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Scorpions dejó satisfechos a los fans angelinos antes de cancelar el resto de su gira

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Debido a lo que ha venido pasando últimamente con las estrellas de rock de cierta edad, no puede culpárseme realmente por sentir al menos un poco de ansiedad cuando se da a conocer que algún personaje de ese gremio atraviesa un mal de salud.

Por eso, el jueves pasado en la noche, luego de que se anunciara que Scorpions había cancelado una presentación muy especial en la Municipalidad de Van Nuys durante la que el Concejo de Los Ángeles le iba a hacer un reconocimiento especial, temí por el concierto ya planeado que se llevaría cabo dos días después en el Forum, como parte de una gira estadounidense que tenía a la legendaria banda alemana al frente de un cartel en el que se daba también lugar a Megadeth, otra mítica agrupación del género.

Finalmente, la presentación se llevó a cabo como estaba previsto y sin contratiempos realmente evidentes en el plano visual y sonoro, aunque, un día después, el grupo lanzó un comunicado en el que afirmaba que se veía obligado a cancelar el resto del tour (que debía concluir el 15 de este mes en Florida) debido a que su cantante Klaus Meine sufría de una “laringitis severa” y se exponía a dañar permanentemente su voz si seguía en el camino, como se lo dijeron los doctores.

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La noticia ha sido obviamente triste para quienes esperaban ver el show en sus respectivas ciudades, pero resulta también un alivio en vista de que se encuentra lejos de ser una enfermedad grave; y lo cierto es que, más allá de los esfuerzos que Meine (quien cuenta ya con 69 años) tuvo que hacer al final del concierto del Forum, sobre todo cuando le tocó entonar el coro de su exitosa balada “Still Loving You”, que dejó varias veces en las gargantas de los asistentes, sus cuerdas respondieron de lo más bien el resto del tiempo, y le sirvieron incluso para ofrecer palabras de solidaridad con las víctimas de los desastres naturales.

El espectáculo, que contó con un sonido extremadamente poderoso y se encontraba completamente lleno, fue incluso más diverso y llamativo de que lo que se podría esperar de unos tipos tan maduros como estos, que se desplazaron no solo constantemente por el escenario, sino también por una larga rampa central que se había puesto al medio, y que resultó especialmente efectiva para el trabajo conjunto de los instrumentistas Matthias Jabs y Rudolf Schenker, responsables del “ataque doble” de guitarras que tanto ha distinguido a la entidad germana -y que ha sido sumamente influyente en la historia del heavy metal-.

Debido a la amplitud de una trayectoria que alcanza ya el medio siglo, el repertorio no podía satisfacer a todos, pero incluyó varias piezas extraídas del álbum más reciente, “Return to Forever” (2015) -como “Going Out With a Bang”, “We Built This House” y “Rock’N’Roll Band”-, sin dejar por ello de lado canciones tan imprescindibles como “The Zoo”, “Blackout”, “Big City Nights”, “Rock You Like a Hurricane”, la ya citada “Still Loving You” y, por supuesto, “Wind of Change”, la única composición de la noche que no me gustó (siempre la he considerado demasiado comercial y facilista, aunque todos los demás asistentes la celebraron con entusiasmo), a diferencia de las anteriormente citadas, que me parecen esenciales.

Otro detalle digno de destacar le correspondió a la presencia del baterista Mikkey Dee, quien se incorporó a Scorpions en el 2016 pero que se encuentra lejos de ser un “recién llegado”, ya que tocó en Motörhead (otra eminencia del metal) a lo largo de 23 años. Dee tuvo un momento individual de lucimiento a través de uno de esos largos solos que son a veces excusas para llenar el tiempo, pero que su caso, dejó a todo el mundo boquiabierto debido a su nivel técnico y a su extraordinaria energía, mientras que él mismo se elevaba por los aires con tambores y todo gracias a la labor de una grúa hidráulica.

Antes de Scorpions, la tarima fue para Megadeth, la banda ‘telonera’ de la gira interrumpida y una elección inusual para este puesto en vista de que su estilo es muy diferente al del acto principal. Mientras que Scorpions hace heavy y hardrock, Megadeth interpreta normalmente thrash metal, una vertiente mucho más agresiva del género; y eso estuvo claro durante su set entero, abocado a los temas más antiguos de su carrera y a los más recientes, que han retomado la furia y la velocidad del pasado.

Pese a que no tuvo el mismo volumen que Scorpions, la agrupación recurrió a las pantallas gigantes para transmitir a través de ellas videos de animación que reflejan el contenido de sus letras, llenas de cuestionamientos sociales y de críticas a las guerras y a la destrucción del planeta, como fue el caso de los temas nuevos “The Threat Is Real” y “Dystopia” (provenientes del disco “Dystophia”, del 2016) y de clásicos de la talla de “Symphony of Destruction” y “Peace Sells”, a los que se sumó inesperadamente un ‘cover’ de “Mechanix”, una rapidísima canción que el vocalista y guitarrista Mustaine creó durante su controvertido pero relevante paso por Metallica.

Curiosamente, Mustaine se ha mostrado recientemente no solo como un ‘cristiano renacido’, sino también como un republicano declarado, aunque, por suerte, dejó que la música hablara por él en el recinto de Inglewood. La alienación actual cuenta solo con dos integrantes originales, el bajista David Ellefson y él mismo; pero cualquier metalero latino que se respete tiene que sentirse interesado en el hecho de que, desde abril del 2015, el guitarrista principal de Megadeth es el brasilero Kiko Loureiro, exintegrante de Angra, así como un músico increíble que tiene que ver sin duda con la calidad actual del conjunto.

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