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Nicky Jam se conforma con la fórmula en su primer álbum en 10 años

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El primer tema del nuevo disco de Nicky Jam, “El ganador”, que es una suerte de hip-hop minimalista, tiene más contenido y sentimiento que todo lo que viene después, porque luego de manifestar el orgullo plenamente materialista que siente por tener un coche de lujo y varias casas en distintas partes del mundo (contamos 6), el artista habla de Dios, de sus conocidos problemas con las drogas y de la nueva película que ha hecho con Vin Diesel (“xXx: Return of Xander Cage, estrenada justamente hoy en salas de Estados Unidos).

Pese a que el ‘rapeo’ no es de primer nivel, se trata de un inicio prometedor para “Fénix”, un álbum que tardó una década en gestarse y que promete con esto ser revolucionario para el género, apelando a esa clase de letras personales y sociales que le han dado brillo a las mejores propuestas de la escuela mundial de las rimas; ¿se tratará quizás de un álbum de concepto?

Lamentablemente, no es así, porque una vez que cambia el ‘track’, Nicky Jam demuestra que solo le interesa hacer más de lo mismo, como lo demostró ya en el corte “Hasta el amanecer”, que se lanzó hace un año pero se incluye de todos modos. En realidad, el disco sí tiene cierta unidad, en el sentido de que, a pesar de contener hasta 26 surcos, y con una y otra excepción, parece ofrecer una misma canción que se repite hasta el infinito, debido a la falta de diversidad de lo que se escucha tanto en el plano rítmico como en las melodías y las letras, que no se salen nunca de la temática romántica y se empeñan además en hablar de desamor (aunque también hay al menos dos piezas en ‘plan Sancho’, encabezadas por el reciente sencillo “El amante”).

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De todos modos, Nicky no puede con su genio, porque en el tema “Estrella”, la advierte a la dama a la que se dirige que la ha elegido pese a estar asediado por “mil mujeres”, lo que puede sonar tan halagador como pretencioso. Más adelante, en “Superhéroe”, invita al colombiano J Balvin para hacer algo semejante, aunque hay que reconocer que todos los involucrados en este proyecto -incluyendo a Enrique Iglesias, Daddy Yankee, Wisin y Arcángel- parecen haber hecho grandes esfuerzos para evitar las expresiones vulgares, a diferencia de lo que pasó con el artista titular durante su participación en el proyecto de Los Cangris, al lado del mismo Yankee (¿o se han olvidado ya de esa letra que decía “chocha, culo, teta”?).

En cuanto a las excepciones a las que nos referimos, hay por ahí un intento para regresar a los orígenes de su carrera (cuando grabó un álbum siendo adolescente) a través de “Amor prohibido” -no, no es un ‘cover’ de Selena-, donde Nicky incursiona en un fraseo jamaiquino de ‘raggamuffin’ que debería explorar más; y la balada en inglés “Without You”, acompañada por una guitarra acústica, una amabilidad tipo Disney, una vocalización placentera y una saludable ausencia de ese sonsonete rítmico del reggaetón que no se abandona en el resto de los temas, es una verdadera sorpresa.

Sin embargo, esas son rarezas en medio de una obra que pondrá sin duda a bailar a todos los seguidores de este controvertido pero popular movimiento, pero que al haber sido lanzado el mismo día de la subida al poder de Donald Trump -un presidente cuyas acciones afectarán sin duda a Puerto Rico y al planeta entero-, suena más intrascendente que nunca.

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