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Luis Enrique ha tenido una vida llena de triunfos y de sufrimientos, y en su nueva autobiografía lo cuenta todo

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Muchos amantes de la música deben conocer al cantante y percusionista nicaragüense Luis Enrique debido a éxitos musicales de la salsa como “Tú no le amas, le temes”, “Así es la vida”, “Mi mundo”, “Date un chance” y, por supuesto, “Yo no sé mañana”.

Pero pocos saben los detalles de una vida que ha sido de lo más complicada y aventurera, y que lo tuvo viviendo durante varios años en la ciudad de Los Ángeles en calidad de inmigrante indocumentado, como lo cuenta detalladamente en “Autobiografía”, su nuevo libro de memorias.

“Yo fui de algún modo un ‘dreamer’, pese a que en ese momento no existía un programa como el actual”, nos dijo el músico de 55 años, quien cursó la secundaria en una escuela de Whittier y defiende enfáticamente la permanencia del DACA. “Me parece injusto e inhumano que se le esté presentando una situación así a unos chicos que ya tenían el deseo de seguir adelante, de mantener a sus familias, y a los que ahora se les quiere quitar todo”.

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La solución para Luis Enrique Mejía López, quien estuvo una década entera sin ‘papeles’, llegó de la mano de la amnistía de 1986, decretada por Ronald Reagan, un presidente que, curiosamente, armaba en secreto a los ‘contras’, los paramilitares que luchaban contra el gobierno revolucionario que llegó al poder en su país de origen a través de la lucha armada en 1979.

“No existen los gobiernos perfectos; pero muchos que llegamos durante esos años nos vimos favorecidos por la medida”, retomó el vocalista. “Yo no sabía cómo iba a resolver mi situación, y eso me abrió todas las posibilidades que necesitaba para seguir adelante; imagínate que estaba a punto de formar un contrato disquero sin tener papeles. Agradezco la oportunidad que se me ha dado en este país”.

El libro menciona también brevemente a Donald Trump, quien no parece estar dispuesto a hacer ningún tipo de concesiones en ese sentido. “El actual presidente vive polarizando a la ciudadanía constantemente, cuando esto no es un juego”, afirmó el salsero y jazzista. “Lo que está haciendo con los programas relacionados a los inmigrantes parece ya un asunto racista, de discriminación”.

Pese a que Luis Enrique menciona en el libro diversas circunstancias de su vida, no alude a filiaciones políticas propias; pero sí cita las profundas divisiones que existían entre su familia paterna y la materna, que tenían posiciones ideológicas completamente opuestas (su padre provenía de los Mejía Godoy, unos conocidos trovadores socialistas, mientras que su madre estaba vinculada a personas que trabajaban con los Somoza, es decir, el clan en el poder antes de la revolución).

“Haber estado en medio de todo hizo que yo aprendiera muchas cosas de ambos lados; la familia de mi mamá era de derecha, pero yo vi a mi abuela [materna] ayudando a mucha gente, mientras que mis tíos [paternos] mostraban el compromiso social a través de su obra artística”, detalló el entrevistado. “Sí tengo una postura política, pero tiene que ver más con la parte humana”.

Cuando se trata de juzgar al gobierno de Daniel Ortega, Luis Enrique habla de una tendencia equivocada antes sus ojos, en la que se cree que el gobierno es el que tiene que resolver todos los problemas de la población. “Nicaragua sigue esperando un milagro que no va a suceder si no cambiamos nuestra visión de la vida”, insistió. “Además, el gobierno actual de Ortega se ha adjudicado el derecho de no tener elecciones como se debe, lo que pone en duda su legitimidad y le quita posibilidades a quienes lucharon por un mundo nuevo. No vale la pena salir de una dictadura para entrar en otra”.

Uno de los personajes principales en “Autobiografía” es la madre de Luis Enrique, quien se trasladó de Nicaragua a Estados Unidos antes que él mismo y que, como se muestra en las páginas, mantuvo una relación muy complicada con este artista y con su hermano (también inmigrante) debido a una fuerte adicción a las drogas. Por su lado, el autor asegura no haber probado nunca esta clase de sustancias.

“A través de mi mamá y de amigos queridos que no voy a nombrar, estuve en contacto con ese mundo oscuro, incluso desde la ‘high school’; fue tan impactante y le tomé tanto miedo que no consumí en ese momento ni me vi afectado por la presión de grupo una vez que estaba ya inmerso en la industria”, declaró.

“La adicción es una enfermedad que tiene que ser tratada día a día”, prosiguió. “Mi mamá es una luchadora, una sobreviviente de un problema que la llevó a actuar de una manera en la que no hubiera actuado de estar en sus cabales”.

Pese a que Luis Enrique ha sido siempre celoso con sus vivencias personales, existe aquí un capítulo entero dedicado a las mujeres de su vida, aunque solo dos de ellas son señaladas con nombre y apellido: su exesposa -y madre de su hijo- Carolina Diago y su actual novia Lilia Piccinini.

“Hay gente que hace noticia por su vida privada; en mi caso, me interesaba que mi música fuera lo que me mantuviera vigente, pese a las subidas y bajadas”, enfatizó. “Pero quise reconocer que fallé y que fallaron conmigo [en sus relaciones de pareja]; somos seres humanos, y ninguna relación es perfecta”.

Según este músico, el único momento en que se ha enfrentado abiertamente a alguien por meterse con su familia se dio en las calles de Miami, cuando tuvo que pelearse verbalmente con un ‘paparazzi’ que insistía en tomarle fotos al lado de su hijo cuando él le había pedido que no lo hiciera.

Por otro lado, luego de que un periodista televisivo confundiera sus declaraciones y hablara de “Luis Enrique y sus problemas con las drogas”, en lugar de recurrir a una cachetada, el artista publicó un largo mensaje en el que explicaba de manera tranquila el origen del tema y su relación con el mismo.

“No tengo fama de agresivo ni he tratado nunca de agredir a nadie”, nos dijo Luis Enrique, lo que nos llevó irremediablemente a la polémica desatada por el actor Eduardo Yáñez. “La prensa se atribuye a veces libertades que no le corresponden; en el caso que comentas, el reportero me dijo luego que el asunto se le fue de las manos porque pertenecía a un programa televisivo en el que necesita cumplir una pauta, pero me aseguró también que no lo había hecho con mala intención. En cuanto a la reacción que se dio, yo prefiero abordar las cosas de otro modo”.

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