Anuncio

Para ellos, San Valentín tuvo sabor a ‘slam’, metal… y Anthrax

Share

Por lo general, se espera que el Día del Amor sea una fecha exclusiva para parejas que siguen las normas convencionales de la celebración, y que salen por lo tanto esa noche a cenar, a ver una película romántica o a meterse directamente a un hotel.

De hecho, los desafortunados que no tienen una media naranja al lado se encuentran supuestamente condenados a quedarse en casa e irse a dormir temprano mientras lloran amargamente entre sus sábanas.

Pero no todo el mundo piensa lo mismo. O eso es al menos lo que sucedió el miércoles pasado, cuando una generosa multitud de metaleros se volcó a la House of Blues de Anaheim para asistir a la presentación estelar de Anthrax, una banda de ‘thrash’ que, hasta donde sabemos, no tiene ninguna canción específica sobre al amor, pero que tras 37 años de carrera, sigue siendo idolatrada por sus seguidores con una pasión que quisieran recibir muchos.

Anuncio

Para ser sinceros, el auditorio, que se encontraba completamente lleno pese a que ha sido remodelado y expandido, mostraba normalmente rostros masculinos, como suele suceder en esta clase de conciertos. Pero había también mujeres por ahí, algunas de ellas bastante jóvenes, a pesar de que el momento de gloria mayor de la agrupación que protagonizaba la velada se dio a mediados de los ’90. Y se podía ver igualmente a varias parejas, unidas tanto por el cariño que se profesan como por su decidido aprecio por esta clase de rock.

“Nunca acepten lo que no quieren, ni a alguien que les dice que bajen el volumen”, dijo desde el escenario el presentador del show, que tenía al lado a su esposa. Fue fácil para él decirlo, claro; pero cualquier varón que sea un militante activo del género sabe que no es fácil conseguir una chica a la que le guste lo mismo. De hecho, más allá de algunas alusiones inevitables, los asuntos del corazón no se mencionaron casi durante el espectáculo, aunque debemos confesar que llegamos para ver al acto estelar, lo que significa que nos perdimos a los grupos ‘teloneros’, Killswitch Engage y Havoc.

Y lo cierto es que Anthrax no necesita cortejar a sus amantes con delicadeza, sino todo lo contrario. Pese a que el conjunto sufrió varios cambios de alineación a través de su carrera, la formación actual tiene a cuatro de los integrantes pertenecientes a la era más recordada, lo que es una circunstancia inusual en casos tan longevos como éste. Pero lo más importante es que siguen tocando con una vitalidad y una energía que no llevan a extrañar los viejos tiempos, pese que todos pasan actualmente la barrera de los 50.

Basta con escuchar lo que interpretan para saber que el reto no es fácil, ya que, fuera de la ‘pesadez’ de su estilo, Anthrax se ha distinguido siempre por la increíble velocidad de sus temas. Esto requiere sin duda de un estado físico muy particular que se mantiene sobre todo en lo que respecta al baterista Charlie Benante, cuyo talento y contundencia en los tambores son absolutamente sorprendentes.

Sin embargo, en este caso, el que más nos sorprendió fue el vocalista Joey Belladonna, quien a sus 57 años, cantó mejor que en presentaciones del pasado, reforzando el virtuosismo que se puede encontrar en alguien como Bruce Dickinson, vocalista de Iron Maiden, que es sin duda una de sus grandes influencias.

A mediados de los ’90, Anthrax cambió de cantante y lanzó varios discos en los que la rapidez disminuyó considerablemente; pero con el regreso de Belladonna en el 2010, se regresó al vértigo original y al repertorio de piezas antiguas en el que se basó justamente la actuación de Anaheim, marcada por clásicos como “Among the Living”, “Caught in a Mosh”, “Madhouse”, “I Am the Law”, “Antisocial” (un logrado ‘cover’ de una composición original de los franceses Trust) y, por supuesto, “Indians’.

Es cierto que los músicos no tuvieron que esforzarse por un periodo demasiado extendido de tiempo, debido a que el concierto fue muy corto; calculamos que no sobrepasó la hora y 15 minutos. Por otro lado, una duración así es típica de los actos de punk y de hardcore con los que Anthrax se identifica, que van directamente al punto y te dejan con ganas de más, aunque bastó con ver lo agotados que salieron los participantes del enorme ‘slam’ que se armó al medio del auditorio (y en el que habían también féminas, así como latinos) para notar que nadie salió demasiado insatisfecho.

Como ya lo hemos dicho, el grupo ofreció un set impecable; pero eso no nos da derecho a exigirle eternidad. Hace menos de un mes, la banda más emblemática del ‘thrash’, Slayer, que se formó el mismo año que Anthrax (1981), anunció su pronto retiro; y durante una reciente entrevista, el mismo Benante comentó que hacer lo que hace con sus compañeros resulta cada vez más difícil, por lo que imagina que el viaje tiene fecha de expiración. Por lo tanto, hay que aprovechar su presencia mientras se pueda hacerlo.

Anuncio