precisó, para reforzar la idea de que no está intentando reemplazar al mítico ‘frontman’ que falleció en noviembre de 1991 debido a complicaciones del sida, y cuyo reciente ‘biopic’ “Bohemian Rhapsody” -receptor de cuatro Óscares- tuvo que ver sin duda con el lleno total de ese día, así como con el hecho de que las entradas para la fecha siguiente se encontraban completamente vendidas. “Pero yo también lo extraño, y espero que todos ustedes me acompañen para celebrarlo”.

Lo cierto es que, con todo lo que lo separa de Mercury, Lambert -que, para empezar, no toca el piano- hizo un trabajo de primer nivel en el Forum, derrochando carisma, interactuando constantemente con el resto de los músicos y, lo que es más importante, haciendo gala de una voz prodigiosa que le permitió alcanzar sin problemas las altísimas notas de las grabaciones originales.

Anuncio

En ese sentido, resulta mucho más natural para este tributo que Paul Rodgers, el exvocalista de Bad Company y Free que hizo una labor semejante con May y Taylor desde el 2004 hasta el 2009 y que, con todo lo bueno que es, posee un registro mucho más bajo. Además, Lambert es gay, y sus ademanes extravagantes -pero nunca excesivos-, sumados a unas vestimentas que no trataban tampoco de imitar las que llevaba Mercury, lo convierten de inmediato en un substituto ideal.

Si empezamos nuestra reseña hablando del ex concursante de “American Idol” es porque él es quien lleva en sus hombros el desafío mayor de este encuentro, aunque no nos cabe duda de que el interés mayor de estas presentaciones se encuentra en ver en acción a May y Taylor, dos figuras esenciales del rock clásico a las que siempre es un placer observar.

May es el que atrae en particular las miradas de la audiencia, no solo porque se trata de un tipo muy querido, sino porque sigue siendo considerado como uno de los mejores guitarristas en la historia del rock. Y él mismo es completamente consciente de su relevancia, porque además de desgranar sus estupendos solos en incontables momentos del concierto, contó con un segmento especial que lo colocó al frente de una rampa para sentarse únicamente con una guitarra acústica con la que interpretó “Love of My Life”, secundado en la última estrofa por un video de Mercury, y que le sirvió también para entonar por cuenta propia “‘39”, una encantadora balada que se dio a conocer en 1975.

Taylor, que contó con el refuerzo de un percusionista entre las sombras, tuvo también dos momentos particulares de lucimiento: el que le permitió cantar la pieza “I’m In Love With My Car” (original también de 1975) y el que lo llevó a la misma parte delantera donde estuvo May para colocar ahí una batería más pequeña y usar nuevamente su voz con el fin de interpretar las partes grabadas inicialmente por David Bowie en “Under Pressure”.

Es probable que algunos de los títulos citados no te suenen conocidos, pero la verdad es que, en medio de su coqueteo con algunas composiciones poco conocidas a nivel comercial, Queen + Adam Lambert (que es como se autodenomina este proyecto) dedicó la mayor parte de las dos horas que tuvo sobre la tarima a sus incontables ‘hits’, lo que quiere decir, por supuesto, que no faltaron en el repertorio “Hammer to Fall”, “Don’t Stop Me Now”, “Another Bites the Dust”, “We Will Rock You”, “We Are the Champions” y, por supuesto, “Bohemian Rhapsody”

La última, que se escuchó antes del único ‘bis’, tuvo todo el poderío esperado, aunque tenemos casi la certeza de que los llamativos coros de su parte media se encontraban grabados (algo que según una persona que ha visto a Queen desde su época con Mercury sucedía incluso en los viejos tiempos). En ese momento, notamos ya un tanto cansado a May, quien había tenido un desempeño impecable en el resto del show y que no aparenta tener los 72 años que ya tiene y que, curiosamente, cumplió ese mismo día.

Por lo general, el tema de Freddie fue tratado con cuidado, sin insistir demasiado en la exhibición de videos que lo mostraban y en el uso de pistas de voz. La más abierta excepción al caso se produjo cerca del final, con la proyección de una escena del pasado en la que el desaparecido artista aparecía incitando a la audiencia a repetir unos coros que fueron entonados con entusiasmo por casi todos los presentes.

Anuncio